Foto: Cusco 2.0

Foto: Cusco 2.0

Un niño amanece con frío, es mayo cusqueño y sale presuroso al colegio. Se está preparando una serie de actividades para recordar lo que sus profesores han denominado “el martirologio de Tupac Amaru II”. Ya en su salón, escucha con estremecimiento el relato de su profesora, los caballos intentando seccionar a un hombre que había osado levantarse contra un régimen colonial opresor. Nacía así el héroe, fundador de toda una actitud de rebeldía en el Cusco. Toca la hora del recreo y el sol que abraza, que quema, está ya posicionado en el cielo azul, rebosantes de alegría se van organizando en el patio, el juego se llama Tupac Amaru, el cual  no es más que la réplica del intento de descuartizamiento de aquel héroe. Cuatro niños sostienen a uno y como era de esperarse, todo el mundo quería ser Tupac Amaru.

En lo lúdico, toda una generación encontraría respuestas a muchos nudos que se presentaban como interrogantes que van más allá de la simple caricatura ideológica, por qué la postergación a un territorio que había tenido una historia de grandeza, y por qué no hablamos quechua si somos del Cusco, por qué a nuestra Plaza de Armas le decimos el “lugar de lágrimas”, por qué los paros y huelgas acaban siempre en ese “lugar de lágrimas”. La revolución fallida, la derrota a cuestas, la rebeldía impregnada y las ganas de seguir queriendo ser escuchados, atendidos, correspondidos.

Esas preguntas, para alguno de nosotros, se convirtieron en vocación, en carreras profesionales, el niño de líneas arriba optó por ser antropólogo.

Junio y Jürgen Golte

Es junio y el frío arrecia, ya se van acabando las celebraciones por el aniversario de esta ciudad y el Centro Bartolomé de las Casas ha organizado la presentación de la segunda edición del libro Repartos y rebeliones. Tupac Amaru y las contradicciones de la economía colonial (Lima: IEP), cuyo autor es el antropólogo Jürgen Golte. Él, de origen alemán, es uno de los primeros en llegar al auditorio, la gente sigue llegando hasta llenar el recinto, hay un público de diversas edades, muchos jóvenes. Pocas veces la presentación de un libro con el grado de rigurosidad planteado, pensado para un público especializado, logra algo así. Hablar del rebelde de Tungasuca, en esta ciudad concita la atención de un público amplio; desde películas, ambiciosas puestas en escena en la Plaza de Armas, desfiles cívicos in memoriam, etc. Hay un público ávido de recordar, de simbolizar de nuevo.

Traducido del alemán al castellano, este libro fue publicado originalmente en 1980 por el IEP; una extraordinaria investigación que nos conduce a entender el proceso social y económico en el que se desenvolvieron las revueltas campesinas en el siglo XVIII y cuyo culmen fue la rebelión de Tupac Amaru. Como menciona Golte en el prólogo a su segunda edición, “en todas ellas el motivo principal habrían sido el “reparto de mercancías” efectuado por los corregidores y controlado por el capital comercial limeño”. Argumentos sólidamente sostenidos en cuadros, mapas y en una revisión de archivo que incluye a la Biblioteca Británica, donde los piratas ingleses del siglo XVIII llevaban los documentos encontrados en las flotas españolas, un botín bibliográfico que ayudó mucho en la investigación.

Golte cuenta que en los ochenta el libro tuvo un recibimiento adverso por parte de la intelectualidad limeña, situación distinta a lo que sucedió en Bolivia y Argentina. Esto debido a que, según el autor, para ellos era imposible aceptar el argumento de que Tupac Amaru se enfrentaba al capital limeño y  no a la corona. Palabras que adhieren a la siempre compleja relación entre la capital y el Cusco, un consenso que durará muy poco, pues luego el autor sostendría que no considera a Tupac Amaru II un prócer de la independencia, entre un público atento se vislumbran algunas miradas de desconcierto.

Y es que hemos aprendido a procesar la derrota haciéndola parte del origen tortuoso de una serie de relatos llenos de victorias. Cada vez que  nos recuerdan que Lima es la capital donde todo se decide, nosotros decimos una y otra vez que aquí empezó todo: la Reforma Agraria en Lares y La Convención, la primera célula comunista cusqueña apareció antes de la fundada por Mariátegui y que el “primer grito”  de la Reforma Universitaria hacia 1909 fue también de estas tierras. Puedo seguir y llegar hasta Tupac Amaru, ya sin mencionar lo inca y pre-inca, y así les romperemos la cabeza a los historiadores; pero, nuevamente, hay sed de reconocimiento y el imaginario de muchos cusqueños seguirá cimentándose, a pesar de todo, en estos relatos.

La presentación de Golte sería breve, los demás presentadores se extenderían mucho, para luego dar paso a las clásicas preguntas del público (cosa bien nuestra). Llamarlas “preguntas” es un decir, pues es regla no preguntar nada y sí discursar. Voces que quieren ser escuchadas, voces que plantean los problemas del país para luego en ese mismo instante dar las soluciones. Y la excepción a la regla es alguien que cuestiona  porqué en la revisión de archivos de la investigación, no se tomó en cuenta el archivo regional del Cusco y sí el de Londres o Sevilla; asimetrías coloniales de la información.

Y no basta con las historias de nuestros profesores en los salones de clase, los patios de juego, las películas, las escenificaciones del martirologio, las investigaciones, siempre habrá espacio para increpar del por qué no se habla de “revolución” y si de “rebelión”. No hay debate, solo es afirmarse. Es muy difícil cuestionar a una figura como la del rebelde que ha sido la piedra angular de una construcción identitaria, la misma que hoy está en crisis y envejeciendo. Algunos se van a cuestiones más geopolíticas y hablan del “imperialismo yanqui” como el responsable de la no difusión de la obra del autor y del cómo se manejan -cual deus ex machina- nuestras mentes. Los más jóvenes se desmarcan de este discurso y más bien preguntan cómo se puede salir de la situación de pobreza en la que nos encontramos; tienen una preocupación desarrollista, pues se acerca el bicentenario de la independencia  y tenemos que llegar bien, es decir la negación de lo que ahora somos: pobres sentados en un rico lomo saltado.

Jürgen amablemente responde algunas cuestiones, habla de la educación universitaria como algo a reformar de manera profunda, siente pesar por la crisis de la Universidad pública y de su querida San Marcos, del Perú que conoció cuando hacia trabajo de campo. Se va acabando la presentación del libro, el matemático, historiador, arqueólogo y antropólogo se despide, pero se avecina una avalancha de gente para que le firme sus libros, se sorprende y acepta su suerte, el niño de líneas arriba, hoy un antropólogo se apresta a hacer su cola.

Charles Walker y ¿La rebelión de Tupac Amaru y Micaela Bastidas?

Por esos días también se organizó la presentación del libro La Rebelión de Tupac Amaru de Charles Walker (Lima: IEP) en Sicuani, capital de la provincia de Canchis. Un importante esfuerzo de coordinación entre la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco y la Municipalidad Provincial de Canchis que permitió que asistieran a este evento más de cuatrocientas personas en el Teatrín Municipal, entre ellos muchos niños canchinos que fueron a escuchar hablar sobre un paisano suyo que tuvo un trágico final. ¿Querrían saber algo más sobre este asunto? ¿Qué relatos tendrán en mente estos niños? Una vez más, la distancia que nos separa, la ciudad del Cusco no es el ombligo del mundo. Y Charles sería nombrado Huésped Ilustre de la Provincia mediante Resolución Municipal.

“El nombre de Tupac Amaru está en todas partes en el Perú”, nos recuerda Charles. Pero en Sicuani no solo se aprecia la importancia del rebelde a través de su nombre como raíz y símbolo fundante, sino también en la existencia de quienes escriben e investigan a uno de los suyos. Y fue así que un grupo de canchinos, historiadores e investigadores de la vida y obra de Tupac Amaru, pidieron un cónclave con el historiador norteamericano, pues tenían algunas críticas y observaciones a la investigación realizada por él. Dicho diálogo se realizó en la casa – hoy museo- de Tupac Amaru, aunque no contó con todos los participantes que lo habían propuesto. Más allá de alguna foto en redes sociales y el registro de las conclusiones, importa la trascendencia de este hecho: saberes que se encuentran, dialogan, y seguramente se interpelan, pero es importante que suceda algo así en este país acostumbrado a la intolerancia y la crispación.

Y ya en Cusco se da también la presentación del libro, en el 2015 Charles llenó y desbordó el museo Casa Concha con la primera edición de su investigación, tuvieron que sacar parlantes hacia el patio para que se pueda escuchar algo de la presentación, este año llenó el auditorio del Centro Bartolomé de las Casas.

En la mesa de presentación se encuentra también aquel niño, hoy antropólogo. Están también sus exdocentes de la universidad, todos le dan diversas entradas al libro, el ejercicio de la violencia y Foucault, el programa y la estructura organizativa de la rebelión, y el parangón con alguna película de Tarantino por los niveles de violencia alcanzados en este dramático y complejo episodio de nuestra historia. Y también la observación de ser un libro de escritura fresca que atrapa al lector.

Charles se toma su tiempo, habla de algunas claves del libro, el importante papel de la Iglesia Católica en la estrategia contrainsurgente, las alianzas multiétnicas y multiclasistas, tanto del lado de los rebeldes como de los realistas. También resalta la importancia de Micaela Bastidas, con características de líder en el ámbito  político y organizativo y su duda en si hubiera sido mejor titular al libro como “La Rebelión de Tupac Amaru y Micaela Bastidas”. Se agrega a este relato la espiral de violencia que se agudizó en la segunda fase de la rebelión, luego del asesinato de Tupac Amaru, Micaela Bastidas y su familia, calculando la escalofriante cifra de cien mil personas muertas, entre otros temas.

Es la hora del público, y los relatos tienen sus techos y se agotan. Así lo demuestran algunas intervenciones de la gente, más aún cuando estos relatos se han utilizado como salvoconducto para legitimar identidades ideológicas. La izquierda y la figura de Tupac Amaru en el Cusco han tenido siempre una relación compleja como un símbolo de lucha, y ahora se utiliza el dato de la negada lucha contra la corona para intentar desmontar un discurso y una relación. Pero esta aún suena tímida. Lo mismo pasa con aquellos que avizoran una suerte de chauvinismo tejido a partir de la figura del rebelde. Walker baja la tensión y responde que chauvinismos existen aquí y en cualquier otro lado. Una reconocida intelectual cusqueña recomienda revisar unos documentos para enriquecer las lecturas sobre las rebeliones en el sur andino, el dialogo es abierto y la esperanza de seguir intercambiando pareceres se extiende, al fin y al cabo se acerca el bicentenario y existe la necesidad de más espacios como este. Se acaba la presentación, viene la firma de libros y Charles luce abrumado.

Al final, nos quedamos unos pocos para una pequeña conversación, el Cusco de los  años ochenta, cuando Walker se enamoró del Perú… y el Cusco de ahora. Le emociona que exista un colectivo LGTBI y que se realicen marchas del orgullo gay, cosa impensable hace algunos años. Van cambiando mentalidades y se resignifican los relatos, ¿continuidad y ruptura?,  ¿cuáles son las relaciones entre estas históricas actitudes de rebeldía en el Cusco? Aquel niño de líneas arriba se toma fotos y se despide, Tupac Amaru está más que presente en su vida, y descubre además la existencia de muchos Tupac Amaru: el de los libros, pero sobre todo el de su infancia.