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Este artículo es un comentario sobre dos artículos de la edición de Argumentos de marzo del 2015: “Las “zonas” o la inesperada virtud de la anarquía” de Luis García y Jorge Vela, y “Eficiencia económica y malestar social» de José María Rentería, así como de la Mesa de Verde “Lo que nos dejó la Ley “Pulpín”: preocupaciones laborales y politización de los jóvenes” realizada el 14 de abril del 2015. 1 

¿Por qué los tecnócratas pueden proponer y sus oponentes del momento solo pueden reaccionar? La obvia (y sencilla) respuesta a esta pregunta es porque los primeros son parte del gobierno y los segundos no, con todas las relaciones de poder que esto implica.

Mi intención en este comentario es ir un poco más allá. ¿Qué accionar permite «ser parte del gobierno»? Y por otro lado, ¿qué accionar permite no estarlo? Respecto a la segunda pregunta, el artículo de García y Vela (2015) sobre las Zonas ofrece una buena respuesta: organizaciones horizontales de resistencia permiten ejecutar acciones imprevistas y novedosas que, al menos en esta ocasión, contribuyeron al éxito de los fines de la organización. Por un lado, la imprevisibilidad de las acciones de la organización sorprende y dificulta las respuestas de sus oponentes. Por otro lado, la novedad facilita la exposición mediática de las acciones de protesta de la organización. El logro del objetivo (finalmente se derogó la Ley Pulpín) probaría, contra el sentido común, que cierto grado de desjerarquización en una organización puede ser un factor que contribuye a la consecución de un objetivo concreto.

En las interpretaciones tenemos, por un lado, a individuos cuyo accionar se debe a la estructura de su organización, y, por otro, a individuos que parecen estar libres de cualquier condicionamiento, con un alto grado de agencia.

¿Qué accionar permite ser parte del gobierno? Acá me interesa tratar el penúltimo subtitulo del artículo de Rentería (2015). Él sugiere que el accionar de los tecnócratas puede deberse a dos factores: «por un lado, podría tratarse de una ingenua desconexión entre el razonamiento de los tecnócratas y la vida real en su afán por buscar el “bien común”, aunque por otro, una estrategia deliberada que responde a sus intereses». En lo que sigue del texto, Rentería se inclina más por lo segundo, incluyendo citas de distintos autores que hacen hincapié en el «pensamiento» de los tecnócratas. Si bien las motivaciones internas de los individuos son un elemento importante para explicar su accionar, no considero que sea suficiente y tampoco el más determinante. Cabe señalar que el principal objetivo del artículo de Rentería no es explicar el funcionamiento de la tecnocracia, sino las discordancias entre las condiciones en las que se daba la ley y sus justificaciones, a diferencia del artículo de García y Vela, el cual sí se concentraba en explicar el funcionamiento de las Zonas.

El punto central del asunto es la diferencia entre las explicaciones elegidas sobre el accionar de cada parte. Por un lado, los integrantes de las Zonas desarrollan sus acciones (por ejemplo, el plantón en la CONFIEP, la marcha a Miraflores) debido a su forma de organización (énfasis en la participación, horizontalidad), mientras que los tecnócratas desarrollan sus acciones (la creación de instrumentos de gobierno) debido a motivaciones internas (“pensamiento”, “razonamiento”, “intereses”). Grosso modo, por un lado tenemos individuos cuyo accionar se debe, en cierta medida, a la estructura de su organización, y, por otro tenemos, individuos que parecen estar libres de cualquier condicionamiento, con un alto grado de agencia.

Una salida de esta suerte de doble estándar es “concederle” el mismo grado de motivaciones internas a quienes forman parte de las organizaciones de resistencia. Probablemente esta sea una salida que le interese a quienes quieren observar y estudiar a los actores específicos (p.e. voceros) dentro de estas organizaciones. No obstante, quisiera proponer lo contrario: ¿qué tal si, en lugar de buscar las motivaciones internas de quienes resisten, observamos los condicionamientos de la organización de los tecnócratas? Si la idea de “alternancia sin alternativa” es correcta, entonces considero que no deberíamos fijarnos tanto en los “intereses” de los tecnócratas, sino en la organización de la capa de tecnocrática que describe Alberto Vergara (2012). Hablemos de la organización de la tecnocracia en lugar de intereses de tecnócratas.

Si la idea de “alternancia sin alternativa” es correcta, entonces considero que no deberíamos fijarnos tanto en los “intereses” de los tecnócratas, sino en la organización de la capa de tecnocrática que describe Alberto Vergara.

Para tratar a la tecnocracia en términos similares a las Zonas establezcamos una rápida comparación a partir de dos puntos que considero cruciales. En primer lugar, mientras la organización de las Zonas requiere principalmente que sus integrantes participen, la organización de la tecnocracia requiere principalmente que sus integrantes ejecuten. En segundo lugar, mientras que la organización de las Zonas trata de abarcar las acciones de sus integrantes (horizontalidad), la organización de la tecnocracia trata de secuenciar las acciones de sus integrantes (verticalidad).

Tabla 1. Comparación entre Zonas y tecnocracia

Elaboración propia.

Elaboración propia.

Con esta diferenciación no quiero decir que, por ejemplo, la tecnocracia no requiera la participación de sus integrantes (claramente los instrumentos de gobierno no se escriben solos), o que las Zonas no requieran secuenciar las acciones de sus integrantes (como mencionan García y Vela, la toma de decisiones en las Zonas implicaba un proceso que iba desde las bases hasta las asambleas interzonales). Más bien quiero llamar la atención sobre cuáles son las características que tienen mayor prevalencia en las organizaciones.

En este punto es útil remitirnos a los conceptos de complejidad y complicación de Bruno Latour y Shirley Strum. Para estos autores, los tipos de sociedad que existen se pueden distinguir a partir del grado de complejidad de sus relaciones y el grado de complicación que establecen para enfrentar esta complejidad. En Redefining the Social Link: from Baboons to Humans (1987), este par autores definen complejidad como: “abarcar simultáneamente una multitud de objetos”, y complicación de la siguiente manera: “algo es complicado cuando está compuesto por una sucesión de operaciones simples”. Para ellos, el paso de la complejidad a la complicación simplifica las interacciones sociales, debido a que precisamente permite ordenar factores que un individuo debe tener en cuenta en cada interacción. Este ordenamiento se realiza mediante el uso de recursos materiales y símbolos, reforzando y haciendo cumplir una visión específica de “lo que es la sociedad”. La complicación implica constancia y secuencialidad en el uso de recursos extrasomáticos, permitiendo el surgimiento de organizaciones de mayor estabilidad y escala:

“Al mantener una variedad de factores de manera constante y negociar secuencialmente una variable a la vez, una estructura complicada es creada. Mediante los recursos extrasomáticos empleados en el proceso de complicación social, unidades como corporaciones multinacionales, estados y naciones pueden ser constituidas.”

Latour y Strum ilustran el grado de complejidad y complicación en los distintos tipos de sociedades a través de este gráfico.

Gráfico 1. Relación entre grados de complejidad y complicación en las sociedades 2

Gráfico 1 D Cerna

Fuente: Latour, B. y Strum, S.S. (1987). «Redefining the Social Link –  from Baboons to Humans», p. 783.

Ahora, si aplicamos estos dos conceptos a la comparación de las Zonas y la tecnocracia obtendríamos la siguiente figura:

Gráfico 2. Relación entre grados de complejidad y complicación aplicada a la comparación entre organizaciones horizontales de resistencia y la tecnocracia

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Latour, B. y Strum, S.S. (1987). "Redefining the Social Link -  from Baboons to Humans", p. 783.

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Latour, B. y Strum, S.S. (1987). «Redefining the Social Link –  from Baboons to Humans», p. 783.

Por un lado tenemos a la tecnocracia, en la cual el grado de complejidad es bajo y el de complicación es alto. La tecnocracia utiliza una serie de recursos materiales y símbolos (sistemas administrativos, softwares, marcos normativos, formularios, etc.) para hacer cumplir y reforzar su visión de cómo debe ser la sociedad. El uso de estos elementos le permite que la capa tecnocrática tenga estabilidad (por más de 20 años) y una escala lo suficientemente extensa como para cubrir puestos claves en el Estado. Por otro lado, tenemos a las Zonas (o, en general, a cualquier organización horizontal de resistencia), las cuales también utilizan recursos materiales y símbolos (social media, comunicados, acuerdos) aunque estos recursos no son creados específicamente para los fines de esta organización, por lo que su uso es “limitado” (en comparación a los recursos utilizados por la tecnocracia, los cuales si son creados específicamente para los fines de la organización). Esta limitación del uso de los recursos a su vez refuerza la tendencia a la complejidad de la organización, ya que esta no puede delegar la regulación de ciertas interacciones a estos recursos. Es precisamente por esta falta de delegación material y simbólica que estas organizaciones pierden tanto en estabilidad y escala fuera de coyunturas críticas.

La tecnocracia utiliza una serie de recursos materiales y símbolos para hacer cumplir y reforzar su visión de cómo debe ser la sociedad, lo que le permite  estabilidad y cobertura de puestos claves en el Estado.

Las estrategias empleadas por estas organizaciones horizontales son lo que Nick Srnicek (2014) llama «Folk Politics» (“Políticas Folclóricas”). Al igual que García y Vela, Srnicek reconoce la eficacia de este tipo de estrategias para ciertos tipos de objetivos, pero cuestiona su eficacia para enfrentar la complejidad del capitalismo.

“… las PF [Políticas Folclóricas] solo son un problema para un tipo particular de política (específicamente movilizaciones colectivas a gran escala en contra de estructuras capitalistas de poder), aunque pueden ser suficiente para otros proyectos de menor escala, como batallas diarias en contra de desahucios y embargos. Si bien el surgimiento de PF como un sentido común entre la izquierda puede ser visto como una respuesta razonable a los fracasos del comunismo realmente existente y de la izquierda socialdemócrata en Europa, sus estrategias de horizontalismo, localismo, y acción directa son incapaces de atender las complejidades globales del capitalismo contemporáneo.”

Con este argumento, Srnicek responde a quienes lo acusan haber propuesto (2013) una aproximación puramente tecnocrática a la política, desconectada de movimientos locales. Por el contrario, Srnicek propone la integración de estos movimientos para lograr un desarrollo sociotécnico, es decir, desarrollar de recursos materiales y símbolos que sirvan específicamente para sus objetivos. No obstante, Srnicek no sugiere que este desarrollo sea determinado por una élite, sino que tenga un fin abierto, que “navegue” entre una visión global de la sociedad y las demandas van emergiendo a partir de necesidades específicas, una dicotomía que finalmente según el autor sería falsa, debido a que el patrón de emergencia espontánea de demandas finalmente termina constituyendo cómo creemos que debe ser la sociedad.

“El aceleracionismo, como estrategia política, apunta a integrar varios movimientos locales dentro de una estrategia global dirigida al desarrollo de una hegemonía sociotécnica. En lugar de descartar ambiciones hegemónicas como inherentemente corruptas o instrumentalizadoras, Nick [Srnicek] argumenta que renunciar a estas ambiciones significa básicamente renunciar a la lucha política. Lo que necesitamos, sin embargo, no es un plan de acción completo o una teleología impuesta sobre movimientos locales por una vanguardia aceleracionista, […] sino una estrategia de final abierto que navegue entre la falsa dicotomía de teleleogía y espontaneidad emergente.”

Durante discusión de la mesa surgió una pregunta: ¿qué es lo que hace que una coyuntura sea crítica? Es decir, ¿qué es lo que hace que surja una organización horizontal de resistencia? Una de las respuestas propuestas, con la cual estoy de acuerdo, fue que la Ley Pulpin “se metió directamente con las personas”, lo cual generó un discurso que “pegó” y provocó la reacción de distintos grupos que finalmente confluyeron en las Zonas. Esta respuesta a su vez plantea nuevas preguntas: ¿Por qué las Zonas no han logrado una movilización de la misma magnitud nuevamente? ¿Cómo hacer sentir a los individuos que existen diversas acciones y decisiones del Estado y de actores privados que “se meten directamente con ellos”? ¿Cómo hacer que algo “pegue” nuevamente?

La Ley Pulpin “se metió directamente con las personas”, lo cual generó un discurso que “pegó” y provocó la reacción de distintos grupos que finalmente confluyeron en las Zonas.

A riesgo de decir algo obvio, creo que nada está tan politizado como las remuneraciones y beneficios laborales de las personas, lo cual está bien pero es limitado. Un primer paso sería encontrar el modo de lograr que otros asuntos tan inmediatos y tangibles como el transporte, la seguridad, el medioambiente, la salud o la educación también sean politizados en lugar de ser dejados en manos de expertos, algo que se cuestiona en el aspecto económico pero no tanto en estos otros ámbitos (¿o acaso solo el MEF tiene una capa tecnocrática?). ¿Qué discursos pueden politizar estos asuntos y hacerlos “pegar”? Un paso segundo paso, más trascendente, sería iniciar un proceso de desarrollo sociotécnico, es decir, de recursos materiales y símbolos, que permita la constitución de estructuras estables y escalables con el fin de poder responder de manera constante a las acciones y decisiones de la tecnocracia estatal. Como nos recuerda Srnicek (2014), nuestro objetivo no debe ser solo una sociedad con mayor igualdad y justicia, sino también más racional, eficiente y productiva. Renunciar a esto es resistir, y resistir es rendirse. 3


  1. Una primera versión de este texto apareció en el blog personal de Diego Cerna: http://contenidoaleatorio.blogspot.com/2015/04/por-que-solo-podemos-resistir-sobre-la.html
  2. Considero que el eje vertical debería decir “Ability to organize others on a large scale in a stable way».
  3. “Resistance is surrender” (Žižek, 2007)

Referencias Bibliográficas

García, Luis y Jorge Vela (2015). “Las “zonas” o la inesperada virtud de la anarquía”. En Revista Argumentos, Edición N° 1, Año 9, Marzo 2015. Disponible en http://revistaargumentos.iep.org.pe/articulos/las-zonas-o-la-inesperada-virtud-de-la-anarquia/

Latour, Bruno y Shirley Strum (1987). «Redefining the Social Link: from Baboons to Humans». En: Social Science Information. December 1987, vol. 26, no. 4, páginas 783-802.

Rentería, José María. “Eficiencia económica y malestar social”. En Revista Argumentos, Edición N° 1, Año 9, Marzo 2015. Disponible en http://revistaargumentos.iep.org.pe/articulos/eficiencia-economica-y-malestar-social/

Srnicek, Nick y Alex Williams. (2013) #ACCELERATE MANIFESTO for an Accelerationist Politics. Disponible en: http://criticallegalthinking.com/2013/05/14/accelerate-manifesto-for-an-accelerationist-politics/

Srnicek, Nick (2014). The Eyes of the State. Disponible en http://incrediblemachines.info/nick-srnicek-the-eyes-of-the-state/

Vergara, Alberto. “Alternancia sin alternativa: ¿un año de Humala o veinte años de un sistema?”. En Revista Argumentos, Edición N° 3, Julio 2012. Disponible en http://revistaargumentos.iep.org.pe/articulos/alternancia-sin-alternativa-un-ano-de-humala-o-veinte-anos-de-un-sistema/

Žižek, Slavoj (2007). “Resistance Is Surrender”. En: London Review of Books, Vol. 29 No. 22 · 15 November 2007, página 7.

───────────── (2014). Nick Srnicek: Folk Politics and the Future of the Left. Disponible en http://www.60pages.com/nick-srnicek-folk-politics-and-the-future-of-the-left/

Este artículo debe citarse de la siguiente manera:

Diego Cerna. “¿Por qué solo podemos resistir?: Sobre la complejidad de la horizontalidad”. En Revista Argumentos, Edición N°1, Año 10, Febrero 2016. Disponible en http://argumentos-historico.iep.org.pe/articulos/2922/ ISSN 2076-7722