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Foto: Carlos Alberto Castro

La comunidad de Tintay y las elecciones 1

La comunidad campesina de María Magdalena de Tintay situada en el distrito de Morcolla,  provincia de Sucre (Ayacucho), sostiene desde el año 2013 un conflicto con la minera Laconia South América S.A.C. por intentos de exploración en la cabecera de cuenca del apu-nevado Ccarhuarazo. Reconocida e inscrita el 20 de septiembre de 1955 como “comunidad indígena” y posteriormente transformada en una “comunidad campesina” durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado, actualmente reclama su condición de “comunidad indígena originaria” 2 para ser incluida en los procesos de consulta previa. La comunidad pertenece actualmente al listado referencial de la Base de Datos de Pueblos Indígenas y Originarios del Ministerio de Cultura, apareciendo como pueblo «Quechua», 3 así como forma parte del Frente Amplio de Defensa de la provincia de Sucre. 4

Ubicada a 3700 m.s.n.m., la mayoría de sus pobladores (aproximadamente 200 comuneros de los cuales 125 están activos) se dedica a actividades agropecuarias destinadas, casi en su totalidad, al autoconsumo de las familias y una mínima proporción a la venta, dentro de la misma comunidad o en localidades vecinas. En el pueblo existen ocho bodegas pequeñas, sin embargo el comercio y los vínculos con el mercado son limitados. El empleo formal y la presencia de negocios son mínimos, así como las instituciones estatales (solo existe un puesto de salud y un colegio). Los puestos de trabajo remunerado se reducen a los de la docencia en el colegio local y los del pequeño centro médico, ocupados mayoritariamente por forasteros. Esto obliga a muchos pobladores que no cuentan con terrenos o producción suficiente a buscar trabajo fuera de Tintay. 5

Para estos comicios se espera que 223 personas voten en Tintay, incluyendo a los comuneros de cuatro caseríos altoandinos 6 más cercanos a la zona del Ccarhuarazo, en una única mesa instalada en la municipalidad del centro poblado. 7 Actualmente existe una queja sobre la reducción de una  mesa de sufragio para Tintay (anteriormente contaba con dos) y su traslado a la capital distrital de Morcolla (a 25 minutos en combi). Según la alcaldesa, la señorita Nida, esto es porque una capital distrital no puede contar con menos mesas que un centro poblado dentro de su jurisdicción, a pesar de que tenga más votantes. También se comenta que en las próximas elecciones regionales ya no habría mesas en Tintay puesto que todas serían trasladadas a Morcolla. 8

La ONPE y el JNE se hicieron presentes casi un mes antes de los comicios a fin de anunciar los talleres informativos para los miembros de mesa que  se desarrollaron una semana antes del 10 de abril. Además, colocaron algunos  afiches sobre el procedimiento en el local municipal, en puertas de casas deshabitadas, en la plaza y en las afueras del colegio. Por otro lado, un elemento curioso fue la ausencia de material de propaganda al inicio de la campaña. Un mes antes de la primera vuelta, solo un par de casas deshabitadas mostraban pintas del partido Peruanos Por el Kambio y a las pocas semanas, algunos partidos como Alianza Popular, Fuerza Popular, Perú Posible y Frente Amplio (la última semana) pasaron por la comunidad dejando propaganda e interactuando con algunas personas (solo un par de horas cada partido).

Durante el mes de febrero, la mayoría de personas consultadas mencionaron no tener conocimiento sobre qué candidatos postulaban. Al preguntar sobre las preferencias y opiniones, la mayoría respondía inmediatamente: “no sé”, mientras que otros repetían: “¿a quién me recomiendas, pues?, tú debes saber”. Además de Keiko Fujimori, solo César Acuña  y Julio Guzmán (por la televisión) eran mencionados. El primero porque su partido llegó en el 2015 a Querobamba a repartir DVD’s con su “historia de vida”, y el segundo por las noticias de televisión. Los que trabajan fuera conocían algo más a los postulantes, aunque no necesariamente en términos de propuestas o posturas políticas.

Candidatos como Alan García y Alejandro Toledo no fueron  mencionados inicialmente, aunque poco después empezaron a emerger, siempre acompañados de comentarios negativos. En contadas oportunidades se mencionó a Gregorio Santos, siempre de forma positiva, como un “hombre con sentimiento por su país”, “resentido por los efectos de minería” y «por lo que le han causado las grandes corporaciones al pueblo”, “sobre todo en la sierra, como Cajamarca» 9. Los demás candidatos no eran nombrados y los pobladores no parecían conocerlos.

Así, durante los meses de febrero e inicios de marzo, las elecciones en Tintay  parecían  un evento rutinario que tendría poco impacto sobre el futuro de la comunidad.

El rol de los medios de comunicación y la lejanía del Estado: recuerdos, ausencias y promesas incumplidas

Normalmente, la televisión se enciende entre las seis y nueve de la noche, debido a que las jornadas de trabajo terminan a esa hora. 10 Durante ese lapso se puede observar que  sintonizan programas de entretenimiento antes que noticieros informativos en los que se discute la agenda electoral. Solo unos pocos sintonizan noticias en las mañanas, por un reducido tiempo antes de salir a trabajar, o en las noches antes de dormir. 11

La prensa escrita nacional, regional o local es inexistente, incluso en la capital provincial. La gente comenta que en Querobamba solo encuentran, esporádicamente, algunos ejemplares de un diario regional, normalmente pasado. La comunicación  telefónica también es bastante limitada ya que solo hay señal de dos compañías que se capta en las afueras del centro poblado o en ciertos puntos de la plaza, si hay suerte. Asimismo, debido a la falta de Internet, la comunidad recibe información electoral principalmente de la radio local y de comentarios o especulaciones en conversaciones entre gente que ha vivido fuera de Tintay. .

Una tarde, aproximadamente un mes y medio antes de las elecciones, apareció una miniván de Fuerza Popular con una gran “K” rodeada de banderas naranjas por la plaza. Desde el vehículo sonaba una canción que promocionaba y repetía el nombre de un candidato al Congreso por la región. También llegó una camioneta del partido Perú Posible y un auto de Alianza Popular. En los dos últimos casos, los simpatizantes intentaron entablar algún tipo de diálogo con la población, siempre resaltando el rol de los congresistas, además de regalar objetos y colocar uno que otro cartel en las viviendas a las que se acercaban los voceros. Buscaban persuadir a los comuneros mencionando que, a diferencia de los candidatos presidenciales, los congresistas en cuestión eran “indios como ellos”. Ante esto, los comuneros solo observaban con cierta incredulidad y aceptaban los obsequios, algunos a cambio de colocar la propaganda respectiva en sus casas. Cuando se retiraron, todos se rieron de los discursos pronunciados.

La primera vez que escuché una conversación sobre las elecciones sin que yo no haya traído el tema a colación, fue a un mes de los comicios. La noticia sobre las tachas a Acuña y Guzmán había llegado a través de la radio de Querobamba. 12 Este episodio se consideró relevante, ya que se trataba de las “nuevas” opciones que eran, al parecer, las preferidas entre las personas que se encontraban conversando. Los comentarios resaltaban que los candidatos habían sido tachados porque eran  “provincianos” y porque no tenían poder económico ni facilidades para poder pasar por encima de la ley. “El que tiene plata hace lo que quiere allá (Lima) (…). Alan, PPK, hacen lo que quieren y no hay ninguna sanción. En cambio, mira a los provincianos como Acuña y Guzmán, ahí mismo los tachan”, comentaba uno. Otro dijo que ningún candidato que permanecía en carrera seguía la “ley divina”, y que por esto eran “politiqueros” y no “verdaderos políticos”. 13

Angélica, la dueña de la bodega en la que se encontraban, mencionó que tal vez votaría por “Goyo”, con dudas por su encarcelamiento, o por “la cusqueña”, refiriéndose a Verónika Mendoza. Nadie parecía conocer mucho a la candidata de Frente Amplio aún. Al intervenir en la conversación, los demás me afirmaron con resignación que no tenían candidato y que habría que “regalar el voto a alguno nuevo”, ya que no confiaban en ninguno de los políticos conocidos. A partir de las tachas, las diversas preocupaciones alrededor de las candidaturas empezaron a emerger como temas de conversación habituales.

Al dialogar con los comuneros sobre la ventaja de Keiko Fujimori en las encuestas pude constatar dos cosas. Primero, muchos de ellos “no creían” en las encuestas, aunque sí las comentaban por los rumores que llegaban desde Querobamba y por la radio o televisión. Segundo, que existía un buen recuerdo del gobierno fujimorista  e incluso algunos pedían la absolución de Alberto Fujimori debido a su edad. Este recuerdo positivo se basa en algunas ideas como haber “acabado con el terrorismo”, por haber sido el único gobernante en la historia de la República que presencialmente llegó a la comunidad de Querobamba, 14 o por las obras de electrificación 15 y apertura de la carretera que permitió la conexión de Tintay con otras comunidades y centros urbanos. 16 En ese sentido, el apoyo a FP aparecía más ligado al recuerdo de los noventa que a la candidatura actual.

Intrigado, me enteré por varios pobladores que Sendero Luminoso no logró asentarse en la comunidad, a diferencia de otras localidades de la región. Todas las personas con las que conversé al respecto manifestaron que las únicas muertes y desapariciones habían sido perpetradas por los propios senderistas y no por los sinchis. 17 Tintay representa, en ese sentido, un caso particular, puesto que las experiencias y razones que generalmente llevan al rechazo del fujimorismo no estaban tan presentes. Sin embargo, también existe un grupo –en especial los que trabajan fuera– que sí muestra oposición ante Keiko Fujimori debido a lo que decían haber visto en las noticias sobre la corrupción del gobierno de su padre y el maltrato a su madre.

Uno de los comuneros con los que converso frecuentemente es Eduardo, de 38 años, él se dedica a la agricultura y ganadería, y ocasionalmente trabaja como “yachaq” o “curandero”. También me contó que laboró dos años en  la mina Catalina Huanca 18 y que vivió en Lima algunos años de su juventud. Eduardo trató de explicarme cómo yo, a diferencia de él y del resto de pobladores de la comunidad, “estoy con el Estado”. En ese momento, no entendí bien a lo que se refería y le expliqué que yo no trabajaba para el Estado ni para alguna institución en particular. Más adelante comprendí el sentido de su enunciado: se refería a que yo me relaciono continuamente con el Estado, ya que me encuentro “amarrado” a un sueldo y a los derechos laborales, sin los cuales no podría vivir; lo que, al mismo tiempo, me ataba a los impuestos y a sus registros. 19

Eduardo tiene una visión pesimista sobre las elecciones en general. Para él, todos los candidatos y partidos están vinculados a los poderes económicos privados, a las grandes empresas que “manejan las elecciones” y, por tanto, a las políticas gubernamentales que “dejan de lado al pueblo”. Poco a poco fui encontrando que esta percepción está ampliamente diseminada entre los comuneros. El rol histórico que ha jugado la distancia, la desconexión de los gobiernos y la tardía implementación de algunos servicios o programas sociales ha quedado materializado en la idea de un Estado que no apoya o no comprende las necesidades, demandas, formas de vida y relación con el entorno de los comuneros.

Esta situación parece determinar la percepción sobre la democracia electoral en Tintay, así como la legitimidad o representatividad del sistema democrático en general. “Entre quién entre, los mismo va a ser para nosotros (…)”, “(…) acá no nos importa mucho”, son frases constantemente repetidas que ilustran una dinámica antagónica entre la comunidad, el Estado y sus instituciones, cuyas contradicciones no parecen haber sido resueltas con ninguna elección democrática hasta el momento.

Adicionalmente, la desconfianza se sustenta en los votos a favor del presidente Ollanta Humala en las elecciones pasadas. La idea de “transformación” del nacionalismo fue, para muchos, motivo de confianza, más que por temas ideológicos, por propuestas enraizadas a este discurso que, además, incluía el respeto del territorio de las comunidades. Otros comuneros (sobre todo varones) mencionaron que, por su formación militar, se suponía que mantendría una postura firme, que no iba a doblegarse una vez que asumiera el cargo. Como me dijo Héctor, profesor y coordinador de la sección primaria del colegio, la “falta de cumplimiento de sus promesas” terminó en un fuerte desencanto para la comunidad con respecto a los gobiernos elegidos hasta el momento y a las elecciones en general. 20

Las promesas basadas en el apoyo al agro, la implementación de la Ley de Consulta Previa para las poblaciones andinas, el rechazo a las industrias que amenazaran el entorno de las comunidades o el desarrollo de infraestructura y proyectos de implementación tecnológica continuos (también para la producción agropecuaria) nunca llegaron a concretarse. Si bien, como recalcó Héctor, los programas sociales y productivos han ayudado hasta cierto punto, aún son vistos como una “limosna”, pues no ayudan a que la comunidad “crezca en conjunto”. Así, la desconfianza aumentó al “darse cuenta” que Humala se había “(…) aliado con los capitales y empresas grandes y poderosas, y que no cumplió”. Para Héctor está claro que la corrupción reina en las instituciones y que, “igual que siempre”, solo trabajan para unos cuantos, los que “tienen plata” y, en consecuencia, poder.

Las elecciones se acercan: encuentros, expectativas e intereses locales

Al cabo de unos días, los comentarios sobre las elecciones se incrementaron. Algunos miembros de la Asociación Mutual Progresista de María Magdalena de Tintay 21 informaron, a través de don Mamerto, quien había viajado a Lima llevando a un enfermo y acababa de regresar, que “si todos elegían a Keiko”, su partido aseguraba la distritalización de la comunidad. 22 Antes, algunas autoridades me habían explicado que los procesos de distritalización en la región dependen de las alianzas que las autoridades locales puedan establecer con los gobiernos regionales, congresistas y el Gobierno central. La candidatura fujimorista y los supuestos beneficios de su triunfo empezaron a calar en las intenciones de voto y conversaciones. El recuerdo, en parte positivo, del gobierno de su padre incrementaba la percepción de legitimidad del trato, puesto que se mencionaba que “el chino sí cumplía”.

Luego de unos días, conversé con nuevamente con la señorita Nida. 23 Ella me contó que el día anterior había tenido una “reunión del partido” en Querobamba. Le pregunté de qué partido hablaba y de qué manera estaba relacionada a este. Me respondió: “El de Keiko, pues”. Me dijo que la reunión había sido para recoger polos, gorras, banderolas, afiches y demás material de propaganda para repartir en la comunidad. Me enteré, además, que Nida tiene ya un año en el partido y mantiene reuniones periódicas (cada dos meses) en Querobamba, pues ahí está ubicado el local provincial.

Al confesarle mi particular posición con respecto al fujimorismo, respondió rápidamente: “Yo en verdad no hubiera querido estar con Keiko, pero era el único partido que encontré acá y que tenía ganas de tener a alguien de la comunidad”. Luego me explicó que el partido, al notar que era la alcaldesa de la comunidad, no dudó en integrarla a sus filas como coordinadora distrital. Me dijo, además, que su deseo de participar en política está relacionado al hecho de que cree que sin entablar una relación con los partidos, “la comunidad no podrá avanzar”. También me contó que “si Keiko sale elegida”, ella podría llegar a ser regidora del distrito. Esto equivaldría a tener una mayor llegada a instancias del gobierno a las que Tintay nunca ha podido acceder. En los siguientes días, a  tres semanas de las elecciones, la comunidad empezó a lucir más propaganda fujimorista y se colocó un gran cartel en una de las entradas al centro poblado.

Faltando  casi dos semanas, me encontré con dos jóvenes, ambos se oponían a la tendencia fujimorista. Habían vivido en Lima por periodos largos y tenían estudios técnicos. A simple vista mostraban cierta simpatía por la izquierda, aunque no parecían conocer ninguna de las propuestas de Mendoza hasta ese momento. Resultaba claro que estos hermanos constituyen un caso particular por su experiencia en Lima y su capital educacional, sin embargo, su posición era igual de pesimista: “así entre cualquier gobierno, es muy poco probable que cambie algo en la comunidad”.

Más adelante conocí al padre de ambos, don Jorge, ex profesor de filosofía de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga y ex profesor de secundaria del colegio, quien dijo que votaría por Verónika, pero “solo para mostrarle al viejo Estado que la gente ya ha cambiado y que no es tan fácil de dominar como antes”, aunque en el fondo no creía que ella pudiera cambiar nada del sistema actual. Por otro lado, una tarde, acompañando a unos comuneros que cosechaban papa, me enteré que el exalcalde distrital de Morcolla,  también comunero de Tintay, iba a votar por el Frente Amplio. Ellos discutían sobre sus razones y mencionaron, como algo positivo, que Verónika prometía hacer respetar la decisión de las comunidades con respecto a las explotaciones mineras. Casi todos estuvieron de acuerdo, sin embargo, surgió el temor de que suceda lo mismo que con Humala.

En los días previos al 10 de abril, luego de la noticia de la alza de Verónika en las encuestas, parecía que la intención de voto por el FA en la comunidad también aumentaba, especialmente por los compromisos de respeto a la comunidades y el apoyo a sectores como salud y el agro que se escuchaba a veces por la radio y la televisión. Algunos comuneros como don Mamerto me decían, convencidos, que era “una buena mujer” y que sería algo beneficioso votar por ella, pero que ya tenían “un compromiso” con Keiko. Otros, como Antenor, me dijeron que era “por el (cerro) Ccarhuarazo” y por lo que “los residentes les habían dicho”. A pesar de la desconfianza, lo importante era que Mendoza representaba una opción nueva a quien habría que darle una oportunidad y que “si cumple o no”, “ya quedaba en su conciencia”.

Por su lado, otros comuneros que han participado como representantes de la comunidad en las protestas contra la exploración minera (y aún mantienen comunicación esporádica con algunas ONG), mencionaron los beneficios de propuestas como el “Ordenamiento Territorial”, algo que les parecía positivo, afirmando también que la “distritalización” ofrecida por FP no era “nada seguro”. Posteriormente, me enteré que la gente había conocido a “la cusqueña” a través de uno de los residentes en Lima, Oscar, miembro del Comité de Defensa del Apu Ccarhuarazo en Lima. Como pude constatar antes de llegar a la comunidad, Oscar visita continuamente el local de APRODEH para conversar y pedir recomendaciones a sus funcionarios sobre la serie de juicios que la comunidad de Tintay le ha entablado a la minera Laconia y al Ministerio de Energía y Minas por el caso de la exploración minera en el Ccarhuarazo. La gente que pensaba votar por el FA me contó que fue a partir de su llegada que conocieron algunas de las propuestas, entre las que más resaltaban “el respeto a las comunidades y al medioambiente”, y la “revisión de las concesiones mineras otorgadas”. 24

Un día después de la llegada de Oscar, pasaron algunas camionetas del FA a repartir volantes, afiches y posters que la gente colocó en sus casas. Algunos voceros les hablaban en quechua a los comuneros, explicándoles algunas propuestas y los beneficios de su partido. Muchos asentían y escuchaban un poco sorprendidos, aunque después conversaban entre ellos mostrando sus dudas. Con todo esto, la intención de voto hacia el FA creció en gran medida esa última semana, a pesar de que hasta entonces muy pocos conocían quién era Mendoza o a qué partido pertenecía. Varios consideraban que al ser cusqueña, podría tener “mayor sentimiento por su país”; además que “los cusqueños” eran personas “muy trabajadoras” o “empresarios”. Sin embargo, otras personas me decían que votarían “sin confiar”, pero que finalmente votarían por ella más que todo por «capricho» y “por dar la contra” a los gobiernos actuales.

A modo de conclusión

A un par de días de la primera vuelta, fecha de cierre de este artículo, me parece claro que en Tintay el sentido de las elecciones está más vinculado a una relación históricamente tensa entre la comunidad, los gobiernos y el Estado. El estilo de vida, al estar sostenido por una dinámica de autoconsumo, generalmente no se ve representado en las políticas gubernamentales que promueven el empleo, las industrias extractivas y las narrativas de modernidad habituales. Las demandas referentes a la distritalización o al tema del conflicto con la minera pueden virar la dirección de las preferencias por la necesidad de servicios con los que nunca se ha contado, lo que también está íntimamente relacionado a la ausencia histórica de los gobiernos, o de derechos efectivos sobre la decisión sobre sus territorios y la preservación de su entorno.

El hecho de que esta sea la primera vez que ocurren cuatro elecciones generales seguidas en el país (la continuidad “democrática” celebrada actualmente en su dimensión electoral) parece no ser relevante en la localidad. Así, el proceso electoral es visto como una oportunidad para establecer alianzas coyunturales según convenga a los comuneros y a sus demandas, o también para mostrar descontento y disconformidad con los gobiernos pasados y con el proceso electoral, como indican algunas preferencias por Gregorio Santos o por Verónika Mendoza.

Hay que recalcar la efímera y mínima presencia de los partidos durante la campaña electoral, indicador del desconocimiento de las necesidades y demandas de la población. El establecimiento de alianzas depende más de las redes de contactos, encuentros e intercambios de intereses. Paralelamente, la percepción de los candidatos se forma, principalmente, a través de  conversaciones y encuentros cotidianos en los que se resignifica constantemente la información que llega desde fuera (radio, televisión, llamadas o visitantes de ciudades grandes o localidades cercanas), generalmente enmarcada por las percepciones negativas de cómo funciona actualmente el Estado, de su “captura” por los sectores empresariales y de una ausencia histórica de apoyo por parte del mismo.

La desconfianza ante las elecciones ha hecho que estas no aparezcan como un tema tan relevante, sobre todo al inicio de la campaña. Recién cuando se escuchan rumores de posibles alianzas o recomendaciones sobre propuestas concretas, se van formando ciertas preferencias que permanecían ambiguas. Vale mencionar que estas también están enmarcadas en la desconfianza, donde la novedad y cierta percepción de un no-muy-posible “cambio” o resguardo de los intereses comunales también participan como elementos tangenciales ante el voto indeciso.

Finalmente, es notorio que la gran mayoría del electorado en la comunidad -que se reconoce cotidianamente como «campesinos» 25– también se perciben como distantes y, en gran medida, distintos frente a lo que representa para ellos el verdadero escenario en el que se disputan las elecciones y sus efectos. “Lima manda», me decían varios, pero hay que entender aquí que: «Lima» no solo implica un lugar o región determinada, sino que se refiere a una dinámica y a una serie de poderes y constricciones que hacen de las elecciones presidenciales 2016 un arma de doble filo para la mayoría de tintayinos.

N.E: Artículo recibido el 14 de abril de 2016. Según los resultados de la ONPE para el distrito de Morcolla, en la primera vuelta el Frente Amplio obtuvo el 55.1% de los votos válidos y Fuerza Popular el 40.5%. En la segunda vuelta, Fuerza Popular obtuvo el 62.8% de los votos válidos, mientras que Peruanos por el Kambio el 37.1%.

N.E. [Actualización 04/06/2016]: El presente artículo ha sido modificado en algunas partes, las cuáles han sido indicadas en los pies de página correspondientes. Por este motivo, la versión en línea difiere en algunos puntos al archivo adjunto en formato PDF.


  1. Actualización 11/07/2016: El trabajo de campo en el que se basa este artículo fue financiado por la Dirección de Gestión de la Investigación de la PUCP, a través de la subvención DGI-20163-7-304.
  2. Ya que, según testimonios del actual presidente de la comunidad, Ilarión Pariona, y el ex presidente Antenor Vega, aproximadamente el 86% de la población tiene como lengua materna el quechua.
  3. Actualización 04/06/2016
  4. En los últimos 3 años, estas organizaciones y sus miembros han mantenido intercambios con diversas instituciones nacionales como la Presidencia del Consejo de Ministros, el Ministerio de Energía y Minas, el Ministerio de Ambiente, el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Agricultura (y la Dirección Regional de cada ministerio en Huamanga), así como con  las ONG SER, APRODEH y Cooperacción.
  5. La mayoría viaja a Puquio, a la ciudad de Ica o a Lima. Asimismo, un considerable número posee una vivienda o terreno en Lima (sobre todo en asentamientos humanos ubicados en San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo) o en Ica.
  6. Actualización 04/06/2016.
  7. La “municipalidad” no está registrada oficialmente como una institución del Estado y actúa, sobre todo, como un sub-órgano del gobierno comunal en lo referente a los asuntos internos  de la comunidad y al mantenimiento del centro poblado.
  8. Se está pensando recolectar firmas para que la mesa vuelva al centro poblado de Tintay. Existe también la sospecha, entre algunos comuneros, de que esta medida fue tomada para que Morcolla no pierda su calidad de capital distrital.
  9. Actualización 04/06/2016.
  10. Muchos cuentan con el servicio de TeveCable que, según me dijeron, proviene de Huamanga. Entre los más de 40 canales que ofrece el servicio, los más sintonizados son, en orden de importancia: América TV, Disney Channel (por los niños), Animal Planet y Fox Sports. (Actualización 04/06/2016)
  11. Sobre todo programas como América Noticias o 24 Horas.
  12. Las más sintonizadas son, en primer lugar, Radio Sucre FM 100.5 y, en considerable menor medida, Estación Municipal FM 99.3 (la estación de la Municipalidad Provincial de Sucre en Querobamba). Los programas más escuchados son el noticiero de Radio Sucre, Amanecer Andino (programa musical), Por las Rutas de la Vizcacha (programa cultural) y El Pueblo Opina (programa de opinión del público transmitido solo los fines de semana), todos transmitidos por Radio Sucre.
  13. Después me enteré que esta persona no era natural de Tintay, sino que vivía ahí porque estaba casado con una comunera. Además, también se desempañaba como pastor de la Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal. Existen 2 iglesias más, además de la católica (aunque no tiene sacerdote o párroco), en la comunidad: la Iglesia Evangélica Seguidores de Cristo (asociada de la Iglesia Evangélica del Pentecostés) y los Testigos de Jehová.
  14. El presidente Ollanta Humala llegó a Querobamba el año 2014 para inaugurar el asfaltado de la carretera. En esta oportunidad numerosos pobladores de Tintay buscaron hacerle presentes sus reclamos sobre el conflicto mantenido con la minera Laconia; sin embargo, según ellos, varios agentes de seguridad del gobierno les quitaron sus pancartas y no les permitieron dirigirse de ninguna forma al presidente.
  15. Solo presente en las calles cercanas a la plaza mayor y sin funcionar debido a que el municipio no cuenta con presupuesto para pagar la cuenta de luz a la compañía eléctrica. Sin embargo, hasta el momento existía un plan junto con la Municipalidad Distrital de Morcolla para que cada hogar pague S/. 0.40 céntimos al mes, de modo que los postes de luz empiecen a operar.
  16. Antes de esto, se debía viajar a pie a caballo o burro durante cinco días para llegar a Huamanga y poder vender los productos agrícolas, el ganado o para movilizarse hacia otros destinos. La carretera se terminó de asfaltar en el 2014, durante el actual gobierno del presidente Ollanta Humala, aunque esto no significa mucho para los tintayinos en comparación a la creación de la carretera.
  17. Aunque sí recordaban sus malos tratos, persecuciones y acusaciones “infundadas”; además de quitarles ganado y parte de la producción agrícola. Más adelante, versiones diferentes emergieron en las que me informaron que las “únicas dos muertes” que resultaron del conflicto armado fueron a mano de las fuerzas armadas, justificándolas porque los asesinados “eran terrucos”.
  18. La mina puede observarse desde la comunidad de Tintay, principalmente desde la zona de Ocullacta, donde se encuentran la mayoría de chacras.
  19. Aunque no se lo había comentado a Eduardo anteriormente, él ya suponía, con certeza, que yo era o había sido un trabajador “en planilla”. Esto lo dedujo, según me dijo, por haberle contado que me encontraba en la comunidad haciendo una investigación financiada por una universidad. Además, al mencionarle que había vivido en Lima toda mi vida, también dedujo que yo no tenía ninguna habilidad o conocimiento sobre cómo poder llevar una vida que no implique un sustento basado en algún trabajo remunerado formal o en el conocimiento universitario.
  20. Actualización 04/06/2016
  21. Asociación formada por los tintayinos residentes en Lima.
  22. Tintay busca convertirse en distrito desde hace varios años: la gente fundamenta este derecho en el hecho de que es la comunidad más antigua de la zona y la de mayor extensión territorial. Sin embargo, ciertas autoridades me indicaron que se trataba de una demanda orientada a obtener un presupuesto fijo para la comunidad, que pueda ser manejado por ellos mismos para finalizar trabajos como el asfaltado de las calles, el alcantarillado y saneamiento para los hogares, la contratación de empleados para el municipio, la implementación de tecnologías de riego, la construcción de potreros comunales, etc.
  23. Actualmente es la persona que me brinda pensión, con la que también converso continuamente y por la que me llego a enterar de la mayoría de eventos que suceden dentro del gobierno comunal de Tintay.
  24. También se decía que Oscar había venido a “hacerle campaña a Verónika”.
  25. Por ejemplo, en las asambleas hay ciertas bromas cuando algunas personas toman la palabra o leen documentos relevantes en los que se dicen cosas como “(…) Que él lea pues, para eso está; él es profesor, yo soy campesino”. También cuando preguntaba sobre qué actividades se realizan en la comunidad, siempre respondían terminando las frases con cosas como “(…) acá somos campesinos, a eso no más nos dedicamos”. Incluso en las comidas constantemente me repetían “(…) así se come acá, pobre no más; somos campesinos, así comemos nosotros”.