El IEP nos entrega la traducción y ampliación de esta historia de Tarma desde 1870 hasta 1980, publicada originalmente en inglés por Palgrave MacMillan (2013). Tiene en su centro la noción de ciudadanía: cómo esta fue asumida desde la ciudad andina, cómo agentes locales radicales lucharon por convertirla en una ciudadanía andina moderna y efectiva, el éxito parcial que estos tuvieron y los factores que llevaron al desmantelamiento de su proyecto. A su vez, esta historia, al analizar el fracaso de tal intento de ciudadanía, echa luz sobre otro tema: el surgimiento y la popularidad inicial de Sendero Luminoso. Así, el libro constituye tanto un aporte importante a la historia regional como una perspectiva original y oportuna sobre las causas y consecuencias de la falta de una ciudadanía universal en el Perú. Por lo mismo, se trata de un libro que saca del olvido aspectos de nuestro pasado regional que son relevantes para pensar problemáticas actuales y de alcance nacional, como las de exclusión y conflicto social, el surgimiento de movimientos políticos violentos y la relación entre poderes nacionales y locales.

La autora considera que lo crucial es “analizar los procesos históricos a través de los cuales la gente común y corriente llega a la convicción de que solo a través del enfrentamiento y las estrategias revolucionarias se puede lograr un cambio”

La conexión entre los temas tratados es a primera vista tenue. El estudio pasa por la compleja relación entre la ciudad y los barrios indígenas; la historia de los primeros intentos de modernización en la ciudad en materia de higiene, espacio público y educación; la pugna por el poder entre el gobierno local y el Gobierno central; el rol del intelectual de provincia en la modernización a partir del caso particular de Adolfo Vienrich; el papel de la oposición radical y los efectos de su ilegalización; la política de la cultura popular y el indigenismo como movimiento político-cultural; la historia del APRA en la región; y la politización de los maestros de escuela tarmeños a partir de 1950. Sin embargo, es este aspecto indisciplinado del libro el que abre su materia de estudio a conexiones útiles con el presente. Traza su camino desde un trabajo de campo exhaustivo y fuentes excepcionales: el Archivo Municipal de Tarma, que guardó registro de todas las cartas y actas de la oficina municipal de Tarma por cincuenta años entre 1860 y 1910, periódicos y otras publicaciones de la época y entrevistas con tarmeños en los años noventa sobre sus experiencias en décadas anteriores. Al poner en relación archivo, publicaciones e historia oral sin un marco teórico cerrado, no apunta a conformar una narrativa lineal de los hechos que explique un devenir histórico simple y lineal; más bien muestra cómo conviven ideas y prácticas coloniales con ideas y prácticas modernas, y costumbres e identidades culturales indígenas con costumbres e identidades occidentales, y se abre a un pensamiento complejo que da cuenta de las múltiples dimensiones y determinaciones —personales, culturales, económicas y políticas— del fracaso del intento de la política radical en Tarma de hacer efectiva una ciudadanía plena en los Andes.

La autora considera que lo crucial es “analizar los procesos históricos a través de los cuales la gente común y corriente llega a la convicción de que solo a través del enfrentamiento y las estrategias revolucionarias se puede lograr un cambio” (p. 17). Es decir, en una época posterior a la violencia política es necesario no solo una memoria de esta, sino una atención cuidadosa a la historia anterior, a los procesos que la hicieron posible. Para este libro no habría un claro comienzo de la época de violencia, pues sería necesario entender no solo los procesos que hicieron posible que se formara Sendero Luminoso, sino que tuviera tanta popularidad. Tampoco habría lugar para los conceptos de víctima y perpetrador. En su lugar, tenemos la complejidad de pensar qué configuración de fuerzas contextuales resultó en que personas ordinarias llegaran a luchar en contra del Estado para conseguir los derechos que este supuestamente debía garantizar.

El libro nos enfrenta con la pérdida catastrófica de un gobierno local descentralizado en nuestro país que durante un tiempo sostenido (1870-1910) tuvo relativo éxito. Despliega ante nosotros un panorama donde la descentralización no es una ocurrencia novedosa y arriesgada, sino una realidad que ya existió efectivamente y que fue destruida por el poder centralizador. El Consejo Provincial de Tarma tuvo la facultad de recolectar y administrar sus propios impuestos, organizar el desarrollo social —por ejemplo, a partir de la educación— y administrar la democracia local a través de elecciones. Como apunta Wilson, muchas veces se asume que las elecciones en capitales de provincia nunca habían funcionado; pero existieron elecciones a nivel regional durante cuarenta años, y en estas elecciones locales la ciudadanía se hizo extensiva, en ocasiones al menos, más allá de la élite blanca.

Wilson también muestra que se trataba de una época en la que había un activo radicalismo político que perseguía de modo sofisticado y no violento, con firme convicción en la institucionalidad democrática, ideas de progreso y modernización, a la vez de intentar un modelo de ciudadanía donde los indígenas pudieran tener una fuerza política que sirviera de contrapeso al poder de la élite. En Tarma, estos intelectuales radicales llegaron a estar en el poder y concretar sus ideas en medidas efectivas con la alcaldía en 1903 del notable Vienrich, cuya trayectoria e influencia rastrea este libro. Se trató, para Wilson, de un momento de extraordinario potencial para perseguir ideales de ciudadanía, comunalidad, universalidad y accesibilidad general a lo público, con ciertos logros tangibles. Como corresponde, el libro de Wilson muestra que estos logros caen rápidamente en el lado más oscuro de la modernizacion: su arrasamiento de la diferencia cultural e invisibilización de los derechos culturales particulares y de la agencia política efectiva de poblaciones indígenas. Pero queda enfatizado el gran potencial que representó esta ola de pensadores radicales, dentro de los cuales se ubicó el Comité Pro Derecho Indígena Tahuantinsuyu, que reclamó como propia y actual una cultura andina, que para estos pensadores se complementaba naturalmente con un proyecto socialista, en contra de la dominación colonial y poscolonial. Wilson recalca que se estaba intentando crear una sociedad nacional que aceptara las diferencias culturales y defendiera derechos particulares indígenas.

Wilson detecta cómo en Tarma los maestros se fueron independizando de la causa estatal, de modo que este espacio tan fundamental para el poder central pasó a manos de la política partidaria radical, donde fácilmente luego Sendero Luminoso iba a captar adeptos jóvenes, frustrados e idealistas.

Un considerable aporte del libro es haber detallado las tensas relaciones entre el gobierno municipal y el Gobierno central de Lima, el proceso de desmantelamiento de la autonomía del gobierno regional y los efectos de este desmantelamiento sobre la eficiencia de la noción de ciudadanía. Wilson repasa cómo los procesos de centralización impuestos desde Lima restaron al gobierno regional poderes fiscales, poder sobre la educación y finalmente el derecho al sufragio local. Se deja en claro cómo esto, junto con una ilegalización subsiguiente de partidos de oposición como el APRA por parte del Gobierno central, destruyó un espacio político donde habían podido circular y desarrollarse de forma responsable ideas y organizaciones políticas sofisticadas y radicales que buscaban la reforma no violenta del Estado y de la ciudadanía. Wilson muestra que, como resultado de esto, la lucha por la ciudadanía se desvinculó del Estado y fue asumida como causa por una oposición que ya no tenía una plataforma desde dónde disentir, lo cual constituyó las condiciones propicias para una disidencia violenta.

Otro efecto de la centralización que explora este estudio fue generar la desilusión, el resentimiento y la oposición por parte de grupos urbanos que no pertenecían a la élite: el sector de los maestros de escuela. Tradicionalmente encargados por el Estado para ser el principal fomento de una identidad nacional a través de crear ciudadanos “civilizados”, Wilson detecta cómo en Tarma los maestros se fueron independizando de la causa estatal, de modo que este espacio tan fundamental para el poder central pasó a manos de la política partidaria radical, donde fácilmente luego Sendero Luminoso iba a captar adeptos jóvenes, frustrados e idealistas.

Si sumamos estos factores locales al contexto internacional de la ideología de la revolución armada, no cabe la sorpresa ante el surgimiento de una violencia política tan devastadora en nuestro país. Pero notablemente este libro nos deja en una posición donde es imposible naturalizar el fracaso que vivió la política radical en Tarma, tan conmovedoramente encarnado en el suicidio de Vienrich en 1908 al ser destituido de la alcaldía. Más bien el libro nos deja en una posición desde donde reconocemos la catástrofe que supone haber tenido un gobierno local funcional y haberlo perdido, y con herramientas importantes para entender el porqué del fracaso y así poder reimaginar el difícil trabajo por construir una ciudadanía efectiva en nuestro país.

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* Alexandra Hibbett (PhD Birkbeck, University of London; MSt University of Oxford) es docente a tiempo completo del Departamento de Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde enseña en los programas de Literatura y de Estudios Culturales.