Paulo Drinot es Senior Lecturer en Historia de América Latina en el Instituto de las Américas del University College London, en el Reino Unido. El año pasado publicó, como editor, el libro Peru in Theory (Nueva York: Palgrave MacMillan). Este volumen llamó rápidamente la atención por la propuesta, arriesgada para algunos, de mirar al Perú a la luz de propuestas teóricas influyentes, pero, al mismo tiempo, diversas temática y temporalmente. Desde el decimonónico Alexis de Tocqueville hasta la contemporánea Judith Butler; desde las ideas de Ernesto Laclau, comprometido con la transformación social, hasta las recomendaciones más conservadoras de Samuel P. Huntington. Así, el libro reúne a un grupo de importantes historiadores y científicos sociales, nacionales y extranjeros, con el objetivo de desarrollar este contrapunto explícito entre diferentes manifestaciones y características de la sociedad peruana, como fuente empírica, y las propuestas teóricas.

Sin embargo, Perú en teoría también ausculta intrínsecamente al caso peruano, pues el ejercicio analítico además es entendido, como señala el editor, en función del imaginario compartido de un país que tiene una serie de dimensiones en teoría… y otras en la práctica. 1 Estas características hacen del libro una pieza importante en el debate actual sobre las ciencias sociales —y su rol para comprender el país—, pero también para el debate sobre las transformaciones y continuidades del Perú, así como los retos —nuevos y antiguos— que debemos enfrentar frente al bicentenario de la Independencia. Por este motivo, consideramos importante introducir el texto y animar su debate mediante una breve pero sustanciosa entrevista con el editor que ahora compartimos con ustedes.

¿Cómo surge la idea de Perú en teoría?

Hace unos años, escribí un texto sobre los artículos periodísticos de Alan García sobre “el perro del hortelano” en el que utilicé las clases de Michel Foucault en el Collège de France de fines de los años 1970 sobre soberanía, gubernamentalidad y biopolítica como marco analítico. Salió algo interesante. 2 A raíz de esa experiencia pensé que valdría la pena repetir el ejercicio con otros pensadores “universales” como Foucault, así que organicé un panel para la conferencia de LASA (Latin American Studies Association) que se realizó en Río de Janeiro en julio de 2009, en el que participaron María Balarin y Alberto Vergara, entre otros. Como el panel salió bien, les pasé la voz a otras personas, y de ahí salió el libro.

Ahora, la idea de combinar un marco teórico asociado con un pensador como Foucault, Samuel Huntington o James C. Scott con material empírico tomado del caso peruano no tiene nada de original. Muchos sociólogos, antropólogos, politólogos e historiadores lo hacen a diario. De hecho, como menciona Paul Gootenberg en el último capítulo del libro, un tipo de post-facio, en el Perú siempre ha habido un dialogo extenso, e intenso, con la teoría universal, y claro, algunos peruanos, como Mariátegui, como Aníbal Quijano, entre otros, han hecho aportes que hoy figuran dentro de un canon teórico que desborda ampliamente el contexto peruano. Pero en general la combinación de teoría y material empírico que uno encuentra en muchos casos es una combinación implícita, donde la “teoría” está en el trasfondo, asomándose en el mejor de los casos tímidamente, pero rara vez formando parte del primer plano del análisis.

La idea no es que la teoría de fulano o de mengano resuelva de una vez por todas un problema que otros marcos teóricos o analíticos no han podido resolver. La formación de conocimiento no suele funcionar así. Es algo mucho más tentativo, gradual, experimental

Habiendo leído el excelente libro de Miguel Ángel Centeno y Fernando López-Alves, The Other Mirror, donde precisamente hay un intento de establecer un diálogo explícito entre teoría, o lo que ellos llaman grand theory, y material empírico, a partir de aportes notables por parte de latinoamericanistas de primer nivel como Jorge I. Domínguez, Alan Knight y el mismo Gootenberg, me pareció que valdría la pena intentar hace algo similar, pero enfocado ya no en América Latina en general, sino en el Perú en particular. 3

Buena parte de los autores que han sido usados en esta revisión son relativamente “atípicos” para el análisis sobre el Perú. ¿Cómo se eligió a los autores (teóricos) y temas a tratar?

Un poco al azar. A mí me interesa mucho Foucault. Lo venía leyendo desde hacía muchos años, y me sirvió muchísimo al armar mi libro The Allure of Labor. 4 Yo no hice más que plantear la propuesta en términos generales a personas que pensaba que podrían escribir textos originales e interesantes, y dejándolas a ellas que seleccionen al autor teórico que quisieran. Claro, en casi todos los casos, si no en todos, los autores de los capítulos del libro escogieron a teóricos con los que ya estaban perfectamente familiarizados, y el material empírico que presentan en sus capítulos viene de investigaciones que ellos habían realizado anteriormente.

La propuesta era, en realidad, pensar en qué ganamos visibilizando el marco teórico que muchas veces subyace a nuestras investigaciones; es decir, qué pasa cuando el diálogo entre lo teórico y lo empírico es explícito más que implícito. La dupla autor del texto del libro Perú en teoría y del autor teórico, sea Albert Hirschman o Georges Bataille, entonces, refleja un diálogo intelectual ya existente que este libro simplemente recoge. Ahora, es cierto que en la producción académica sobre el Perú es raro encontrarse con varios de estos autores. Ahí radica uno de los aportes del libro: en mostrar que el universo de marcos conceptuales con los que desarrollar una reflexión sobre el Perú, una reflexión que al mismo tiempo —inevitablemente— ofrece una reflexión sobre el marco conceptual, puede, y quizás debe, ampliarse. Si hubiese invitado a otros autores a sumarse al proyecto del libro, probablemente serían otros los autores teóricos.

Lo que quizás vale la pena resaltar, yendo al grano de tu pregunta, es que el universo de la teoría universal está en constante expansión (como el universo mismo). Así que no es que el propósito del libro sea decir: “¡Hay que pensar el Perú desde y con estos autores teóricos!”; sino, más bien, es una invitación a que otros hagan lo mismo con otros autores teóricos y con otros materiales empíricos.

¿Cuál es el balance general del libro respecto al aterrizaje de las teorías usadas? ¿Qué nos puede decir un caso como el Perú respecto a los modelos analizados? ¿La teoría resiste al caso peruano?

No estoy seguro que se pueda generalizar a ese punto, es decir, no creo que haya un balance general que se desprenda de Perú en teoría. Creo que hay que ir viendo caso por caso, es decir, capítulo por capítulo, teórico por teórico, material empírico por material empírico. En varios de los capítulos del libro los autores muestran los límites del marco teórico con el que hacen dialogar el material empírico “peruano” que movilizan. Es el caso de Michael Mann como plantean Matthias vom Hau y Valeria Biffi o de Ernesto Laclau como sugiere María Balarin; o incluso Foucault como yo mismo planteo. Esos límites tienen razones concretas diversas, pero es evidente que la teoría “universal” en la práctica no es propiamente universal; tiene fuertes limitaciones para viajar fuera de su contexto inicial, que suele ser, por lo menos en la mayoría de los casos en el libro, el contexto euroamericano.

Pero reconocer y construir a partir de esos límites resulta, creo, sumamente útil. La idea no es que la teoría de fulano o de mengano resuelva de una vez por todas un problema que otros marcos teóricos o analíticos no han podido resolver. La formación de conocimiento no suele funcionar así. Es algo mucho más tentativo, gradual, experimental quizás. La pregunta debería ser qué de novedoso nos presenta esta aproximación particular al problema. Y creo que la respuesta en todos los casos es mucho, a pesar de, o quizás más bien, gracias a, las limitaciones conceptuales. Es decir, no es que en Foucault o en Judith Butler está la respuesta a la exclusión racializada en el Perú. Y tampoco lo es que el racismo en el Perú confirma o niega la teoría de Foucault o Butler. Lo importante, y esta es la propuesta de libro, es comprender qué de nuevo podemos entender tanto sobre el material empírico como sobre la teoría al ponerlos a ambos en contacto.

¿Existe un balance del Perú a la luz de estos marcos de análisis? ¿La imagen paradójica de la introducción (crecimiento e inclusión, democracia y crisis de representación) se mantiene? ¿Se explica?

Lo interesante es que esa imagen paradójica va revelándose en la medida que yo, como editor del libro, voy armando el volumen y escribiendo la introducción. Es decir, los autores del libro no habíamos acordado sobre qué temas escribir. Así que esos temas, en particular el de la institucionalidad y el de la exclusión, aparecieron orgánicamente. Y eso me parece sumamente interesante porque, como planteo en la introducción, son temas que vienen dominando buena parte de la producción académica en ciencias sociales sobre el país. Y no podría ser de otra manera. Ahora, de nuevo, no creo que se pueda hacer un balance del libro en su conjunto.

Hay, obviamente, confluencia sobre estos temas, pero no hay resolución. Y la ausencia de resolución, creo, tiene que ver con la aproximación que privilegiamos. Hasta cierto punto lo que estas lecturas desde y con las obras de Tocqueville y de Judith Butler, entre otros, nos permite hacer es explorar estos temas desde nuevas perspectivas. Más que respuestas, lo que estos textos aportan son nuevas maneras de pensar estos temas, es decir, aportan nuevas preguntas. Ahora, cada capítulo ofrece nuevas y fascinantes perspectivas sobre el Perú. Con Tocqueville, por ejemplo, Vergara nos muestra el proceso mediante el cual fueron debilitándose las élites periféricas en la segunda mitad del siglo XX y el papel clave que tuvo en este proceso tanto el gobierno de Velasco como el de Fujimori. Con Butler, por otro lado, Jelke Boesten nos ayuda a entender el carácter racializado de la violencia sexual en el Perú y por qué fue posible violar a mujeres indígenas durante el conflicto armado interno con impunidad y por qué sigue siendo posible violar con impunidad a esas y a otras mujeres en un contexto de paz.

Con y desde Foucault, es posible entender el neoliberalismo como un proyecto de gobernanza en el que se privilegia la soberanía por encima de la gubernamentalidad, y que en el caso peruano toma un aspecto altamente racializado

 

En ese sentido, ¿cómo considera que la mirada planteada en su capítulo sobre las relaciones entre Estado y sociedad responde a esta característica del libro? ¿Cómo se articula con otras miradas en el libro?

En mi capítulo desarrollo un análisis de la serie de artículos y discursos de Alan García en torno a la idea del “perro del hortelano” a partir de una lectura de la distinción que hace Foucault entre soberanía (una forma de poder basada en la disciplina y el control) y gubernamentalidad (una forma de poder que se basa en la extensión de la libertad a la población y que enfatiza su autocontrol). Y de manera más general, a partir de una lectura de una amplia literatura sobre la gubernamentalidad y la biopolítica en la que han intervenido autores como Judith Butler, Giorgio Agamben, Wendy Brown y Aihwa Ong, entre otros. También introduzco ahí la lectura que hace Alain Badiou sobre Nicolás Sarkozy.

Con ese menjunje teórico voy hilvanando la idea de que el discurso del “perro del hortelano” refleja perfectamente un proyecto de gobernanza en el que coexiste la soberanía y la gubernamentalidad, pero donde el soberano ejerce estas formas de poder de manera diferenciada. Esa diferenciación, o particular configuración de diferentes formas de poder, responde a la construcción de un enemigo interno, un enemigo con características tanto políticas como biopolíticas. El enemigo identificado en el discurso del perro del hortelano es el Otro anti-capitalista, un Otro en el que es posible colapsar tanto a Sendero Luminoso como a las ONG ambientalistas, tanto a los “proteccionistas” como a los indios recalcitrantes opuestos a la inversión minera o en hidrocarburos. Es una estrategia que sirve para reducir en un solo enemigo interno a todo lo que representa un obstáculo a la realización de la revolución capitalista que, García parece creer, el Perú necesita.

Lo que busco con esto, y aquí contesto a su pregunta, es plantear (y por supuesto que no soy el único en hacerlo) que el “neoliberalismo” debe entenderse como algo más que una serie de reformas económicas. Con y desde Foucault, es posible entender el neoliberalismo como un proyecto de gobernanza en el que se privilegia la soberanía por encima de la gubernamentalidad, y que en el caso peruano toma un aspecto altamente racializado, ya que mientras que el poder gubernamental es reservado para una minoría, el poder soberano es ejercido principalmente sobre “el indio” —entendido tanto como expresión y causa del retraso nacional y como obstáculo a la plena realización de la revolución capitalista—. Así, espero contribuir con este capítulo a una discusión más amplia, y de por sí ya bastante desarrollada, sobre la naturaleza del neoliberalismo en el Perú, poniendo en la mesa un marco analítico en diálogo con Foucault (un Foucault, por cierto, al que es necesario, y aquí me sumo al trabajo de otros, aggiornar a contextos no europeos).

Mi capítulo se articula con varias otras miradas en el libro y de distintas maneras. Por ejemplo Matthias vom Hau y Valeria Biffi también desarrollan una reflexión sobre el discurso sobre el “perro del hortelano”, pero en este caso desde y con el concepto de poder infraestructural de Michael Mann, a partir del cual ellos buscan trazar diferentes momentos y tipos de nacionalismo en el Perú. En el capítulo de María Balarin, por otro lado, aparece otra lectura del proyecto neoliberal contemporáneo, una lectura que se basa en la reelaboración del concepto de hegemonía de Antonio Gramsci por parte de Ernesto Laclau, y que sirve para pensar, desde un estudio detallado de grupos en condiciones de marginalidad, cómo se construye una ciudadanía excluyente.

Ahora bien, en un país que parece más marcado por la inquietud en respuestas prácticas, de corte “tecnocrático” y cierto grado de desprecio por las ideas “teóricas”, ¿por qué apostar por un enfoque de este tipo? ¿Qué aporta un libro como este más allá de las aulas de ciencias sociales?

Primero hay que entender que esas respuestas prácticas, de corte tecnocrático, a las que te refieres reflejan marcos teóricos. Quizás marcos teóricos no reconocidos, avalados o entendidos por los que proponen esas respuestas. Pero no es necesario excavar muy profundo para encontrar los pilares conceptuales sobre los que se sostienen esas respuestas supuestamente tecnocráticas, es decir, libres de ideología, supuestos o prejuicios. La verdad es que no tengo una respuesta a tu segunda pregunta. ¿Aporta este libro algo más allá de las aulas de ciencias sociales? No lo sé. Si aporta algo en las aulas de ciencias sociales… ¡me doy por satisfecho!

El índice de Peru in Theory es, en sí mismo, estimulante y puede leerse aquí abajo:

  1. Introduction; Paulo Drinot
  2. The Fujimori Regime Through Tocqueville’s Lens: Centralism, Regime Change and Peripheral Elites in Contemporary Peru; Alberto Vergara
  3. Crossing Boundaries to Understand Change: Varieties of Developmental State Structures in Chile and Peru; José Carlos Orihuela
  4. Theorising Encounters between Mining Companies and Local Populations: Using the Weapons of James C. Scott; Cecilia Perla
  5. Huntington in Peru (Or Beware of Reforms); Omar Awapara Franco and Eduardo Dargent Bocanegra
  6. Laclau’s Theory of Hegemony: Between Socio-Cultural Politics and a Political Economy of Citizenship; Maria Balarin
  7. The Street Sweeper and the Mayor: Transgression and Politics in Lima; Daniella María Gandolfo
  8. Foucault in the Land of Incas: Sovereignty and Governmentality in Neoliberal Peru; Paulo Drinot
  9. Mann in the Andes: State Infrastructural Power and Nationalism in Peru; Matthias vom Hau and Valeria Biffi
  10. Inequality, Normative Violence and Livable Life: Judith Butler and Peruvian Reality; Jelke Boesten
  11. Afterword; Paul Gootenberg

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* Lucila Rozas es politóloga de la PUCP y máster en Sociología por la Universidad de Ámsterdam.           ** Paolo Sosa es politólogo de la PUCP y asistente de investigación del IEP.

 


  1. La introducción del libro, escrita por Paulo Drinot, puede ser revisada en: https://paulodrinot.files.wordpress.com/2014/11/peru-in-theory-introduction.pdf
  2. Este texto fue publicado como Paulo Drinot (2010), “Soberanía y gubernamentalidad en el Perú neoliberal”, en Álvaro García Linera et al., América Latina: 200 años y nuevos horizontes. Buenos Aires: Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación; y Paulo Drinot “The Meaning of Alan García: Sovereignty and Governmentality in Neoliberal Peru” (2011), Journal of Latin American Cultural Studies, vol. 20, n.º 2: 179-195.
  3. Ver Miguel Ángel Centeno y Fernando López-Alves (ed.) (2000). The Other Mirror: Grand Theory through the Lens of Latin America. Princeton: Princeton University Press.
  4. Paulo Drinot (2011). The Allure of Labor: Workers, Race, and the Making of the Peruvian State. Durham: Duke University Press.