E n este artículo reseñaremos brevemente el escenario preelectoral en La Libertad y en la provincia de Trujillo. Para hablar de política en estas plazas, sin embargo, es inevitable hablar del Partido Aprista Peruano (PAP). Núcleo duro del llamado “sólido norte”, La Libertad es la región en la que el partido ha recibido históricamente mayor respaldo a nivel nacional, aun en tiempos del fujimorismo. Pese a ello, en los últimos años, si bien la presidencia regional se conservó en manos apristas, es en este mismo departamento donde el partido tuvo su más sonada derrota en las pasadas elecciones municipales. La municipalidad provincial de Trujillo, aquella que desde siempre había estado en control del PAP, pasó a manos de Alianza para el Progreso (APP) el año 2006, lo que signifió el inicio de una disputa por el poder en el departamento que tendrá un nuevo capítulo en las elecciones de este año.
La tendencia política regional
Las elecciones regionales y municipales en La Libertad se dan en un contexto de auge económico y urbano sin precedentes. Si el Perú ha mostrado cifras de crecimiento económico que hace tan solo diez años habrían resultado impensables, la gran expansión del consumo y de la ciudad de Trujillo son la expresión de ese crecimiento en una región que se encuentra en la cresta de la ola. La agroexportación de productos no tradicionales, la minería aurífera y, ciertamente, un volumen desconocido de capital proveniente del narcotráfio se han convertido en el motor económico de una región en la que centros comerciales y edifiios habitacionales se levantan con abrumadora rapidez.
¿Anda tan bien la política como la economía? La Libertad no es una región particularmente conflctiva o en la que sea evidente una confrontación entre población y autoridades políticas, como es el caso de otras partes del país. Se trata, además, de una región con una larga tradición partidaria.
Pese a ello, la tendencia política actual parece estar marcada por un progresivo debilitamiento del PAP y el surgimiento de nuevas fuerzas políticas, cuya futura consolidación aparece todavía incierta. Si un contexto de acelerada modernización económica y social fue el escenario de surgimiento del PAP en La Libertad en la primera mitad del siglo pasado, el actual ciclo de crecimiento pone a prueba la vigencia del partido. 1
Como se observa en el gráfio 1, el PAP viene perdiendo terreno electoral en La Libertad en comparación con décadas pasadas, pese a una relativa recuperación en relación con los años noventa.
El partido mantiene una fuerte hegemonía desde los años sesenta que se mantiene prácticamente incuestionada por tres décadas. En los noventa, con la fuerza que alcanzó el fujimorismo y la emergencia de los candidatos “independientes”, el partido pasó por su peor momento. Sin embargo, luego del gobierno de transición, el PAP se encuentra entre los partidos que mejor aprovechó la reapertura de la arena electoral a nivel nacional, y La Libertad no fue la excepción. Pese a ello, como es conocido, el partido no logró mantener este impulso inicial en los gobiernos regionales y municipales, y eso se traduce en un declive en su inflencia en las alcaldías provinciales en favor de nuevos protagonistas que hacen su ingreso a la política regional en las elecciones de 2006. ¿Qué tipo de actores se encuentran creciendo a costa de este retroceso del Partido Aprista?
Gráfio 1. Proporción de alcaldías provinciales ganadas por el PAP y otros partidos en La Libertad entre 1963 y 2006
Actores tradicionales, nuevos y reciclados en la política liberteña
Un dato importante debe considerarse al tratar el tema de los “nuevos” actores de la política liberteña. Si bien es cierto que existen candidatos con trayectorias que provienen del sector privado y empresarial —algo propio del contexto del auge económico de la región—, un número importante de candidatos de organizaciones locales, de movimientos regionales e incluso de partidos nacionales que aparecen disputando espacio al PAP son en realidad ex cuadros apristas. Se trata de militantes y operadores políticos locales que asumieron durante los años noventa el rótulo de independientes,
en un contexto adverso a los partidos. Más tarde, en la década de 2000, algunos regresaron al partido, pero otros decidieron perseguir el “sueño del partido propio”. Otros, como en alguna ocasión me señaló un alcalde de la sierra liberteña, se encuentran esperando a ver cómo se mueve la marea electoral para evaluar si desempolvan el carnet aprista. Se trata de un razonamiento estratégico en militantes a los que tradicionalmente se les ha atribuido fuertes vínculos identitarios con elementos místicos o cuasi religiosos. 2
Si observamos los resultados de las últimas elecciones municipales, es posible notar algunas tendencias en términos de qué tipo de organizaciones tienen más éxito electoral en La Libertad. Como en todas las regiones del país, existe un número importante de
candidaturas distritales y provinciales que llevan el membrete de partidos nacionales, pero en su mayoría tienen poco éxito y no logran construir una fuerza importante en la región. En las últimas elecciones municipales, este tipo de fuerzas alcanzaron solo alcaldías distritales dispersas en el departamento. Las organizaciones independientes de nivel provincial y distrital, por su parte, obtuvieron también un número reducido de victorias el año 2006, logrando conquistar 10 de los 71 distritos del departamento y 3 de las 12 provincias.
Si un contexto de acelerada modernización económica y social fue el escenario de surgimiento del PAP en La Libertad en la primera mitad del siglo pasado, el
actual ciclo de crecimiento pone a prueba la vigencia del partido.
La Libertad tampoco parece un terreno abierto a los movimientos regionales. El movimiento regional Súmate, en alianza con el Partido Popular Cristiano (PPC) y el Partido Socialista (PS), juntos bajo el lema de “Juntos por la Libertad” —rebautizados por los apristas como “Todos contra el APRA”—, alcanzaron apenas dos municipios provinciales y cinco distritales. Esta insólita alianza revelaba, además, que la fuerza
del aprismo en la región es todavía sufiiente como para opacar las diferencias existentes entre partidos tan antagónicos como el PPC y el PS. La cancha se divide todavía entre aprismo y no aprismo.
Sin embargo, como se observa en el cuadro 1, la presencia política más importante en La Libertad luego del PAP, y que parece ser la que viene capitalizando con mayor éxito su debilitamiento, es el partido Alianza para el Progreso. Este parece ser una de las aventuras personalistas más exitosas que se viene gestando en la actualidad. La organización fue fundada por César Acuña, empresario norteño en el rubro de educación superior, dueño de la universidad César Vallejo y presidente del equipo de fútbol del mismo nombre. El partido fue fundado en 2001, mientras se encontraba en el cargo de congresista por Unidad Nacional, adonde llegó en calidad de invitado.
APP ha crecido rápidamente en el país. Su presencia se extiende en parte importante del norte, ya sea con alcaldías o regidurías. El propio Acuña, en su calidad de alcalde provincial de Trujillo, logró hacerse de la presidencia de la Asociación de Municipalidades del Perú (AMPE), desde donde estableció contactos con líderes locales importantes que participarán en las próximas elecciones municipales con la APP. Esta tribuna le sirvió, además, para ganar mayor presencia nacional, con miras a una futura postulación a la presidencia de la república.
Cuadro 1. Número y porcentaje de alcaldías ganadas según organización política. Elecciones municipales 2006
La gran exhibición de propaganda y recursos que hizo APP en las elecciones pasadas, en lo que periodistas locales caracterizaron como una campaña de nivel presidencial,
fue un anuncio de los nuevos tiempos que asomaban en la política liberteña en medio de su boom económico. Es el anuncio también de la incursión de empresarios en la política local.
Lo cierto es que APP parece un partido tentador para muchos candidatos a elecciones locales. El partido parece estar sostenido sobre tres bases. Por un lado, en el consorcio de universidades que posee Acuña en diversos departamentos del norte del país, y que a su vez responden a la creciente demanda de educación superior en ciudades enganchadas con el crecimiento económico del país. De ahí proviene no solo parte del equipo técnico sino también del personal político que acompañó a Acuña en las elecciones municipales de 2006. Por otro lado, según indican sus adversarios políticos, contaría con un aparato de movilización social y electoral construido a partir de los benefiiarios de fundaciones privadas de ayuda social creados por él. Finalmente, debido al éxito económico y empresarial de su líder, el partido cuenta con grandes recursos para llevar a cabo campañas electorales, que sobrepasan fácilmente los escasos recursos con que cuentan la mayoría de las precarias organizaciones políticas en el país. La gran exhibición de propaganda y recursos que hizo APP en las elecciones pasadas, en lo que periodistas locales caracterizaron como una campaña de nivel presidencial, fue un anuncio de los nuevos tiempos que asomaban en la política liberteña en medio de su boom económico. Es el anuncio también de la incursión de empresarios en la política local, como registra también Paula Muñoz en su artículo incluido en este número. Nuevamente, como en 2006, todo indica que la mayor disputa electoral en las elecciones regionales y municipales de este año se dará entre el PAP y APP. Sin embargo, cada uno lo hace enfrentando sus propios retos.
El escenario regional: entre la vigencia de Murgia y la falta de alternativas políticas
En el actual escenario electoral, tal como sucedió en 2006, José Murgia, del PAP, parece la alternativa que tiene mayor respaldo entre la población y mayores posibilidades de alzarse nuevamente como presidente regional. Pese a que existían dudas acerca de que el septuagenario candidato pudiera afrontar nuevamente una campaña electoral y un eventual nuevo gobierno, el respaldo político que convoca su fiura no tiene parangón en la región. Murgia, con cinco periodos como alcalde en la municipalidad provincial de Trujillo y uno como presidente regional de La Libertad, es probablemente el político con mayor tiempo como autoridad electa en nuestro volátil sistema político. Como se observa en el cuadro 2, el enorme respaldo recibido por Murgia en su elección como presidente regional en 2006 resalta en un escenario político general en el que la mayoría de presidentes regionales resultan electos en escenarios de gran fragmentación.
Cuadro 2. Resultados de elecciones regionales 2006
Este abrumador respaldo, sin embargo, no se ex- plica únicamente por ser el candidato del PAP. Pese a la importancia del voto por el APRA en esta zona del país, que responde además a una suerte de identidad regional, Murgia cuenta con pesopropio como candidato. Si bien ha postulado en numerosas ocasiones como el candidato del partido, no se trata de un cuadro de este, ni forma parte importante de su estructura. Por el contrario, Murgia ha mantenido siempre una imagen de relativa independencia en relación con el PAP, y su vinculación es más estrecha con García que con las autoridades partidarias de La Libertad.
Es esta relativa independencia la que lo convierte en un candidato tan popular, pues es votado tanto por apristas como por no apristas. Curiosamente, quienes lo apoyan no resaltan en él cualidades referidas a una efiiente gestión municipal y regional, sino más bien a cuestiones propias de su personalidad y carácter. Se atribuye al carismático presidente regional un carácter concertador y dialogante, y un contacto directo
con la población. Cuenta con respaldo en los sectores empresariales de la región, pero también entre los sectores populares y medios de la región, lo que lo convierte en un candidato difícil de reemplazar. En los últimos meses, la enorme vigencia de Murgia tuvo dos efectos sobre el escenario electoral. En primer lugar, una vez confimada su precandidatura y su participación en las elecciones internas del Partido Aprista, César Acuña, de APP, desestimó su propia candidatura a la presidencia regional, optando por tentar la reelección en la municipalidad de Trujillo. Acuña no quiso exponerse a una derrota segura en las elecciones. Por otro lado, el anuncio de la precandidatura de Murgia hizo que el mayor interés de la prensa y la política liberteña se centre en las internas apristas. En tanto se sobreentiende que no tiene rivales con peso sufiiente como para derrotarlo en la contienda electoral, las internas realizadas en junio se convirtieron en el paso defiitivo para alcanzar la presidencia regional. En estas, Murgia se enfrentó a Martín Sifuentes.
Sifuentes es ex jefe de la Comisión de Formalización de la Propiedad Informal (Cofopri) en La Libertad y cercano al grupo de Omar Quesada, el recientemente cuestionado secretario general del APRA. Su precandidatura era presentada como parte del proceso de renovación aprista, haciendo eco al proceso vivido a nivel nacional con la llegada de los “cuarentones” a la dirigencia del partido. A diferencia de Murgia, Sifuentes es un hombre del aparato partidario, y la presencia de Quesada en la secretaría general lo colocaba en una posición favorable para abrirse paso en las elecciones internas. Sin embargo, las acusaciones de corrupción contra Quesada, su posterior suspensión temporal y la investigación abierta al propio Sifuentes por la supuesta venta irregular de un terreno en La Libertad llevaron al debilitamiento de su candidatura. La propia dirigencia regional del partido condicionó su apoyo si resultaba elegido en las primarias, pues el APRA no podía arriesgarse a una tacha. En estas condiciones, Murgia fue elegido nuevamente como el candidato del PAP a las elecciones regionales, quedando clara la falta de alternativas a su liderazgo político y electoral en la región.
El escenario municipal: la resignación de Acuña y los dilemas del APRA
Si la plaza regional parece estar relativamente asegurada por el APRA, no sucede lo mismo con el terreno provincial, en particular en la capital, Trujillo. Empezamos este artículo mencionando que la derrota en la municipalidad provincial de Trujillo había resultado especialmente importante para el PAP, al punto que el propio presidente García llegó a declarar que de ser necesario se postularía él mismo como candidato con tal de recuperar la alcaldía.
Como señalamos líneas arriba, el gran respaldo a la candidatura de Murgia en las elecciones regionales obligó a Acuña a cambiar su plan inicial de postular a la presidencia regional. APP se trata de un proyecto personalista, por lo que el objetivo central del partido es catapultar a César Acuña a una eventual candidatura presidencial. En ese sentido, y según declaraba el propio Acuña en los meses iniciales de su gestión, el suyo sería un camino que iría de la alcaldía provincial a la presidencia regional, para fialmente alcanza la presidencia de la república. Verse obligado a postular a la reelección es, por lo tanto, un fuerte revés para sus planes.
Durante el tiempo en que Acuña no defiía su candidatura a la región, algo quedó claro dentro de APP. No existía nadie con fuerza dentro de ese partido para garantizar continuidad en la municipalidad provincial. Lo central era defiir el terreno en el que Acuña tendría una victoria asegurada, antes que ir construyendo liderazgos provinciales alternativos en caso su candidatura regional se concretara. Todo parece prever que, defiida su postulación a la Municipalidad Provincial de Trujillo, las próximas elecciones de octubre serán una nueva oportunidad para el despliegue de recursos de este político-empresario.
Por el lado del APRA, nuevamente las elecciones internas se convirtieron en un terreno de preocupación para la dirigencia nacional del partido, que quería recuperar esta plaza a como dé lugar. Hasta hace algunos meses, la oposición más importante se encontraba entre Martín Sifuentes y Daniel Salaverry. Como ya hemos señalado, el primero se convirtió luego en precandidato a las elecciones regionales, compitiendo con Murgia. En esta medida, la candidatura de Salaverry, que según se señala en Trujillo contaba con el apoyo particular de García, pasó a ser la gran favorita, y se ofiializó tras su victoria en las elecciones internas apristas realizadas en el mes de junio.
Como sucede con Murgia, Salaverry tampoco es un ejemplo de un “aprista de base”. Empresario y presidente del tradicional equipo de fútbol trujillano de segunda división Manucci, no es un cuadro que forma parte de la estructura del partido y su trayectoria personal transita básicamente por el sector privado. Salaverry es empresario en el sector inmobiliario, lo que no resulta casualidad en una ciudad en la que los edifiios crecen al acelerado ritmo que lo hace su clase media. Si bien el actual candidato fiura en la actualidad como afiliado al partido y ha ejercido el cargo de regidor trujillano en el periodo municipal que termina, se encuentra más cercano a la fiura del “apristón”, un amigo del partido. ¿Cómo resultó elegido entonces?
Entender la elección de Salaverry como candidato requiere entender el diagnóstico que hizo el APRA de su derrota en 2006. Con el pase de Murgia del ámbito provincial al regional ese año, el APRA tuvo que enfrentar un forzoso proceso de recambio a nivel provincial. La lucha entre facciones del aprismo para hacerse de la candidatura provincial no solo fue dura, sino que se hizo evidente para los electores fuera del partido. Los apristas llegaron divididos al proceso electoral, y los electores trujillanos en general fueron testigos de una disputa que fue interpretada como una lucha descarnada por capturar los recursos del Estado. En este marco, la combinación de una gran campaña desplegada por Acuña y un voto de castigo al PAP le dieron el triunfo a APP.
En este sentido, la elección de Salaverry y el aparente respaldo que recibe desde Lima resultan de la idea de que es necesario presentar a alguien que no pertenezca al aprismo duro, aquel que el electorado promedio rechaza y del cual desconfía. Salaverry no solo tiene una cierta imagen de independencia, sino que además posee el carisma del que otros candidatos carecen. Por lo demás, busca reeditar las cualidades que hicieron de Murgia una fórmula ganadora en la provincia. Queda por verse si las bases y el aparato de movilización aprista, ese en el que Salaverry no tiene su punto fuerte, se comprometerá con el ya candidato ofiial, y si el grito de “¡unidad!” se volverá a escuchar en la tradicional casona aprista de la calle Pizarro.
Para terminar…
Como se ve, mientras que puede sostenerse que por ahora la tradición aprista alcanza cierta continuidad en el escenario regional, lo cierto es que quedan más preguntas que respuestas sobre el futuro de esta plaza más allá de 2010. Murgia eventualmente llegará a su límite, y el forzoso recambio que tendrá el APRA con su partida puede culminar en un resultado similar al municipal de 2006. Tanto a este nivel como en el municipal, llama la atención que el APRA no pueda generar alternativas políticas desde el propio partido, sino que se vea obligado a recurrir a fiuras relativamente externas a él, aun en una región en la que el aprismo guarda mayores adhesiones que el promedio nacional. No deja de ser signifiativo que sea el fantasma de la corrupción, más allá de que las acusaciones sean ciertas o no, el que se ha convertido en uno de los puntos débiles del partido durante estos años de gobierno. Acaso se trata de la maldición de la abundancia fical en un contexto de precariedad política e institucional.
Con partidos y movimientos débiles, las élites económicas locales vienen cobrando mayor protagonismo en la política regional y municipal.
Por otro lado, llama la atención la cada vez mayor vigencia de los empresarios en la política local. Con partidos y movimientos débiles, las élites económicas locales vienen cobrando mayor protagonismo en la política regional y municipal. Las capacidades de éxito electoral de estos nuevos actores serán puestas a prueba en las próximas elecciones, mientras que su capacidad para permanecer con relativa fuerza en el escenario político solo podrá determinarse en los años posteriores. Con todo, se trata probablemente de uno de los resultados más evidentes de la peculiar combinación entre riqueza económica y pobreza política que vive el Perú actual.
Klaren, Peter (1976) La formación de las haciendas azucareras y orígenes del APRA. Lima: IEP.
Vega-Centeno, Imelda (1985) Aprismo popular: mito, cultura e historia. Lima: Tarea.
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