Palabras para Bruno Revesz
Semblanza por Paco Muguiro Ibarra S.J. 1
Conocí a Bruno el año que llegó cuando, en Enero, yo pasaba por Lima para ir a Huancayo unos días de vacaciones. Bruno venía destinado a profesor de Teología junto con Jaime Joseph. Venía de EEUU. Después de unos días en la Comunidad de Jarpa, le invité a que conociera el Cipca y se vino conmigo a Piura. Desde entonces hasta ahora, más de 40 años de trabajo, momentos malos y buenos y mucha amistad, como decía San Ignacio compañeros en el Señor y en las luchas y alegrías del Señor con el pueblo de Piura.
Bruno perteneció a la generación del 68. No sé si levantó barricadas en París, pero su generación de jesuitas decidió no ordenarse de sacerdotes cuando terminaran los estudios, como si fuera una etapa que había que cumplir con las Órdenes, sino ordenarse cuando el Espíritu Santo les fuera animando. Por eso Bruno se ordenó el 82, seis años después de su llegada, cuando el Espíritu Santo, a través de la religiosidad popular de los Catacaos y en general de Latino América, le animó a dar ese paso, pero Bruno ya estaba marcado por la cultura popular y la coyuntura política que vivíamos. Lo ordenó Monseñor Oscar Cantuarias y tuvo como madrina a la Sra. Josefa Mena Villegas, cocinera del CIPCA y a Don Marcial Quintana Litano, que por entonces era dirigente de la Comunidad de Catacaos y Secretario general de la Confederación Campesina del Perú.
Decía Bruno que esa etapa de San Miguel, viviendo los primeros años de la Reforma Agraria con los campesinos de las Cooperativas Agrarias de Producción y con los que habían quedado fuera, como los eventuales, con sus organizaciones gremiales, políticas y productivas pensando el Cipca y cómo desarrollar mejor las capacidades del campesinado, fue la etapa más feliz de su vida, y la que encauzó su capacidad intelectual y de investigador hacía los problemas del campo. En esos años es que, trabajando con los comuneros de Catacaos y viviendo en sus territorios, se le ocurrió hacer el censo de toda la comunidad. Tarea nada fácil porque la Comunidad de Catacaos tiene cuatro distritos y medio y más de 100.000 comuneros.
A Bruno la Comunidad le asignó un equipo  de comuneros que serían los encargados de rellenar las encuestas, monitoreados por un dirigente que llegó a tener una gran fama, se llamaba Anselmo Vílchez, la fama le venía porque era el que coordinaba con Bruno y llegó a entenderlo bastante bien, y los comuneros decían asombrados: “Anselmo Vílchez entiende a Don Bruno” como diciendo entiende chino. Bruno  dominaba el idioma, lo malo era para hablarlo, porque escribirlo los hacía perfectamente.
Otra de las anécdotas ocurrió cuando hicieron una salida para determinar dónde estaba La Para, lugar de confluencia, en mitad del despoblado de las tres comunidades San Martín de Sechura, San Juan de Catacaos y Santo Domingo de Olmos. A pesar de ir con guías de la zona y chiveros, en la noche se perdieron entre las dunas. Indicaban una dirección y al ratito aparecían en las mismas huellas del carro que habían dejado. Hasta que Bruno acostumbrado a mirar a la Cruz del Sur cuando era navegante y orientarse, se subió al capó del Land Rover, miró al cielo, ubicó la Cruz del Sur y dijo: “la pista esta allá” y acertó. Tras la admiración de todos los comuneros dijo uno. “Ahora sí me convenzo que Don Bruno es padrecito, con solo mirar al cielo descubrió el camino”.
Y es verdad. Dominaba bien el idioma escrito, y prueba de ello son las investigaciones que ha llegado a publicar, todas ellas pegadas a la realidad de Piura, algunas del Perú y cercanas a la coyuntura, por las cuales pasaba el campesinado. Empezó con el Censo de la Comunidad de Catacaos, como quien va entrando en la realidad, siguió por la investigación de “Estado, algodón y productores” cuando la comunidad y la Fradept empezaron a comercializar el algodón, después el Atlas de Piura a medias con Nicole Bernex, hasta los últimas colaboraciones como son Minería y Conflicto social, y apenas el año pasado apurado por la enfermedad que publicó “Miradas Cruzadas, políticas públicas y desarrollo regional en el Perú”, recopilando  lo que se dijo al celebrar el CIPCA los 40 años. Si el Papa Francisco ha dicho que los pastores tenemos que oler a oveja, Bruno siendo intelectual e investigador, ha olido a chicha de Catacaos, fermentada en las luchas, alegrías y esperanzas de sus campesinos  y de la región Grau.
Hace poco Bruno, despidiendo a su amigo y a nuestro amigo Carlos Iván Degregori, le dedicó estas líneas de Joseph Moingt SJ, 2010:
“Resucitar con el universo será recuperar todo aquello que ha sido hecho en él por el trabajo de la humanidad. Lo que merece resucitar es aquello que lleva la marca del espíritu y de la libertad. Nuestro cuerpo resucitará en todo aquello que producimos de libertad de espíritu, con todo lo que nosotros “traemos al mundo”. Todo ello vivirá en Dios, y en Cristo, ya que nosotros resucitamos en él. El cuerpo de Cristo que nosotros formamos por la fe, y donde se establecen todas nuestras relaciones con los otros y con las cosas, es la matriz del universo nuevo”.
Bruno nos ha aportado mucho como intelectual y como investigador, como amigo y como compañero jesuita. Ahora, junto con Carlos Schmidt, Vicente Santuc y el Colorao José Antonio Aguirre sabrán orientarnos desde arriba de por dónde puede ir la lucha por la justicia y la equidad en nuestro país para llegar más rápido al universo nuevo.
Bruno Revesz 
Semblanza por Maria Luisa Burneo 2
Nuestro querido Bruno nos dejó el 21 de noviembre pasado. Intelectual comprometido, piurano por convicción, jesuita, amigo entrañable de tantos, deja un importante legado para comprender el campo piurano y la sociedad rural peruana. Son diversos sus textos y grande su contribución al desarrollo de la región, sobre lo cual se podría escribir mucho, pero me resulta imposible redactar esta breve nota sin un matiz personal, porque es así como recuerdo a Bruno, desde esas simples pero vitales historias comunes. Son muchos quienes vivieron con Bruno seguramente más tiempo, más emociones y más luchas. Espero expresar una brevísima parte de esos sentimientos compartidos.
Conocí a Bruno el verano de 1999. Eran tiempos del fujimorismo, la Ley de Tierras de 1994 había cambiado el escenario de la propiedad comunal y el Programa Especial de Titulación de Tierras (PETT) había iniciado la titulación de predios individuales dentro de territorios comunales. Este tema preocupaba a los antiguos dirigentes con los que Bruno había trabajado años antes y había generado divisiones internas en la comunidad San Juan Bautista de Catacaos, así como disputas políticas que expresaban lo que sería el inicio de un proceso irreversible de reformas neoliberales que abriría las puertas a corporaciones agroindustriales transnacionales y a la inversión extractiva. Una transformación profunda que Bruno ya imaginaba.
Había escuchado sobre Bruno, había leído algunos de sus textos, en particular su artículo “Catacaos, una comunidad en la modernidad”, publicado en la revista Debate Agrario 14, en 1992. En él, Bruno llamaba la atención sobre los complejos procesos de cambio que ha atravesado la comunidad a lo largo de su historia, su relación con poderosas familias piuranas, con el Estado y el capital privado, así como sobre las respuestas de sus dirigentes y comuneros. Riguroso y con mucha información de campo en sus textos, Bruno debate la teoría con fluidez y no duda al expresar ideas contundentes y provocadoras.
En el recuerdo que guardo de la primera vez que entré a la oficina de Bruno en el CIPCA, aparecen muchos libros apilados sobre el escritorio, también en el piso y en la mesa de al lado… Parecía estarlos revisando todos a la vez y, en efecto, eso es lo que hacía. Nuestra primera conversación transcurrió en medio de libros, olor al café que compramos en el quiosco de la Chepa, el humo de sus Premier y la luz brillante del atardecer piurano que iluminaba el lugar. A diferencia de lo que había imaginado (confieso que con algo de temor), Bruno no me sometió a un interrogatorio sobre autores y textos, ni sobre supuestas hipótesis de investigación; tampoco sobre sus propios textos. Todo ello vendría después.
Fue una conversación amable sobre Piura, su historia, la gente de la comunidad, sobre cómo transcurren las tardes en el Bajo Piura, sobre la chicha, la histórica comunidad campesina San Juan Bautista de Catacaos y algunas de sus luchas. Entre bromas y anécdotas, Bruno dejó deslizar ideas y reflexiones que mostraban una profunda comprensión de los procesos de la región y sus habitantes, de la manera de vivir ese espacio que es el Bosque Seco. Comprendí entonces que Bruno, con todo su conocimiento y su gran capacidad crítica, tenía un interés mayor: construir una relación sincera, sencilla y afectuosa, basada en reflexiones y principios compartidos. Como estudiante de antropología, tenía tantos deseos de hacer trabajo de campo como dudas e inseguridades. Para Bruno eso no hizo diferencia alguna: me recibió como lo ha hecho con todos los que compartimos un interés por comprender los procesos del campo peruano, siempre dispuesto a escuchar y discutir.
Así era Bruno. Si algo tenía prioridad para él, esa era la complicidad de una amistad auténtica y desinteresada. Por eso todos sus amigos los queremos tanto y por eso tenía amigos de lugares tan diversos y de todas las generaciones.
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Como recordó su gran amigo Francisco “Paco” Muguiro, jesuita como él, en su despedida (publicada también en este número de Argumentos), Bruno llegó al Perú en 1976, cuando se ponía en marcha la reforma agraria en Piura, años de cambio y de reorganización en el campo. Desde el CIPCA, la apuesta conjunta consistió en trabajar con las familias de pequeños agricultores —muchos de ellos comuneros y comuneras de diversos lugares de Piura— y sus organizaciones. El Bajo Piura, sin embargo, ocupó un lugar especial, pues en aquellos años la comunidad campesina funcionaba como un espacio de organización no solo territorial sino también como un referente político y de lucha en la vida de los comuneros. El trabajo con la comunidad, por tanto, planteaba un gran reto. Fueron los años de la formación de las grandes unidades comunales de producción (UCP) 3 del desierto, a través de las cuales los comuneros sin tierra —que no fueron beneficiarios de la Reforma— accedieron a ella por primera vez. Años de transformación de los eriazos en zonas cultivables que se trabajarían y serían el sustento para cientos de familias comuneras durante años. Así, en el campo, compartiendo jornadas de trabajo con comuneros y dirigentes, asambleas, fiestas de santos, bautizos y otras celebraciones, Bruno no solo comprendió el Bajo Piura y sus costumbres, sino que también fue parte de la vida de estas personas, sus luchas y anhelos.
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Recuerdo bien la fiesta por los 40 años del CIPCA en diciembre de 2012: Bruno baila a ritmo de cumbia, celebra todos esos años de trabajo con muchos otros investigadores y trabajadores del CIPCA. También recuerdo la alegría de la mesa redonda y grande llena de los antiguos dirigentes comuneros de Catacaos, recordando, como dicen ellos, “las épocas gloriosas del algodón y de las luchas de la comunidad”. Bruno siempre fue un intelectual comprometido con los procesos sociales en los que se veía involucrado; nunca distante, nunca tibio.
Pero Bruno no solo se dedicó al trabajo con la gente en el campo —en formación, en organización o levantando información, como el censo de la comunidad en la década de 1980—, sino que volcó todo ello en trabajos de investigación sesudos y críticos sobre la región, el agro y el campesinado de Piura. Como muestras están sus textos Estado, algodón y productores agrarios (CIPCA, 1982), imprescindible para comprender el proceso del campo piurano; el Atlas Regional de Piura (que elaboró con Nicole Bernex, CIPCA, 1988); Agro y campesinado (CIPCA, 1989), entre varios otros. Bruno se preocupó luego por los nuevos procesos que se iniciaban en Piura (y en el resto del país); así, siguió de cerca el caso de Tambogrande y el conflicto con la empresa minera Manhattan, publicando un artículo sobre el tema en Minería y conflicto social (IEP-CIPCA-CBC-CooperAcción, 2009), así como el proceso de descentralización, sobre el cual publicaría textos como “Gobernabilidad democrática, descentralización y desarrollo territorial local y regional” (IDEAS, 2007) y otros.
Al mismo tiempo, Bruno siempre participó activamente en las iniciativas políticas dirigidas a construir una propuesta regional que involucrara al conjunto más diverso de actores de la sociedad civil piurana. Una apuesta por evitar que el debate público en la región fuese cooptado por los discursos que nos quieren hacer creer que todo vale si las cifras están en azul. Sabía que ello requería promover espacios de debate académico y político con voces que cuestionen lo que venía aconteciendo en el país. Bruno también retó a la academia hasta hacerla confluir en un espacio público con funcionarios, políticos y dirigentes sociales. El incontable número de foros públicos, mesas de trabajo y seminarios que promovió y organizó durante años, ha dejado una huella importante en Piura, gracias a su terquedad por mantener viva una reflexión sobre la sociedad y a su convicción sobre la necesidad de seguir discutiendo ideas para no desaparecer en lo efímero e ilusorio del crecimiento. De hecho, el primer SEPIA se realizó en Piura en 1985, en buena parte gracias a su empeño.
La capacidad de Bruno para ser parte de todo ello, de manera comprometida pero con perspectiva crítica, es sin duda un rasgo que lo define.
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La sensación que tengo —y que seguramente muchos comparten— es la de un Bruno incansable. Sus días y sus horas no se subordinaban a un horario; disfrutaba del trabajo y la medianoche le llegaba entre libros y papeles. Paulita, su mano derecha de toda la vida, memoria viva y traductora de su hablar enredado, puede dar fe de ello y de las dificultades de los últimos años, cuando Bruno se aferraba al trabajo, escribiendo, leyendo, respondiendo correos, como si el tiempo se le escapara de las manos. Brillante, terco, incansable, Bruno.
Muchos tuvimos la suerte de compartir con Bruno la amistad, el estudio, la investigación, el intercambio de ideas, las fiestas, la alegría y los sueños, y comprenderán que no es fácil expresar en estas líneas el profundo cariño y el agradecimiento hacia él por todo lo que aprendimos, sus enseñanzas y consejos; pero sobre todo, por ese cariño que trasmitió siempre, por su compromiso y su coherencia.
Gracias infinitas Bruno. Siempre estarás con nosotros.
Inquietud intelectual y pasión regional
Semblanza por Alejandro Diez 4
Bruno Revesz era muy conocido en los círculos de investigadores agrarios peruanos y latinoamericanos, y su personalidad e inquietud por el conocimiento eran estimulantes para investigadores de diversas disciplinas e intereses. Pero además de encantador era un destacado investigador sobre la problemática agraria nacional, acerca de temas regionales y política nacional y una persona convencida de la necesidad de la difusión del conocimiento. Podría abundar en anécdotas más o menos pintorescas, pero elijo mostrar a mi amigo Bruno en una parte de su trayectoria como investigador múltiple y como gestor académico desde la esquina noroeste del país, como promotor de la descentralización del saber y de la visibilización y reconocimiento de las regiones en el escenario nacional. En general, el conjunto de su trabajo de investigación está disperso a lo largo de más de treinta años de publicar en revistas y libros del Perú y del extranjero, sobre temas aparentemente tan dispares como la Reforma Agraria, la gobernanza y las bibliotecas. Sus trabajos se integran sin embargo por su anclaje regional, que en Bruno era pasión, inquietud, cruzada y apostolado académicos.
El primer libro de Bruno, Estado, algodón y productores agrarios (1982), desarrolla y condensa buena parte de lo que será luego el despliegue analítico de sus trabajos. Las lógicas de la cadena productiva del algodón y su subordinación técnica y económica, la construcción de los precios por el control del mercado y las resistencias de la organización del campesinado frente al Estado, recordándonos que no se trata de procesos estrictamente técnicos, económicos o políticos. Bruno mira los procesos de producción del algodón pima en el marco de configuraciones más amplias, que se expresan en múltiples ámbitos al mismo tiempo: comunidad, región, país y contexto internacional; escenarios de fijación de precios y de control de las cadenas productivas ciertamente, pero ante todo regionales.
El conjunto de entradas múltiples se despliegan en la compilación Agro y campesinado (1989), que reúne una serie de trabajos de historia agraria, de los movimientos sociales y las movilizaciones campesinas en defensa de los precios del algodón y del proceso organizativo de los ronderos, así como una serie de artículos sobre políticas agrarias, la reforma y las múltiples transformaciones y reacomodos en la estructura de tenencia y manejo de la tierra. Sus trabajos sobre la Reforma Agraria son de los primeros en combinar los efectos de los procesos de afectación y adjudicación con las políticas y el accionar del Estado a lo largo del proceso (1986, 1991).
Durante los últimos diez años, ha desarrollado una serie de tres estudios como parte de equipos interdisciplinarios e interinstitucionales que culminarían con los libros sobre pequeña agricultura comercial, desarrollo rural en la sierra y minería y conflicto social (Escobal, Revesz y Trivelli 2006 y 2009 y De Echave et ál. 2009), y su trabajo sobre Tambogrande en este último libro sería complementado luego en “el triángulo sin cúpula” sobre la relación empresa, Estado y comunidad en los conflictos mineros (Revesz y Diez 2006).
Mención especial merecen sus estudios sobre la comunidad de Catacaos —que alguna vieja broma piurana señala que fue “inventada por Bruno”—. Además de sus estudios sobre estructura agraria y comercialización del algodón (1980), destaca particularmente el reempadronamiento de la comunidad desarrollada con Marcial Quintana, que marcó en su momento la pauta para la ampliación y el reconocimiento de derechos políticos en la comunidad y en la región (1986), así como su trabajo sobre la historia y la política de Catacaos (1992).
Fue miembro activo del Seminario Permanente de Investigación Agraria (Sepia), organizó dos de sus eventos en Piura y participó en la mayor parte de las reuniones bianuales. Además, fue varias veces miembro de su consejo directivo y elaboró dos ponencias de balance, la primera sobre la Reforma Agraria para la primera reunión en Piura (1986) y la segunda acerca de población y ruralidad para el encuentro de Arequipa (1995).
Bruno era también un politólogo destacado, que trabajó sobre temas de gobierno, democracia y descentralización. Así, aun mirando la política peruana desde la “periferia”, desde Piura, sus análisis y trabajos, probablemente publicados la mayor parte en el extranjero, son poco conocidos en nuestro medio, pero da cuenta de una trayectoria de analista político en permanente reflexión sobre los procesos peruanos, como la realizada en las publicaciones: “Vingt ans aprés la réforme de la périphérie agraire, les impuissances de l’État péruvien” (1991), “Structure de représentation au Pérou” (1992), “Ciudadanos periféricos y demos dividido” (1993), “El ocaso del sistema de partidos en la escena electoral peruana” (1996), “Avances y retrocesos de la descentralización territorial y política en Colombia, Bolivia y Perú” (1998), “Gouvener démocratiquement” (2003) y “Gobernanza, procesos participativos y desarrollo territorial local” (2009). Ciudadanía, representación y democracia son los temas más recurrentes en sus trabajos, y en alguno de los últimos llega a desarrollar y plantear un marco teórico para el análisis de la gobernanza desde una óptica regional.
Su vocación por la investigación y la difusión del conocimiento desde las regiones lo llevaron a impulsar el Departamento de Investigaciones del Cipca de Piura, el que animaría a lo largo de tres décadas. En 1988 edita con Nicole Bernex el Atlas regional de Piura, lo que supuso un exhaustivo trabajo de recuperación de fuentes, de elaboración de mapas y de registro y acopio de información en un inicialmente pequeño “centro de documentación” que paulatinamente crecería hasta convertirse en un centro de información regional y una biblioteca especializada sobre la región Piura. El conjunto de referencias reunidas se condensa luego en el “derrotero bibliográfico” (1997), guía bibliográfica temático-analítica sobre la región elaborada con Laura Hurtado, Susana Aldana y Jorge Requena. Años después seguiría preocupado por los centros de investigación y documentación y su necesidad para el desarrollo regional, desarrollando una serie de trabajos sobre las bibliotecas en América Latina (1995-1996,1997 y 2001).
Bruno Revesz creó un centro de investigación que trabajaba movilizando un recurso fundamental: más que por incentivos económicos se trabajaba bajo el impulso y el interés por el desarrollo regional y la pasión por el conocimiento, pero sobre todo por Piura y su gente. Desde una ciudad lejana de la capital, extremadamente calurosa, lejos de los centros de decisión del país, lo fascinaba el descubrimiento constante de una realidad cambiante y retadora. Para los cuarenta años del Cipca Bruno organizó un último seminario, reuniendo a diversos investigadores para generar “Miradas cruzadas” sobre políticas públicas y desarrollo regional en el Perú (2013). Finalmente, al caer el día el sol se pone en el horizonte detrás de los algarrobos, que se tornan negros al contraste de luz, en la tierra y la región que lo acogió y adoptó.
Referencias bibliográficas
Revesz, Bruno (ed.) (2013). Miradas cruzadas: políticas públicas y desarrollo regional en el Perú. Lima: CIPCA, IEP.
Escobal, Javier, Bruno Revesz y Carolina Trivelli (2009). Desarrollo rural en la sierra: aportes para el debate. Lima: IEP, Grade.
Revesz, Bruno (2009). “Gobernanza, procesos participativos y desarrollo territorial local”. EnGobernabilidad y gobernanza de los territorios en América Latina. Lima: IRD, IFEA, pp. 33-56.
De Echave, José, Alejandro Diez, Ludwig Huber, Bruno Revesz, Xavier Ricard y Martín Tanaka  et ál. (2009). Minería y conflicto social. Lima: IEP, CIPCA, CBC, CIES.
Revesz, Bruno (2007). “Gobernabilidad democrática, descentralización y desarrollo territorial local y regional”. En Nueva ruralidad y competitividad territorial. Lima: Centro IDEAS, pp. 165-201.
Escobal, Javier, Bruno Revesz y Carolina Trivelli (2006). Pequeña agricultura comercial: dinámica y retos en el Perú. Lima: CIES.
Revesz, Bruno y Alejandro Diez (2006). “Un triángulo sin cúpula (o los actores desregulados en los conflictos mineros)”. En: Perú hoy: nuevos rostros en la escena nacional. Lima: Desco, pp. 50-88.
Revesz, Bruno (2003). «Gouvener démocratiquement: une question d’Etat?, perceptions latino-americaines». En Etre gouverné: Etudes en l’honneur de Jean Leca. París : Presses de Sciences Po, pp. 287-298.
Revesz, Bruno (2001). “Políticas de información, bibliotecas públicas y desarrollo local y regional”.
Revista Interamericana de Bibliotecología, n.º 2: 45-63. Jul.-dic.
Revesz, Bruno (1998). “Avances y retrocesos de la descentralización territorial y política en Colombia, Bolivia y Perú”. Agenda, n.º 1: 137-168. Mar.-ago.
Revesz, Bruno, Susana Aldana, Laura Hurtado y Jorge Requena (1997). Piura: región y sociedad. Derrotero bibliográfico para el desarrollo. Piura-Cusco: Cipca, CBC.
Revesz, Bruno (1997). “Políticas públicas en América Latina y el papel estratégico de la biblioteca: nuevos desafíos”. En La función social del bibliotecólogo y la biblioteca. México D. F.: UNAM, Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas, pp. 6-18.
Revesz, Bruno (1996). “El ocaso del sistema de partidos en la escena electoral peruana”. Revista Mexicana de Sociología, n.º 1: 77-95. Ene-mar.
Revesz, Bruno (1995-1996). “Bibliotecas y bibliotecarios latinoamericanos en el entorno ‘pre’ y ‘post-moderno’”. Redial. Revista Europea de Información y Documentación sobre América Latina, n.º 6-7: 7-18.
Revesz, Bruno (1995). “Espacios rurales y sociedad nacional”. En Perú: el problema agrario en Debate.Cajamarca: Sepia V, pp. 283-323.
Revesz, Bruno (1993). “Ciudadanos periféricos y demos dividido”.: Revista Andina, vol. 11, n.º 2:  271-304.
Revesz, Bruno (1992). “Catacaos: una comunidad en la modernidad”. Debate Agrario, n.º 14: 74-105. Jun.-set.
Revesz, Bruno (1992). «Structure de représentation au Pérou». En Réinventer la démocratie: le défi latino-américain. París : Presses de la Fondation Nationale des Sciences Politiques, pp. 85-110.
Revesz, Bruno (1991). «Vingt ans aprés la réforme de la périphérie agraire, les impuissances de l’État péruvien». Revue Française de Science Politique, n.º 6 : 808-831. Dic.
Revesz, Bruno (1989). Agro y campesinado. Coyunturas nacionales y perspectiva regional. Piura: Cipca.
Bernex de Falen, Nicole y Bruno Revez (1988). Atlas regional de Piura. Lima: PUCP, CIGA, Cipca.
Revesz, Bruno (1986). “Necesidad de una nueva interpretación de la reforma agraria y sus aspectos, estructura agraria y formas de producción asociativas: balance y perspectivas de la investigación reciente”. En Perú: problema agrario en debate. Lima: Sepia I, pp. 87-122.
Revesz, Bruno y Marcial Quintana (1985). “El reempadronamiento general de la comunidad campesina San Juan de Catacaos”. En Educación, asesoría y organizaciones populares. Lima: Cipca, Desco, pp. 67-104.
Revesz, Bruno (1982). Estado, algodón y productos agrarios. Piura: Cipca.
Revesz, Bruno (1980). Estructura de producción en el agro piurano: por cultivo, por zonas, por formas de tenencia de la tierra. Piura: Cipca.

  1. El texto corresponde a la Homilía que realizó Paco Muguiro en la misa de despedida a Bruno Revesz el domingo 23 de Noviembre del 2014. 
  2.  Antropóloga, Investigadora del IEP
  3. La comunidad campesina conformó las UCP en zonas de territorio comunal para entregarle la tierra a familias de comuneros sin tierras, bajo una forma de gestión y manejo colectivos. Muchas existieron y siguieron funcionando como grupos hasta mediados de la década de 1990
  4.   Antropólogo, profesor principal de la PUCP.