Los últimos dos grandes paros de los indígenas amazónicos —el de agosto del 2008 y el que tuvo lugar entre abril y junio del 2009— y especialmente los sucesos trágicos del 5 de junio de este año en la provincia de Bagua, han atraído la atención de los medios de comunicación y de muchos sectores del país, que durante décadas han ignorado lo que estaba ocurriendo en la región amazónica. En realidad, lo que hemos presenciado en estos dos últimos años son los nuevos episodios de una larga historia de los pueblos amazónicos por defender sus territorios y sus costumbres.

Una larga y desconocida historia

La gran mayoría de peruanos no conoce la historia de la región amazónica y de los pueblos que la han habitado desde tiempos inmemoriales. Sí conoce, en cambio, la historia de las sociedades que habitaban en la costa o en los andes, antes de la llegada de los españoles. Un gran porcentaje, además, se sigue sintiendo dolido o molesto por la conquista española y por la dominación que se ejerció contra los habitantes originarios del territorio que hoy llamamos Perú. En el colegio aprendemos la gesta heroica de personajes como Túpac Amaru y de los próceres de la  Independencia, que lucharon contra el dominio español. Sin embargo, muchos ignoran que los españoles nunca lograron conquistar al pueblo awajún o al pueblo wampís, o que en los siglos XIX y XX fueron peruanos los que invadieron las tierras de los pueblos amazónicos, comportándose de manera similar o a veces, incluso peor que los españoles.

Muchos ignoran que los españoles nunca lograron conquistar al pueblo awajún o al pueblo wampís, o que en los siglos XIX y XX fueron peruanos los que invadieron las tierras de los pueblos amazónicos, comportándose de manera similar o a veces, incluso peor que los españoles.

Frente a estas invasiones, los pueblos indígenas que viven en la región amazónica se han visto obligados a defender sus territorios. En el siglo XIX, el ingeniero sueco Nystrom, contratado por el Estado peruano, realizó varios viajes por las regiones selváticas del centro y sur del país. En un informe al gobierno afirmaba: “…siempre nos hemos metido entre ellos con fuerza armada y demostrando hostilidad, robando e incendiando sus hogares”. Y concluye esta sección de su informe exclamando: “¿Qué criatura viviente, desde el animal más bajo hasta el hombre más civilizado, soportaría tropelías semejantes a las que se han cometido con los indios chunchos, sin intentar venganza y la defensa de sus hogares donde han nacido y crecido?” (Nystrom 1868: 55-ss).

Sin embargo, hacia mediados del siglo XX, los indígenas ya no podían seguir defendiendo sus tierras solamente con arcos y flechas. Hay un episodio poco conocido en la historia del Perú, que simboliza la inoperancia de este método frente a la invasión de sus territorios por colonos. En el año 1964 una comisión de 42 personas que estaba inspeccionando el trazado de una carretera que iba a conectar la ciudad de Requena con la frontera con el Brasil, fue atacada por un grupo de indígenas matsés que defendían su territorio. Varios miembros de la comisión resultaron heridos por el ataque con flechas. Sin embargo, la respuesta del gobierno del presidente Belaúnde fue la de bombardear con napalm las aldeas matsés.

Nuevas formas de defenderse

Es precisamente, en esta misma época, hacia mediados de la década de 1960, que los indígenas amazónicos comienzan a organizarse de una manera diferente para poder defender sus territorios y sus formas de vida. Así surgen las primeras organizaciones indígenas, muchas de las cuales siguen vigentes en la actualidad.

La forma que adquirieron estas nuevas organizaciones no obedecía necesariamente a formas tradicionales indígenas sino, más bien, a lineamientos dados por el propio Estado para poder ser reconocidas legalmente. Es decir, para crear una organización indígena se tienen que seguir determinadas pautas y procedimientos, como por ejemplo, inscribirse en registros públicos, llevar libros de actas, contar con una junta directiva, entre otros requisitos.

Desde un inicio, las comunidades nativas se diferenciaron de otras organizaciones campesinas de la costa o sierra del país, cuya principal reivindicación era el acceso y la propiedad sobre las tierras. Los indígenas amazónicos insistieron en reivindicar su identidad étnica. No se trataba solamente de la propiedad sobre sus tierras sino que buscaban defender sus propios valores y cultura, sus idiomas, su forma de ver el mundo, y por supuesto, también sus territorios que incluye los bosques, cochas, y otros recursos.

La primera nueva organización indígena en la Amazonía peruana fue el Consejo Amuesha, creado en 1969. Meses después se creaba Chapi Shiwag Ijumbau del pueblo awajún, Achuarti Ijúmdramu del pueblo achuar y la Central de Comunidades Nativas de la Selva Central (CECONSEC) del pueblo asháninka. Y desde entonces se han seguido formando decenas de federaciones y asociaciones locales en distintas partes de la región amazónica.

AIDESEP […] se inscribió formalmente en registros públicos el año 1981. Desde entonces, AIDESEP constituye la más representativa y legítima organización indígena en la amazonía peruana, contando actualmente con 56 federaciones afiliadas.

Hacia fines de la década de 1970 los líderes indígenas que representaban a estas organizaciones se dieron cuenta de la necesidad de unirse y conformar una instancia de representación a nivel nacional. Así surgió AIDESEP (Asociación Interétnica de Desarrollo de la Amazonía Peruana). El proceso de creación de AIDESEP duró varios años, hasta que finalmente se inscribió formalmente en registros públicos el año 1981. Desde entonces, AIDESEP constituye la más representativa y legítima organización indígena en la amazonía peruana, contando actualmente con 56 federaciones afiliadas.

 Es importante señalar que las movilizaciones de los años 2008 y 2009 han sido iniciativa de las propias comunidades indígenas. El rol de AIDESEP ha sido el de canalizar estas demandas para promover el diálogo con las máximas autoridades del Estado peruano. Para eso fue creada AIDESEP, precisamente.

Las organizaciones indígenas y sus reivindicaciones hoy en día

Desde un inicio, y hasta la fecha, la principal reivindicación indígena es la defensa de sus territorios. En noviembre de 1978, poco después de haberse promulgado la Ley 22175, que está vigente y que regula la propiedad de las tierras por parte de las comunidades nativas en el Perú, un grupo de dirigentes indígenas reunidos en Iquitos acordaba: “Para solucionar el problema de la tierra, hemos acordado: luchar unidos para defender los terrenos de las comunidades con sus cochas, quebradas, bosques, etc. Harán igual aquellas comunidades que aún no tengan su título de propiedad. Conseguir urgentemente los títulos de tierra a las comunidades que aún no los tengan y ampliar aquéllos que son insuficientes.” (Actas de la Asamblea).

Treinta años después, las movilizaciones indígenas en estos dos últimos años continúan reclamando la defensa de sus territorios, en este caso, afectados por el paquete de decretos legislativos promulgados con el pretexto de la adecuación de la legislación peruana a la firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. ¿Por qué los indígenas siguen luchando por defender sus territorios treinta años después? ¿Por qué el Estado peruano ha sido incapaz de garantizar los derechos de las comunidades indígenas sobre sus territorios, incluso después de haber ratificado hace quince años el Convenio 169 de la OIT y de haber participado activamente en la aprobación de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas por la Asamblea de las Naciones Unidas en el año 2007?

Las políticas del actual gobierno para la Amazonía y los pueblos indígenas se asemejan a las del siglo XIX, por lo tanto, se contradicen abiertamente con su propio discurso, por el cual se considera a sí mismo como un gobierno moderno y avanzado.

El problema de fondo tiene que ver con dos factores estrechamente relacionados: por un lado, se promueve un modelo de desarrollo totalmente anacrónico que privilegia la extracción de recursos a costa del equilibrio ecológico del bosque amazónico: por otro lado, la relación entre el Estado y las comunidades indígenas se caracteriza por la ausencia de políticas públicas adecuadas a los principios y estándares internacionales de respeto a los derechos indígenas. Es esto precisamente lo que reivindican las organizaciones amazónicas: respeto a sus derechos, que incluye el derecho a sus bosques y territorios, así como al diseño de sus propios modelos de desarrollo.Las políticas del actual gobierno para la Amazonía y los pueblos indígenas se asemejan a las del siglo XIX, por lo tanto, se contradicen abiertamente con su propio discurso, por el cual se considera a sí mismo como un gobierno moderno y avanzado. En 1835, un informe elaborado por funcionarios del Estado peruano señalaba que los indígenas de la Amazonía poseen tierras vasta, ricas y productivas que no saben cómo aprovechar. Esta afirmación no es del conocido discurso del presidente García sobre “El síndrome del perro del hortelano”, 1  sino de un documento de principios del siglo XIX. 2

Hoy en día, los modelos de Estado y de desarrollo económico que se vienen implementando desde el siglo XIX están siendo profundamente cuestionados en el mundo entero. Las discusiones económicas, políticas y científicas más avanzadas en el escenario internacional están tratando de buscar alternativas más creativas de desarrollo humano y sustentable, así como de formas más justas de convivencia al interior de los Estados, que en la mayoría del mundo no son nacionales sino plurinacionales. En este contexto internacional, el Perú no solamente está sumamente rezagado sino que continúa promoviendo intensamente estos modelos anacrónicos, que destruyen el medio ambiente y que generan situaciones de inequidad y de violencia social.

En estos últimos años las reivindicaciones de las comunidades indígenas, canalizadas a través de sus organizaciones representativas, tienen que entenderse en este contexto. Reducir la interpretación de los hechos de violencia ocurridos en la provincia de Bagua el 5 de junio solamente a los decretos legislativos o a una supuesta manipulación o conspiración internacional, no nos permite entender a cabalidad lo que está ocurriendo sino que por el contrario, llevará al gobierno a seguir tomando decisiones erróneas que generarán mayor inequidad, exclusión y violencia social.

Si el gobierno no toma medidas urgentes para repensar y abrir a la discusión el modelo de desarrollo que se viene promoviendo, si no comienza a diseñar políticas públicas que respeten las normas constitucionales vigentes y garanticen los derechos de los pueblos indígenas amazónicos, sucesos como los de Bagua volverán a repetirse.


  1. Publicado en el diario El Comercio, el 28 de octubre del 2007. 
  2. Carta del Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, Luciano María Cano, dirigida a la Secretaría del Consejo de Estado, fechada el 6 de febrero de 1835.Documento en Larrabure i Correa, Carlos (1905)