En este número, Argumentospropone reflexionar sobre las posibilidades que se presentan para el país ante la inminente construcción del Museo de la Memoria, con la expectativa de que este proyecto logre convocar a todos los peruanos a mirar, sentir y recordar el horror de la violencia política vivida y de ese modo evitar que algo similar se repita.

Durante las últimas semanas, las imágenes de policías muertos y heridos en la zona del Valle del Río Apurímac y Ene (Vr a e) han activado viejos recuerdos y, sobre todo, el temor de que regresen los peores tiempos de violencia política al país. ¿A quiénes nos enfrentamos? ¿Son remanentes de Sendero o cárteles de narcotráfico? ¿O acaso nos enfrentamos a lo que se ha denominado “narcoterrorismo”? Los analistas no parecen estar del todo de acuerdo, mientras que los políticos de turno parecen no haber aprendido de los errores de sus antecesores, y lejos de vislumbrarse una estrategia integral para dar solución a esta problemática, tenemos nuevamente a las fuerzas armadas y policiales abandonadas (y enfrentadas) en su tarea de “salvar a la patria”. La poca presencia estatal en la zona parece repetirse y un Ministro de Defensa que apela a Dios “para que no haya muertos», no parece muy tranquilizador. A este escenario se suma una temprana campaña electoral, en la que los posibles candidatos aprovechan los trágicos sucesos para evaluar la reacción de los electores y preparar sus ofertas sobre el tema.

El 12 de septiembre pasado se cumplieron 17 años de la captura del máximo líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán Reynoso, y se escogió ese día para la realización, en Lima, de una marcha por la paz y en contra de los últimos sucesos de violencia en el VRAE. Necesitamos más actos colectivos como estos. Reconocer y rechazar las situaciones de violencia en el país es una estrategia crucial para que esta no se repita. Esperemos que el Museo de la Memoria sea una oportunidad para construir y recrear memoria colectiva y para reconocer que, si bien la violencia política de esa época terminó, no hemos atendido aún ni sus secuelas ni sus principales causas.

El presente número reúne la opinión de personalidades de distinto origen y orientación sobre el Museo de la Memoria, en la expectativa de ir ampliando el debate y el consenso social sobre la importancia de este proyecto. Estas opiniones han sido acompañadas por una selección de distintas representaciones gráficas sobre la violencia política en el país. Agradecemos todas las colaboraciones que han hecho posible esta iniciativa.