La relación entre la rebelión de Tupac Amaru y la independencia del Perú ha sido y sigue siendo compleja. Tal como lo analizo en mi libro (La rebelión de Tupac Amaru), la Gran Rebelión (1780-1783) puso en jaque el dominio español, al llegar a controlar el territorio que se extiende desde Cuzco hasta Potosí gracias a una alianza estratégica con los kataristas. La fase tupacamarista por sí sola (es decir, sin incluir la katarista) provocó más de 100.000 muertes y cambios radicales en la política española frente a sus colonias andinas. Sin embargo, generaciones de historiadores, intelectuales y autoridades han tenido dificultad al momento de definir y aclarar la relación entre los acontecimientos de 1780-1783 y las guerras de independencia de 1811-1824.
La rebelión de Tupac Amaru no fue, por ello, una mera primera fase de lo que vino después, sino algo diferente, único en la historia mundial, que sí cambió al Perú y el mundo hispano.
¿Por qué la dificultad? En primer lugar, Tupac Amaru nunca aclaró exactamente lo que pretendía imponer. Sus escritos son heterógeneos en su contenido, y en vez de proponer una plataforma fácilmente ubicable en términos globales, reunió un fascinante mosaico de proyectos y discursos para cuestionar y justificar la expulsión de los españoles. Su programa no fue una versión preliminar de la posterior rebelión de los hermanos Angulo (1814), los diferentes movimientos regionales y los ejércitosliderados por José San Martín y Simón Bolívar durante la fase 1811-1824. La rebelión de Tupac Amaru no fue, por ello, una mera primera fase de lo que vino después, sino algo diferente, único en la historia mundial, que sí cambió al Perú y el mundo hispano. En segundo lugar, el mundo había cambiado significativamente entre 1780 y 1820. No solo debemos considerar las transformaciones ocurridas con las revoluciones francesas y haitianas, así como el auge de la Ilustración, sino cambios más sutiles en cuanto a la relación entre España y el Perú y en la cultura política en el interior del virreinato. Como en el resto del planeta, el Perú se transformó de 1780 a 1810 en parte por las repercusiones de la rebelión de Tupac Amaru. Estos cambios, paradójicamente, impiden una comparación o asociación fácil entre las insurgencias de la década de 1780 y las del siglo XIX.
Muchos han usado el término “precursor” para describir la relación entre 1780 y el siglo XIX. Es un término ambiguo, ya que un precursor puede ser un mero fenómeno anterior, un precedente, o puede ser un primer paso que influye de manera decisiva en un proceso más amplio. Cuando Juan Velasco Alvarado (1968-1975) convirtió a Tupac Amaru en su gran símbolo, quiso subrayar que Tupac Amaru marcaba el radical comienzo de la búsqueda de independencia de la metrópoli (que seguía latente, supuestamente, hasta la llegada del gobierno militar en 1968). Enfatizó además los vínculos entre 1780, 1821 y 1968, empleando el término “precursor” (y también “prócer”). A su vez, el ultranacionalista Velasco respondía a los críticos que sostenían que la independencia peruana fue obra exclusiva de extranjeros, principalmente José de San Martín y Simón Bolívar. Con su uso ubicuo de Tupac Amaru como ícono y su apoyo a importantes publicaciones, como la Colección documental de la independencia peruana, Velasco ofreció una visión alternativa a la que difundían sus críticos.
Volvamos a la complejidad del problema planteado inicialmente. Tupac Amaru y la Independencia guardan relación, pero ¿cómo y de qué forma? Primero, descartemos algunas interpretaciones. Las dos más extremas sostienen que Tupac Amaru no tuvo relación alguna con la Independencia o que fue simplemente un importante primer paso en una cadena de luchas “nacionales” contra los españoles. Ambas son erróneas. Más bien, la rebelión de Tupac Amaru influyó de forma contundente en los acontecimientos ocurridos tres décadas más tarde. No fue necesariamente un primer paso en una ruta predeterminada, pero sí podemos afirmar que fue un factor influyente. Es importante, entonces, revisar el proyecto de José Gabriel Condorcanqui y Micaela Bastidas. Aunque en su correspondencia ambos decían actuar con el apoyo explícito del rey Carlos III, y mientras protegía a la Iglesia católica e intentaba incorporar al movimiento a sectores criollos, mestizos y hasta españoles “buenos”, Tupac Amaru dirigió una rebelión radical en la práctica.
Como sabemos, la rebelión comenzó con la ejecución del corregidor Antonio de Arriaga y se expandió con el saqueo de haciendas y la quema de obrajes, actos nada “reformistas”. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, surgió la tensión entre una visión más moderada de los dirigentes y otra más radical de sus seguidores, en su gran mayoría campesinos quechuahablantes. Mientras que para Micaela Bastidas y Tupac Amaru existían españoles aceptables y la Iglesia católica era intocable, la masa rebelde cada vez más extendía la definición de “enemigo” y comenzaba a atacar las iglesias del sur andino, así como a algunos sacerdotes. Esta tensión se fue acentuando con el paso del tiempo, sobre todo tras la muerte de Tupac Amaru y Micaela Bastidas y el traspaso del epicentro de la insurgencia hacia el lago Titicaca. En la segunda fase de la rebelión, los rebeldes y los realistas dejaron de tomar presos —ejecutaban a los sospechosos sin proceso alguno— y la neutralidad resultó imposible. Como sostengo en el libro, el conflicto se convirtió en “una guerra total”.
Los líderes de la segunda fase aceptaron un cese al fuego y la promesa de una amnistía a fines de 1782. Esta sería revocada meses después, y los líderes, Diego Cristóbal Tupac Amaru, Mariano Tupac Amaru y Andrés Mendigure, fueron ejecutados de manera brutal y muchos de sus familiares fueron enviados a presidios en Chile y España en condiciones inhumanas. La represión se concentró en los parientes y los más cercanos a los líderes. Asimismo, las autoridades intentaron evaluar el nivel de apoyo otorgado a la rebelión por algunos criollos y curas. La famosa campaña represiva del visitador José Antonio de Areche (la prohibición de las obras de Garcilaso de la Vega, de las referencias a los incas y hasta del uso cotidiano del quechua, una especie de revolución cultural colonial) quedó en el papel. No llegaría a realizarse.
La rebelión provocó represión y una serie de reformas. El visitador Arreche arremetió frontalmente contra la cultura andina, subrayando que la Conquista había sido incompleta debido a la persistencia cultural de los indígenas y a la incapacidad de autoridades y sacerdotes en imponer la cultura ibérica, sobre todo el castellano y el catolicismo. Para él, la continuidad y extendido uso del quechua era signo del atraso de los indígenas y el fracaso del proyecto colonial. Autoridades de tendencia más moderada o más políticamente pragmáticas sabían que no podían depender solamente de la represión: antes, debían bajar la presión tributaria en la zona rebelde y tener mucho cuidado de provocar otro levantamiento. A la rebelión no le siguió, como se podía suponer, un baño de sangre.
Lo que sí es evidente es que los españoles lograron silenciar o poner en segundo plano la rebelión. Hablar de Tupac Amaru en las décadas posteriores era peligroso.
Lo que sí es evidente es que los españoles lograron silenciar o poner en segundo plano la rebelión. Hablar de Tupac Amaru en las décadas posteriores era peligroso.Nadie en Cuzco quería ser asociado con la rebelión —la represión y sus repercusiones continuaban—, debido a lo cual los pueblos cuzqueños rebeldes permanecieron temerosos. Además, fue un tema doloroso: los que sentían simpatía por la rebelión sabían que casi habían logrado la victoria, y tras la derrota experimentaron la frustración y la muerte de los suyos. Aunque falta profundizar en estos años posteriores, sabemos que el nombre de Tupac Amaru no fue mencionado con frecuencia en Cuzco. De alguna manera, era un tema amargo y tabú para todos: para los realistas que casi perdieron América del Sur y para la mayoría del pueblo cuzqueño que sintió haber perdido de manera injusta.
Tupac Amaru no fue un símbolo de los diferentes movimientos independentistas peruanos. Creo que el que Tupac Amaru no haya sido un referente para los rebeldes refleja la capacidad española de anular la discusión sobre el levantamiento. En la misma España, recién llegó a ser un tema de interés histórico en la década de 1830. Fue incómodo incluso para los mismos dirigentes patriotas por distintas razones. La gran insurrección del Cuzco de 1814 tuvo como uno sus dirigentes militares a Mateo Pumacahua. El cacique de Chinchero fue un instrumento principal en la represión de Tupac Amaru, pues utilizó a sus soldados indígenas para neutralizar las ventajas bélicas de los rebeldes, al emplear las mismas tácticas. En una de las grandes ironías históricas, Pumacahua se convirtió en líder rebelde a los setenta años y murió ejecutado por los realistas. Como anotamos, el Perú cambió. Los hermanos Angulo tampoco usaron a Tupac Amaru o Micaela Bastidas como símbolos. Falta explorar el porqué.
Con la derrota de la rebelión del sur andino en 1815, el eje de la Independencia se movió hacia Lima y la costa (con réplicas importantes, es necesario recordar, en muchas zonas andinas). Y aunque suene a simplificación, los dirigentes de la fase costeña de 1818-1823 no estaban interesados en un movimiento violento y distante en el espacio y el tiempo, ocurrido en el sur andino en la década de 1780 y con actores que hablaban en quechua. Hubo enormes diferencias entre los proyectos de Tupac Amaru (sobre todo de sus seguidores más intransigentes) y de los patriotas moderados que apoyaron tibiamente a San Martín. Obviamente, dentro de los grupos patriotas hubo grupos más radicales que bien podían simpatizar con Tupac Amaru. Sin embargo, los proyectos de 1780 y 1820 tenían grandes diferencias sociales y políticas.
Necesitamos saber más sobre Tupac Amaru como símbolo durante las guerras de independencia. Mi argumento de que Tupac Amaru no tuvo una repercusión importante en dicho proceso y que su presencia en el imaginario creció solo a partir de 1830 puede estar equivocado. Hace falta ver su papel en los diferentes movimientos que van de Arica a Tumbes y en otras regiones del territorio en conflicto. Se trata de una tarea pendiente.
Necesitamos saber más sobre la participación popular en los diferentes grupos y tomar en serio a los realistas. Tomar en cuenta la presencia o legado de la gran rebelión de Tupac Amaru nos ayudará a entender a su vez la Independencia.
En realidad, es una de las entradas más prometedoras para el bicentenario: regresar a la historia social y ver por qué, cómo y quiénes apoyaban a los diferentes grupos, incluso a los realistas. Dentro de este proyecto, examinar el impacto o la imagen de Tupac Amaru es un tema de investigación muy sugerente. En las últimas décadas, el estudio de la independencia en Hispanoamérica ha sido una especie de juego de ping-pong: pasa de un énfasis del lado americano al lado ibérico para otra vez desplazarse al lado americano, y etcétera y etcétera. Por cierto, en los últimos años se suele acentuar los cambios culturales y políticos en Europa más que los acontecimientos americanos, lo que me parece un error o, mejor dicho, una exageración.
Mi recomendación es que retornemos a una historia más amplia, basada en lo mejor de la historia social, para entender la diversidad de movimientos sociales y políticos a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX. Esto nos permitirá ver los cambios en la cultura política y las relaciones políticas desde Tupac Amaru hasta la batalla de Ayacucho. Contamos con pocos estudios nuevos sobre los diferentes movimientos, los más pequeños e incluso los más grandes. Perú fue pionero en algunos de estos estudios críticos hace unas décadas. Necesitamos saber más sobre la participación popular en los diferentes grupos y tomar en serio a los realistas. Tomar en cuenta la presencia o legado de la gran rebelión de Tupac Amaru nos ayudará a entender a su vez la Independencia, lo cual contribuirá a comprender mejor las promesas, muchas de ellas no cumplidas, de la Independencia y por ende el significado del bicentenario.
Estimados amigos.
Las raíces de la memoria colectiva de nuestra nación subyacen en aquella voluntad humana y social que permitió el inicio de la liberación.
Aplaudo estas entregas que espero tildan aun mas a rescatar la imagen y la profunda obra social de Tupac Amaru y las implicaciones modernistas de sus actuaciones y luchas populares.
Buscare hacerles llegar mas comentarios y saludo la,obra presentada.
Salinas Luis
Arquitecto
CAP 2823
Perú
Cuidad el Cusco
Noche del 18/08/2015
LOS DEBATES EN TORNO A LA INDEPENDENCIA ES UNA NECESIDAD HISTÓRICA
Nuestro amigo Charles Walker, recrudece con su trabajo histórico una mirada mas amplia que la vieja historia tradicional sigue sosteniendo que los acontecimientos previos no fue detonante para la pre-independencia y finalmente la independencia pos criolla que emerge con fuerza.Desde dicho enfoque urge analizar para renovar el saber histórico, y vamos al caso de Huánuco, la rebelión andina de 1812, y sus propuestas desde una perspectiva criolla y andina.Si Charles Walker sostiene que la politica virreynal fue punitiva con expresiones andina en la pos rebelión de Tupac Amaru ,de la misma manera sostenemos cuando las fuerzas pos realistas en Huánuco de 1812, retoman la administración política pos hispana, trata de ser punitivo y drástico contra la subdelegación de Panatahuas, inclusive se quito la categoria de Subdelegación para ser nominado a simple pueblo y finalmente la usanzas andinas perseguido.En conclusión el trabajo de Charles Walker ,intenta contribuir lo que un sector de historiadores ya sostenemos sobre la trayectoria social y política de Tupac Amarú como las influencia del mensaje para posteriores acontecimientos de la pre-independencia política del Perú.VICTOR NIETO BONILLA, HISTORIADOR PERUANO.
Si como se sostiene en el artículo, Túpac Amaru no fue reivindicado, a pesar de su relativa cercanía temporal y territorial en 1814 -1815 por la presencia dominante de Pumacahua, entonces tenemos en parte la respuesta a porqué en la actualidad Pumacahua no significa gran cosa en la memoria histórica regional contemporánea sobre la independencia; pues justamente, Túpac Amaru y lo que representa en el imaginario actual, más allá de la objetividad que exista sobre su gesta, aparece como una tarea incumplida y con ello el síntoma de un estado de ánimo de profundo cuestionamiento al sistema republicano instalado desde el olvido traumático que padeció aquél, en el horizonte mental e ideológico del proceso independentista. Tampoco olvidar que en la periferia regional inmediata al Perú, en Chile, Argentina y Nueva Granada, Túpac Amaru fue utilizado como alegoría ideológica a favor de la independencia. Esto último dice mucho de la censura mental y el bloqueo ideológico en el Perú ya independentista.
Fue demasiado radical el recuerdo – fresco y confrontacional – de Tupac Amaru en 1814 – 1815; interesa preguntarse porqué ahora mas de dos siglos después la evocación de sus ideales – reales o imaginarios esa es otra discusión- persiste, en realidad muy poco en la academia y más entre la mayoría de grupos sociales. Lo paradójico es que a mayor distancia del evento histórico, mayor es la evocación del fenómeno, con todas las distorsiones que son producto más bien, de las circunstancias del momento histórico en que se le rememora. Con niveles de énfasis que no es difícil de explicar – pero difícil de admitir- entre las mayorías sociales étnica y culturalmente no blancas ni criollas. Sin omitir las desavenencias entre memorias urbanas y rurales. Ciudadanías sociales subalternas. La (s) respuesta (s) contemporánea a dilemas históricos no puede prescindir de la memoria histórica actual dominante del fenómeno histórico que se desea racionalizar. La inclusión como experiencia y práctica más que como simple retórica. Desde mi punto de vista, no está claro si ayuda o no a la convivencia democrática el encubrir tremendo nudo ideológico, cortarlo o realizar el penoso, responsable y largo trabajo ya no de desanudarlo, sino deshilvanarlo. Walker hace lo suyo sobriamente, quizás – lo expreso con respeto y aprecio – su identidad de peruanista es una fortaleza para expresar con claridad, sencillez y seguridad los resultados de sus indagaciones históricas. Se requiere sin duda más conocimiento que ideología. Lo último es inevitable, el punto es la conciencia que se tenga del fenómeno. Aunque a la sombra existen veleidades historiográficas velasquistas. Por ejemplo en los actuales escenarios sociales y políticos, creo que una lectura integral sobre Túpac Amaru desde las contribuciones de Tito Flores contribuiría más a la desintegración y el encono. Por la sencilla razón que sus reflexiones se produjeron desde escenarios sociales y exigencias ideológicas que ya no existen. En general mi hipótesis es que si persiste el fantasma desintegrador de Tupac Amaru, es por la ausencia de narrativas históricas y simbólicas científicas. El anacronismo es comprensible entre los lectores, mas es inadmisible en una academia que se conciba, moderna, nacional, pluralista y científica.
primeramente .- quería que cuando se escribe sobre la historia y se hace referencia al cusco quisiera que por lo menos no escriban cuzco con Z ya que cusco, cuzco significa
«nombre masculino de Perro pequeño que no tiene una raza definida»
segundo .- estoy de acuerdo que la figura de que Jose Gabriel en su presencia de la lucha contra los Invasores Españoles fue diferente a los demás levantamientos , la característica fundamental es de seguir un programa político que con solo el aspecto militar. y reconocer que la clase criolla temblaba con su levantamiento ,es que dentro de sus programa planteaba retomar o unir los lazos perdidos con el tahuantinsuyo de ahí es que no se habla de una verdadera independencia en todo caso se habla de la independencia criolla con apoyo indígena y de exportación.
Que significa la primera frase
JOSÉ GABRIEL CONDORCANQUI TUPAC AMARU II FUE EL
PRIMERO EN ABOLIR LA ESCLAVITUD EN EL MUNDO Y
ENGENDRÓ LA REVOLUCIÓN FRANCESA
Dr. Godofredo arauzo
Para adquirir identidad nacional hay que conocer nuestra historia; conocemos la historia oficial más no la historia real, que empieza a reescribirse El 4 de Noviembre de 1780 se inició la revolución de José Gabriel Condorcanqui Noguera Túpac Amaru II con el apresamiento y posterior ejecución del corregidor sanguinario Antonio de Arriaga; que resquebrajó los cimientos del imperio español en las Indias y trazó el camino de la independencia de América Latina.
En nuestra patria, PERÜ, José Gabriel Cordorcanqui Tupac Amaru II fue el primero en abolir la esclavitud en el mundo el 16-11-1780 en el Santuario de Tungasuca. En la abolición de la esclavitud eatá sintetizado la igualdad, fraternidad y libertad de la revolución francesa. y como tal engendró la Revolución francesa. En Estados Unidos abolió la esclavitud Abraham Lincold en 1863 y en Perú, Ramón Castilla en 1854. 83 años y 74 años respectivamente después que abolióTupac Amaru a. Por derecho histórico y de justicia a Túpac Amaru II debe reconocerse la paternidad de la abolición de la esclavitud del mundo y Perú y que engendró la Revolución Francesa, sirvió de estímulo e inspiración para la redacción de las obras de Juan Pablo Vizcardo y Guzman, Pablo de Olavide; como así mismo sirvió de inspiración a San Martín para la liberación de Argentina, Chile y Perú y es el primer precursor de la emancipación de América Latina. Personalidades contemporáneas le comparan con Cromwel, Robespier y Jorge Washington. Era persona hábil e instruida; doctor en derecho canónico, teología y civil, con cultura política, políglota,: dominaba el castellano, latín, quechua. aymara y otros dialectos. Su cultura se aprecia en el oficio que le envía a Areche el 5 de Marzo de 1781 en un párrafo escribe: » Un humilde joven pastor rústico con el palo, la honda y la providencia divina libertó al infeliz pueblo de Israel, del poder de Goliat y Faraón; la razón fue las lágrimas de estos pobres cautivos dieran tales voces de compasión, pidiendo justicia al cielo, que después de cientos de años salieron de su martirio y tormento para la tierra de promisión; más ¡ ay¡ que al fin lograron sus deseos, aunque con tanto sufrimiento y llanto¡.. Más nosotros infelices indios, con más suspiros y lágrimas que ellos, en tantos siglos no hemos podido conseguir algún alivio; será la razón porque el Faraón que nos persigue, maltrata y hostiliza no es uno sólo, sino muchos, tan inicuos y de corazones tan depravados como son los corregidores, sus tenientes, cobradores y demás corchetes. hombres diabólicos y perversos, que presumo que nacieron del lúgubre caos infernal y se sustentaron de los pechos de arpías más ingratas, por ser tan impíos, crueles y tiranos; a los Nerones y Atilas, de quienes la historia refiere sus iniquidades y de sólo oir se estremecen los cuerpos y lloran los corazones».
Se movilizaba sobre un caballo blanco son su séquito y capellán y en los pueblos era recibido. por los curas con capa de coro; cruz alta y palio..La preparación de la rebelión duró cerca de 10 años, movilizó más de 100, 000 soldados en una extensión de más de 1,500 kilómetros; se movilizaban las personas con pasaportes o salvoconductos otorgados por su lugarteniente y esposa Micaela Bastidas y su apelativo familiar era CHEPE. La respuesta a Areche, su encarnizado torturador:» Tú por opresor y yo por evitarlo, merecemos la muerte» sintetiza su personalidad. Antonio de Areche le hizo justicia al informar al Ministro de Indias el 30 de Abril de 1781: » Es de un espíritu y naturaleza muy robusta y de una serenidad imponderable» . Contestaba a sus verdugos: «Que no diría a nadie la verdad, aunque le sacasen la carne a pedazos»: cumplió su palabra.
Los objetivos de la revolución de Tupac Amaru no tenía la finalidad de anexar territorios sino era eminentemente social y económico: abolir la esclavitud, la mita, los repartimientos, obrajes, la desaparición de los corregidores; en síntesis, anticolonial, antiesclavista y antifeudal, único en el mundo. En el lugar donde firmó Tupac Amaru la abolición de la esclavitud debe levantarse un altar antiesclavista, debe corregirse la omisión histórica de no reconoer que fue el primero en abolir la esclavitud en el mundo y en el Perú, considerarle primer precursor de la independencia de América Latina y padre de la revolución francesa. Más tarde que nunca se hará realidad.
Las metas de este movimiento siguen vigentes; terminará cuando tengamos un gobierno que trabaje por el desarrollo de los peruanos, ningún niño duerma sin comer un pan en el día:y no mueran 1 niño en el mundo cada 5 segundos ambre. exista justicia. La gloria de José Gabriel seguirá creciendo como crece la sombra cuando el sol declina.
1. Lewin B. La Rebelión de Túpac Amaru, 1957,
2. Valcárcel CD. Túpac Amaru, 1970,
3. Hernández R. Precursor y Rebelde Túpac Amaru, 1969
4. Bonilla J. La Revolución de Túpac Amaru, 1971,
5. Valcárcel CD. La Revolución de Túpac Amaru, 1973,
6. Sivirichi A. La Revolución Social de los Tupac Amaru, 1979,
7 Vega JJ. José Gabriel Túpac Amaru, 1969
Email: godo_ara@hotmail.com