En las últimas semanas ha habido un debate sobre la interpretación de los resultados de las elecciones municipales en la provincia de Lima. Uno de los temas de discusión gira en torno a la evaluación de la naturaleza de los votantes limeños: para algunos, Lima mostró un claro carácter conservador en los últimos años, y la elección del 3 de octubre expresaría una suerte de “giro hacia la izquierda”; para otros, Lima seguiría siendo conservadora, y Susana Villarán había ganado por aparecer ante el electorado como una figura nueva y carismática. Se trata de un tema de controversia porque la evidencia disponible es ambigua. En este artículo abordaré esta discusión comparando la distribución del voto por Villarán y Flores en los distritos de la ciudad, y comparando los resultados del 3 de octubre con los de la elección presidencial de 2006, elección que, según el consenso general, sería expresiva del carácter conservador de la ciudad, para desde allí evaluar los cambios producidos.
Se ha llamado la atención sobre el hecho de que la votación por Villarán ha sido más fuerte en los distritos populares, mientras que la de Flores lo ha sido en los más ricos. Si bien esto es cierto, también lo es que la diferencia de votos entre ambas candidatas no es muy grande en los distritos más pobres, mientras que sí lo es en los distritos más ricos.
El punto de partida en el análisis debe ser recordar lo pequeña que fue la diferencia de votos entre Villarán y Flores. Según los datos disponibles, la primera obtuvo 1.743.712 votos, el 34,185% de los votos emitidos, el 38,393% de los válidos; y la segunda, 1.705.609, el 33,439% de los votos emitidos y el 37,555% de los válidos, una diferencia de apenas 38.022 votos, de 0,838 puntos sobre el total de votos válidos. Esto sugiere obviamente que el desempeño de ambas candidatas fue relativamente parejo; sin embargo, hay diferencias importantes en la distribución de los votos en los distritos de Lima. En primer lugar, está el hecho, señalado por muchos, de que la votación de Susana Villarán no logró arrastrar los votos de Fuerza Social en la elección de los alcaldes de los distritos (hecho inédito en las elecciones municipales limeñas); también está el tema de la distribución de los votos provinciales en los distritos.
En cuanto a esto último, se ha llamado la atención sobre el hecho de que la votación por Villarán ha sido más fuerte en los distritos populares, mientras que la de Flores lo ha sido en los más ricos. Si bien esto es cierto, también lo es que la diferencia de votos entre ambas candidatas no es muy grande en los distritos más pobres, mientras que sí lo es en los distritos más ricos. Hay en promedio 12,1 puntos porcentuales de diferencia en los diez distritos más pobres, mientras hay 30 puntos porcentuales de diferencia en los diez distritos más ricos (Cuadro 1). En otras palabras, los votos por Villarán muestran una menor dispersión en los distritos respecto a su promedio que los de Flores, y eso genera una impresión magnificada de las diferencias socioeconómicas de los votantes de ambas candidatas. Como puede verse en el Gráfico 1, las diferencias son muy grandes en los distritos ricos, con resultados mixtos en los distritos medios y pobres.
Cuadro 1. Porcentaje de votación por Susana Villarán y Lourdes Flores por distrito, ordenados según ingreso familiar
Fuente: ONPE y PNUD. Elaboración propia
Gráfico 1. Porcentaje de votación por Susana Villarán y Lourdes Flores por distrito, ordenados según ingreso familiar
Fuente: ONPE y PNUD. Elaboración propia
Ahora bien, ¿podría decirse que los distritos populares de Lima “giraron” hacia la izquierda en esta última elección? Una manera de aproximarse a la respuesta de esta pregunta es comparando los resultados del 3 de octubre con los de la primera vuelta de la elección presidencial de 2006, elección considerada emblemática del carácter políticamente conservador de los votantes de la capital (recordemos que en esa elección Lourdes Flores obtuvo el 35,46% de los votos válidos, Ollanta Humala el 23,38% y Alan García el 21,13%). Lo primero que llama la atención es que Flores obtuvo en 2010 más votos que en 2006, pasó de 1.456.772 (35,46% de los votos válidos) a 1.705.609 (el 37,55% de los votos válidos). La variación del porcentaje de votos provinciales en los distritos es muy similar en ambas elecciones (existe una correlación de 0,95). Podría decirse que la votación de Lourdes Flores en 2010 básicamente se mantuvo, e incluso creció respecto a 2006. Un indicio que va en el mismo sentido de afirmar la imagen de un electorado consistentemente identificado con Flores es que la intención de voto por Lourdes Flores se mantuvo relativamente constante a lo largo de toda la campaña (Gráfico 2).
Gráfico 2. Encuestas de intención de voto, elección municipal de Lima
De otro lado, los votos de Susana Villarán habrían ocupado el espacio que cubrieron tanto Humala como García en 2006. Un indicio en este sentido es que la variación del porcentaje de votos provinciales en los distritos de Susana Villarán en 2010 es similar a la de García y Humala en 2006. Si hacemos una correlación entre el porcentaje de votación de estos candidatos y el ingreso familiar promedio en los distritos de Lima, obtenemos un -0,476 en el caso de García en 2006, un -0,663 en Villarán en 2010 y un -0,761 en Humala en 2006. En otras palabras, en los tres casos se ve que los porcentajes de votación son más altos conforme los distritos son más pobres, siendo esa asociación más fuerte en Humala y más débil en García, quedando Villarán en el medio. Esto se confirma viendo la correlación de la variación del porcentaje de votos provinciales en los distritos entre los candidatos: es de 0,897 entre Villarán y Humala, y de 0,604 entre Villarán y García.
En otras palabras, no habría habido tantos cambios entre 2006 y 2010 como podría pensarse dejándose llevar por las impresiones iniciales. Flores habría despertado una adhesión similar […] y entre los votantes por Villarán habría un núcleo más izquierdista […] al que se sumó otro mucho más pragmático, que antes se identificó con García.
En otras palabras, no habría habido tantos cambios entre 2006 y 2010 como podría pensarse dejándose llevar por las impresiones iniciales. Flores habría despertado una adhesión similar, por lo que mantuvo (incluso aumentó) su votación, y entre los votantes por Villarán habría un núcleo más izquierdista (que en 2006 se identificó con Humala), al que se sumó otro mucho más pragmático, que antes se identificó con García (y que probablemente tenía a Alex Kouri como primera opción antes del retiro de su candidatura). Si miramos la evolución de la intención de voto por Villarán, encontramos una volatilidad muy alta, expresiva de la ausencia de una base propia y sólida de votantes. Hasta julio Villarán no se diferencia de otros candidatos “chicos”; en agosto, antes de la tacha a la candidatura de Kouri, había subido al 9%, y da un gran salto después de esta (23 de agosto). Finalmente, la contracampaña de las últimas dos semanas previas a la elección y el mal desempeño en el debate con Flores al inicio de la semana de la elección hizo que una diferencia de más de 10 puntos a favor terminara siendo de apenas 0,8 puntos, y cabe especular que, si la elección hubiera sido unos días después, la ganadora podría haber sido Flores.
¿Cuán grande es el componente “izquierdista” y el “pragmático” en el voto por Villarán? Difícil decirlo. Lo que sabemos es que, si consideramos la votación por candidatos que gruesamente podríamos clasificar como de izquierda en la elección municipal de 2006, la suma llega al 8,9% (Martina Portocarrero, de UPP, y Gonzalo García, del Partido Nacionalista, que obtuvieron el 4,6 y el 4,3% de los votos válidos, respectivamente). De otro lado, una reciente encuesta de la Universidad Católica muestra que, entre los votantes por Susana Villarán, Ollanta Humala obtiene un 12,9% de intención de voto, al igual que Alejandro Toledo, pero menos que Luis Castañeda y Keiko Fujimori, quienes obtienen un 28,5% y 20,4% del total de entrevistados, respectivamente. Esto sugiere que el componente pragmático sería más importante. [/ref] El presente análisis se complementa con el realizado para el boletín del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica, en el que analizamos las actitudes de los votantes de Susana Villarán frente a las elecciones de 2011. El hallazgo principal es que esos votantes siguen en lo fundamental las tendencias generales que se registran en la ciudad de Lima.[/ref]
* Politólogo, investigador del IEP. Este artículo contó con la colaboración de Juan Carlos González.
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