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Imagen: Colectivo Pariacaca

La protesta social fue una de las protagonistas de la vida política y social del convulso año 2018, de la misma manera que ejerció notable influencia en otras coyunturas de los últimos años en el país. Aunque muchas veces es tratada como una fuente de desestabilización y de expresiones de reclamo ilegítimas, el artículo nos invita a repensar la protesta social como un mecanismo y vehículo de democratización. A partir de una conceptualización de democracia que va más allá de lo procedimental, el texto reflexiona -a partir del caso de las marchas en torno a la Ley del Régimen Laboral Juvenil- sobre cómo las protestas sociales pueden profundizar y ampliar la democracia en un país como el nuestro.

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