Consideramos que el balance de la gestión de Villarán ha sido lamentablemente muy malo por dos motivos. Primero, porque no se aprovechó la gran oportunidad de reconstituir una opción política de izquierda sobre la base de una buena gestión, afianzando un sentido común conservador según el cual la izquierda es incapaz de gobernar con eficiencia. Y, en segundo lugar, porque se consolidó también un sentido común cortoplacista y efectista de las políticas públicas: el “obrismo”. Frente a la percepción de ineficiencia desde enfoques presentados como integrales y transparentes, “sin cálculos políticos”, se terminó legitimando el efectismo, por encima incluso de consideraciones éticas (“roba pero hace obras”). No se logró consolidar un modelo de gestión eficaz, en parte por subestimar capacidades y por inexperiencia en gestión pública municipal, así como por un mal manejo político, que no consolidó una política de alianzas que respaldaran a la alcaldesa, no definió convenientemente los adversarios, ni estableció prioridades claras ni un norte definido programática y discursivamente. Al final la gestión quedó aislada, sin perfil social y, lo que es peor, identificada con banderas más bien conservadoras.
¿Podrían haber sido las cosas diferentes? Para algunos no; hay quienes señalan que con la precariedad de la administración pública y del Estado peruano, a Villarán le habría resultado muy difícil hacer una gestión pública eficaz. Este argumento omite, sin embargo, que esto no fue obstáculo para que Belmont, Andrade y Castañeda hayan sido reelectos. Del mismo modo, podría señalarse la peculiar “cultura política” de los electores limeños, que atravesarían una “crisis moral” más afín a propuestas populistas de derecha; esto no impidió, sin embargo, que Villarán gane en 2010 y Humala en 2011. Otros señalan que el verdadero problema estuvo en que la actuación de Villarán habría sido boicoteada desde el inicio por poderosos actores de derecha o redes “incomodadas por la gestión” interesados en desacreditar cualquier asomo de acción política alternativa al statu quo. Así, desde el inicio, la gestión de Villarán habría sido “demolida” injustificadamente, magnificándose problemas pequeños y ocultándose los logros. Sin embargo, este argumento omite que el presidente Humala, por ejemplo, no ha llegado a tener la precariedad política de la gestión de Villarán.
Creemos que había un margen significativo para que las cosas fueran diferentes, pero para esto la gestión debió haber sido más modesta en sus objetivos, más prudente en su actuación política, más clara en sus prioridades y más atenta al entorno político en el que le tocó actuar. En todo caso, el boicot de los adversarios no explica que se haya perdido la identidad sociopolítica de la gestión, que terminó siendo más asociada con sectores altos antes que con sectores populares. Y esto es consecuencia de las prioridades establecidas en la gestión, hayan sido resultado de decisiones conscientes o no. Por supuesto, todas estas ideas requieren de más investigación; esta es una primera aproximación, y la evaluación integral de la gestión Villarán está todavía por hacerse.
* Martín Tanaka es politólogo e investigar principal del IEP. Paolo Sosa es politólogo y asistente de investigación del IEP.
1 Tomamos el título de Sifuentes 2014, quien esboza una interpretación afín a la presentada aquí.
2 Ver por ejemplo Goldfrank 2010 e Incio y Dammert Guardia 2014.
3 En aquella oportunidad, a fines de agosto de 2010, la decisión del Jurado Nacional de Elecciones a favor de una tacha contra uno de los candidatos favoritos, Álex Kouri, de Cambio Radical, dejó abierto el espacio para la redefinición de la campaña. Este era el escenario final de un debate “entre la honestidad y la eficacia”, hábilmente politizado por Lourdes Flores Nano frente al cuestionado candidato y expresidente regional del Callao. Sin embargo, quien finalmente logró beneficiarse de esta lógica fue Villarán, que había venido creciendo lentamente, pero que, luego de la salida de Kouri, encontró su oportunidad para saltar a la palestra municipal (Dargent y Muñoz 2011: 254-255), logrando ganar por un dramático 1% de diferencia (gráfico 1).
4 Ver Meléndez y Sosa Villagarcia 2013 y Vásquez Oruna 2014.
5 Ver Barrenechea y Sosa Villagarcia 2014. Para una mirada panorámica sobre las relaciones en el Concejo Metropolitano durante la gestión de Villarán, ver Cueva 2014.
6 Jorge Bruce, por ejemplo, comentó que el electorado sufre una “crisis moral”: “La verdad es que el electorado peruano atraviesa una crisis moral. Hace un buen tiempo que se ha resignado a aceptar el hecho de que las personas que participan en política no tienen ética. Es más, si el candidato es o no es corrupto ya no es relevante en las personas. A ese punto hemos llegado”, señaló. Además, advirtió que la población no vota por los candidatos “honestos” porque creen que no podrán eliminar la corrupción. “La población ha llegado al punto de pensar que los candidatos ‘honestos’ son débiles y condescendientes, y que no podrán mantenerse en un terreno ponzoñoso y tétrico como lo es la política. Ellos creen que estos candidatos no podrán vencer la corrupción en sus instituciones. Es por eso que votan por las ‘otras’ personas, las que roban pero hacen obras, indicó” (Diario 16, 15 de septiembre de 2014).
7 Para desarrollar este análisis nos basamos en una revisión sistemática de medios de prensa (La República), priorizando las declaraciones de Susana Villarán y sus funcionarios. Esto es complementado con una revisión de encuestas sobre la gestión desarrolladas por diferentes empresas.
8 Ver Tanaka 2010a y 2010b.
9 Otros temas de conflicto recurrentes entre ambos niveles de gobierno fueron la construcción de alternativas viales para solucionar el problema del transporte, la inauguración de obras inconclusas y las iniciativas de seguridad ciudadana.
10 Estas medidas eran parte de una política de mitigación de la contaminación visual.
11 Independientemente de lo apropiado o no, correcto o no o cuestionable o no de esa decisión, el resultado fue ese.
12 Recordemos además que en la Municipalidad había muchos funcionarios nombrados durante los ocho años de la gestión de Castañeda que resintieron las críticas a su gestión, y que de alguna manera conspiraron contra el éxito de Villarán.
13 Al mismo tiempo, sus adversarios llamaban la atención sobre los “riesgos” de las alianzas que involucraban a grupos “antisistema” como Patria Roja o Tierra y Libertad.
14 Ver Távara 2014.
15 Ver al respecto Wurst 2014.
16 Al poco tiempo de iniciada la gestión de Villarán, hubo un derrumbe en el túnel que llevó a una paralización y reevaluación de la obra. En enero de 2012, se anunció su conclusión en 12 meses, para enero de 2013. En marzo de 2012 se anunció una nueva fecha, octubre de 2013. A inicios de 2013, la nueva fecha fue finales de 2014. Hasta ese momento las obras estuvieron paralizadas, y se anunció el reinicio en mayo de 2014. Se anunció nuevamente el reinicio en julio, luego agosto, luego septiembre, y hasta la fecha no se han reiniciado.
17 Ver al respecto Ardito 2013 y 2014. Otra obra que privilegia a los vehículos particulares frente a los peatones y la recuperación o construcción de espacios públicos es la remodelación de la Costa Verde, actualmente en curso.
18 Antes de esa fecha no son públicos los datos desagregados por nivel socioeconómico.
19 El lema de la campaña de Castañeda fue “vuelven las obras”; recientemente, Alan García propuso un “shock social” consistente en medidas que impulsen la realización de obras públicas. Ver Vergara 2014.
Referencias bibliográficas
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Távara, María Paula (2014). “La política social que no fue: dificultades en el proceso de formulación e implementación de la estrategia Igualdad en la Municipalidad Metropolitana de Lima”. Informe profesional para optar el título de licenciada en Ciencia Política y Gobierno. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
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Wurst, Alberto (2014). “Castañeda, Villarán y dos maneras muy distintas de ver la gestión de obras en zonas populares de Lima”. Revista Argumentos, año 8, n.° 3.
Fuentes revisadas para el análisis
Diario La República
Informes de opinión de Ipsos Perú
Es un balance de una gestión municipal. Definitivamente dicho balance está alejado de las sólidas bases ideológicas que en el pasado identificaron a lo que podríamos llamar la »izquierda tradicional». Desde esta perspectiva la llamada »nueva izquierda» o »izquierda caviar», buscó crear una alternativa centrista que dentro de la izquierda defiriera de la tradicional.
Cuando se escucha unicamente a la vanguardia, se pierde el sentir y las necesidades del pueblo… Es necesario que en próximas oportunidades -si logramos verlas en los próximos 10 años- no olvidemos esta experiencia que condujo a la percepción negativa de la gestión de Susana Villarán. Si queremos aventurarnos al ámbito nacional, debemos tener claro los objetivos locales de eficiencia e impacto social en la gestión local.rn
Los procesos políticos y sociales están muy estrechamente ligados con toda la complejidad humana, en ese sentido se perdió el horizonte y visión del imaginario que era la ruta de gobierno, no obstante deja un sendero de repensar el sentido de gobernabilidad y gobernanza desde la gestión pública municipal.
Susana nunca trabajo un proyecto de izquierda solo fue el pretexto para poder acomodar a un grupo de amigo o familiares que no estaban conectados políticamente con el proyecto de izquierda. Hay que recordar que el candidato a la presidencia por FS,Manuel Rodriguez Cuadros ( EL EMBAJADOR) fue abandonado en plena campaña presidencial y este abandono la campaña por que no había un compromiso verdadero para el proyecto que tanto pregonaban.
¿Por qué tanto análisis y romperse la cabeza? Ha retirado vehículos grandes que solucionaban trayectos largos. Han encarecido los pasajes y los taxistas hacen su agosto. Ha hecho subir el costo de vida, permite que las combis sigan sin exigirles ni un mínimo de limpieza. Se gasta el dinero en contratar gente con casacas amarillas que mueven las manos como gatos chinos al borde de las veredas. No sé cómo tienen estos expertos la cara de hablar de «reforma del transporte».
Es de mucho merito analizar lo que no tiene ni pies ni cabeza o lo que no tuvo ni pies ni cabeza desde un inicio. En breve, la Señora y lo que pueda llamarse una coalision de Izquierda le ha hecho mucho daño a Lima pero as u vez no se debe ver el vaso medio vacío. La intervención de Susana ha sido propicia y ejemplo tangible de que la izquierda es ineficiente y venal convirtiéndose en el mas gráfico ejemplo de lo que tanto critica en fondo y forma.
EL TEMA NO ES QUE LA IZQUIERDA ES INEFICIENTE, EL TEMA VA MAS ALLÁ. HAY INTERESES POLÍTICOS, ECONÓMICOS, SOCIALES QUE DE MANERA ARTICULADA SE UNEN ANTE CUALQUIER PELIGRO Y QUE COMO DIJO SR TANAKA SE SUBESTIMA Y NO SE TOMO EN CUENTA. SIN SER ALGO POLÍTICO, TE NOMBRAN JEFE DEL ÁREA DE ABASTECIMIENTOS DE COMBUSTIBLES DE LA MUNICIPALIDAD X, TU CREES QUE SIENDO UN MAGISTER EN ADMINISTRACIÓN VAS A DURAR EN ESA ÁREA SI NO TE SOMETES A LA CORRUPCIÓN EXISTENTE del robo de combustible diario EN LAS MUNICIPALIDADES QUE SE DA A NIVEL NACIONAL?
Muy acertado el análisis de Martín Tanaka y Paolo Sosa, muy objetivo en cuanto a los hechos y sus consecuencias. Donde le falta un poco de agudeza es en las conclusiones. No se trata de que se perdió una oportunidad para construir una alternativa de izquierda. Aquí da la impresión de que la izquierda es un ente sobrenatural cualitativamente superior que está presente esperando ser bajado a la tierra, por algún contingente elegido pronuncie las plegarias adecuadas. No hay ninguna oportunidad, si es que no hay posibilidad y capacidad, aunque exista la necesidad. Susana demostró ser la representante de un grupo social e ideológico, muy valioso por cierto, pero muy pequeño e incapaz de representar a un conglomerado mayor, como «la izquierda» y menos aún a uno más amplio como «los sectores populares».
La condesa fracasó por darle la espalda a partidos populares como Tierra y Libertad y el MNI a los cuales ninguneó como suelen hacer las tías «regias» y sus «peluches» como eduardito zegarra que paranoica-mente insultaba a los compañeros diciendo a todo viento que la MML no era agencia de empleos(pero no así con sus amigotes pitufinos)
El análisis parte del supuesto fracaso, que debería ser una conclusión, lo cual ya denota adelanto de juicio. Ahora, ¿podía realizar un gobierno de «izquierda»?, ¿bajo qué concepto izquierdista de los mil que se precian de verdaderos? ¿cuál fue el enfoque de Susana? No lo dicen los autores. No se analiza el modelo, las obras y cifras, los logros. Se nota muy claro que los autores preferirían que Susana siguiera el modelo «exitoso» de Castañeda para no fracasar. Y al compararlo con Humala, tal vez preferirían que hubiese renunciado al programa inicial, para caer en simpatía… Hay todo un cruce de juicios, conceptos y conclusiones de diverso origen que no ayuda a esclarecer este periodo de gestión municipal.