Conocí a don José Matos Mar en el año 1977.  Yo acababa de tomar el Seminario que por pura casi casualidad le habían permitido a Heraclio Bonilla enseñar en el Programa de Historia de la Facultad de Humanidades en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUC).  Heraclio, como era su costumbre, le había dicho al grupo de ocho, diez o doce estudiantes que tomaban el Seminario llamado “Campesinado y Nación en la Historia”, que había que leer libros, artículos o separatas en español, pero también en inglés y francés; y que si no lo podían hacer, pues la puerta estaba abierta.  Mi presentation en clase del libro de Barrington Moore Jr.: “Social Origins of Dictatorship and Democracy”, 1 que estudiaba los casos de Francia, Inglaterra, los EEUU, Japón etc., parece que le impresionó y me consiguió la entrevista con Matos en el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) para trabajar en un proyecto que consistía en entrevistar, recopilar testimonios y hacer trabajo de archivo y de campo para la elaboración de las Memorias de Luis E. Valcárcel.  A las pocas semanas tuve la alegría de saber que había sido contratado por el IEP para hacer dicho trabajo, además de que mi colega y buen amigo, José Luis Rénique, había sido también contratado para colaborar conmigo en dicha tarea, siendo José Matos Mar el líder del proyecto.  El libro se publicaría en el año 1981 y una segunda edición acaba de aparecer en Lima y el Cusco el año pasado.  2

Ergo, trabajar cerca de cuatro años bajo su dirección fue una buena manera de aprender de su vida y de su labor en las Ciencias Sociales peruanas, tal es así que en 1984 escribiríamos con José Luis Rénique en otro libro que José Matos Mar no solo “dirigió la labor de edición de las Memorias, sino que nos legó significativas muestras de su enorme experiencia en el campo de las Ciencias Sociales” 3  y, he de añadir hoy en día, en el campo de la Etnología, Antropología, el Análisis Político y la Práctica Política o Praxis, como la llamara el teórico, crítico de Estética y dirigente socialista italiano, Antonio Gramsci.

Matos no solo era el director del IEP para 1977 sino también había sido uno de sus miembros fundadores en 1964, junto con María Rostworowski, Aníbal Quijano, Alberto Escobar, Augusto Salazar Bondy, Jorge Bravo Bresani, Jorge González, José María Arguedas y John V. Murra.  Fue justamente John V. Murra quien con Matos les pareció sumamente importante trabajar en la edición de las memorias de quien fuera el fundador de la Etnología, en cierto sentido la Antropología y, con seguridad, la Etnohistoria en el Perú, desde los años 1920, cuando estas ramas del saber humano todavía estaban en su infancia, sea en el mundo europeo o anglo-sajón, como en el Perú, Luis Eduardo Valcárcel. 4  Valcárcel, maestro de José Matos Mar, había sido un contemporáneo de José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torre y Luis Alberto Sánchez con quienes discutió las cuestiones del indigenismo, del socialismo y del aprismo en el Perú, en un célebre libro publicado en 1927, Tempestad en los Andes (Lima: Editorial Minerva, edición original), el que precede a los Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana (Lima: Editorial Minerva, 1928, edición original) en menos de 365 días.  En otras palabras, era uno de los fundadores del pensamiento social contemporáneo a comienzos del siglo XX y lo seguiría siendo a través del siglo influyendo, claro está, en José Matos Mar, quien lo conoció en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde, desde finales de la década de 1940 y en la de 1950, se desarrollaban las carreras de la Sociología y de la Etnología a desmedro de la tradicional carrera de Historia.  Matos no solo estaría en la fundación del Instituto de Etnología y Arqueología en San Marcos sino también colaboraría con Valcárcel en el Museo de la Cultura Peruana, del cual este último era su director.  En 1950, por ejemplo, José Matos Mar trabajaba con Mendel C. Bennett sobre la cultura y en Sari (Ayacucho), siendo aún un joven muchacho, nacido en Cora, Parinacochas, en los años 1920, quien había llegado a Lima casi como un niño para estudiar secretariado y actividades de la mecanografía.  Ya en la década de 1940 era un joven intelectual comenzando a hacer sus pininos en las Ciencias Sociales del país.

Valcárcel y Matos creían en la ciencia de la Etnología.  El debate era aún crudo y rudo en las décadas de los 1940 y los 1950.  La Etnología era la disciplina científica de las Ciencias Humanas que con influencia francesa, Paul Rivet en especial, habían llegado a fundar toda una rama del saber humano y, en particular, “le Musée de l’ Homme” en París, para estudiar los diversos grupos étnicos y razas humanas del planeta Tierra, no solo en el presente sino también en el pasado.  El famoso libro de Paul Rivet, Les Origines de l’Homme Américain (París y Montréal: Editions de l’Arbre, 1943, existen varias ediciones en español), había influido muchísimo los ambientes académicos nacionales postulando tesis como, por ejemplo, la influencia polinesia en el desarrollo de las culturas y sociedades peruanas pre-inkaikas, en contra de las teorías de Julio C. Tello, y afirmando enfáticamente la presencia de grupos nórdicos y escandinavos en Norte América en los siglos XI y XII, 300 años y más antes de que Cristóbal Colón llegase a América al servicio de la corona española.

Del otro lado estaba la Antropología Social británica y estadounidense que también quería mostrar su presencia en los medios académicos peruanos, no solo intelectualmente sino también financieramente, pues en especial los norteamericanos, dotados de mucho más dinero, después de la Segunda Guerra Mundial, querían financiar proyectos de investigación como el de  Mendel C. Bennett, ya mencionado.  El proyecto típico de esta nueva tendencia de Antropología Social fue el de Vicos pero hubieron otros, como el de Sicaya, una comunidad campesino-indígena en el valle del Mantaro, donde trabajaron en los años cuarenta del siglo pasado obviamente José Matos Mar, pero también Rosalía Avalos, Mario Vázquez, Jorge C. Muelle, Gabriel Escobar y J.M.B. Farfán etc. 5  Estoy hablando verdaderamente de los comienzos de la Antropología científica, como Ciencia Social, en el Perú.  Tal vez, habría que añadir a estos nombres el de José María Arguedas pero “piano, piano, se va lantano”, dejemos todavía espacio a la narración.

El proyecto de Sicaya duraría mucho años en realizar y fue resultado de la colaboración entre el Instituto de Antropología Social de la Smithsonita Institución de Washington DC (EE.UU.), representado por Harry Tschopik Jr. y el Museo de la Cultura Peruana, dirigido por Valcárcel.  Estos antropólogos y etnólogos jóvenes habían recorrido varias comunidades campesino-indígenas, quechua y español hablantes, de las alturas de Ayacucho, Junín y Pasco, para evaluar sus diferencias culturales y de funcionamiento interno y con su mundo exterior.  Algunas eran más tradicionales, guardando costumbres y comportamientos de origen colonial, sino anterior, mientras que otras, sobre todo mestizas, mostraban lo que ellos y Rosalía Avalos llamaron, actitudes “progresistas”, sobre todo en las comunidades de Chupaca y Muquiyauyo, también en el valle del Mantaro, escogiéndose a Sicaya como el “case study”, el estudio de caso a hacer.

José Matos Mar entre 1977 y 1983, cuando lo veía casi a diario, aún conservaba ese interés comparativo de analizar comunidades campesino-indígenas entre más tradicionales y más “progresistas”.  Entre esos años, por ejemplo, otra de nuestras “chambas” en el IEP con José Luis Rénique fue ir junto con Carlos Iván Degregori, Juvenal Casaverde y Jürgen Golte a la comunidad de Huayopampa en las alturas del valle de Chancay, en las serranías andinas, para entrevistar comuneros y comuneras y hacer trabajo de campo con el fin de re-editar el libro de 1968 de Fernando Fuenzalida, José Luis Villarán, Teresa Valiente y Jürgen Golte: Estructuras Tradicionales y Economía de Mercado. La Comunidad de Indígenas de Huayopampa (Lima: IEP). Lo que sucedió en 1982 cuando salió el libro que ahora se llamaría en su segunda edición, El Desafío de Huayopampa. Comuneros y Empresarios (Fernando Fuenzalida y otros, Lima: IEP), el que incluye nuevos capítulos donde Jürgen Golte, Carlos Iván Degregori y Juvenal Casaverde son los autores.  Esa fue una de las grandes virtudes de Matos, promover nuevos estudios y nuevos y nuevas científicos sociales, como el que esto escribe, historiador, o Jürgen o Carlos Iván o Juvenal y otros muchos y muchas que entraron al IEP en los años setenta o en los ochenta, cuando él todavía era el director.  Luego se iría a México donde trabajó en el Instituto Indigenista Interamericano para volver, en sus años ochenta y noventa, para seguir en la escritura y práctica de las Ciencias Sociales.  Pasemos a ver ahora su trabajo académico personal.

Si hay que mencionar dos temas en el trabajo académico e intelectual de José Matos Mar estos serían: a) Los estudios etnológicos de valles peruanos, sean costeños o serranos (la selva no fue un área de su experiencia o conocimiento antropológico) y su reflexión sobre la sociedad rural peruana antes y después de la reforma agraria del general Velasco, decretada en 1969 como parte de las así llamadas reformas estructurales del gobierno militar de las fuerzas armadas del Perú; y b) Los estudios de barriadas y las varias Limas que componen el espacio socio-geográfico de la Lima metropolitana de hoy en día.

Desde sus ensayos en La Hacienda en el Perú (Lima: IEP, 1967), Perú Problema. Cinco Ensayos (Lima: IEP, 1968), Dominación y Cambios en el Perú Rural (Lima: IEP, 1969), La Hacienda, la Comunidad y el Campesinado en el Perú (Lima: IEP, 1970; segunda edición 1976), donde escribe sobre las comunidades indígenas del área andina, El Indio y el Poder en el Perú Rural (Lima: IEP, 1970)  hasta Erasmo Muñoz, Yanacón del Valle de Chancay (Lima: IEP, 1974), en colaboración con Jorge Carbajal, Yanaconaje y Reforma Agraria en el Perú. El caso del valle de Chancay (Lima: IEP, 1976), y La Reforma Agraria en el Perú, en colaboración y con un mayor esfuerzo por José Manuel Mejía (Lima: IEP, 1980) entre otros, Matos hizo del estudio de casos y de la reflexión social y antropológica del Perú rural una de sus mayores aventuras intelectuales.  Además, siempre contaba con el apoyo de sus colaboradores y de sus asistentes, como en el caso de José Luis Rénique y yo, jóvenes historiadores recién egresados de la PUC, quienes trabajaban en este proyecto de reunir y publicar las memorias de Luis E. Valcárcel.  Pero, igualmente, Fernando Fuenzalida, Julio Cotler, Heraclio Bonilla, Alberto Escobar, Giorgio Alberti, para solo mencionar algunos y, sobre todo, los más “seniors”, eran colaboradores o partícipes en las muchas conversaciones que tenían lugar sea en los pasillos de la casona del IEP en la calle Horacio Urteaga (todavía no existía el otro local) o en la misma oficina de Matos.  Además, se tenía mucha conciencia de que la conversación entre intelectuales y académicos, amigos y amigas, era una fuente permanente de ideas e intercambios, muy positivos para el trabajo de uno mismo. Así recuerdo conversaciones con John V. Murra sobre asuntos de la Antropología o la Etnohistoria hasta la situación de Harlem en Nueva York, donde pavorosos incendios ocurrieron en los años 1970, y muchas otras discusiones e intercambios coloquiales, lo que luego fue institucionalizado, a la salida de Matos del IEP, en lo que hoy se llama “la mesa verde”, conversaciones algo más formales en la sala del Instituto que tiene una gran mesa verde en el centro de ella.

El otro tema central en la obra de José Matos Mar fue el de las así llamadas barriadas de Lima.  Comenzó en los años 1950 con las primeras migraciones masivas a Lima y Matos continuó con el tema hasta sus años finales.  En 1966, por ejemplo, publicó Las Barriadas de Lima, 1957 (Lima: IEP, 1966, segunda edición 1978), su primer estudio al respecto.  Al que seguiría Urbanización y Barriadas en América del Sur (Lima: IEP, 1968), el que fue resultado de un estudio comparativo de Lima con otras ciudades del continente sudamericano, entre ellas Caracas, donde Matos vivió entre 1958 y 1960.  En esos años, como Matos estuvo en Venezuela, José María Arguedas, amigo y colaborador de él, tomó a su cargo el Gabinete de Trabajo del Instituto de Etnología, que dirigía Matos en San Marcos, bajo la supervisión de Valcárcel.  Arguedas, para entonces, acababa de regresar de España donde había investigado y escrito su tesis doctoral sobre Las Comunidades de España y del Perú. Ya para entonces Arguedas era un reconocido escritor peruano y andino y su novela Todas las Sangres motivó en 1965 una mesa redonda en el IEP en donde participó Matos, Alberto Escobar, Henri Favre, Aníbal Quijano, José Miguel Oviedo y otros. Una re-edición de este conversatorio, sobre el cual Arguedas quedó muy decepcionado, fue publicada inicialmente por Alberto Escobar con el título de ¿He vivido en vano? La Mesa Redonda sobre “Todas las Sangres” del 23 de junio de 1965  (Lima: IEP, 1985) y ha sido re-editada por Guillermo Rochabrún en una edición incluye un disco compacto con las voces de los participantes (Lima: IEP, 2000).

En este sentido, hasta cierto punto, el “best seller” de José Matos Mar, Desborde Popular y Crisis del Estado. El Nuevo Rostro del Perú en la Década de 1980 (Lima: IEP, 1984, edición original; hasta el 2001 habían cinco ediciones más y luego el mismo Matos publicó lo que podría ser un segundo volumen, para actualizarlo hasta los años de hoy) fue una culminación de sus estudios urbanos y de su percepción de los cambios en el Perú rural luego de la reforma agraria de los años 1969-1980 y del surgimiento de Sendero Luminoso, al que él veía como un “desborde” que el Estado peruano no podía controlar.  Así, solo me bastaría terminar con una nota marginal a su praxis. Junto con Jorge Bravo Bresani y otros, José Matos Mar fue uno de los creadores del Movimiento Social Progresista de los comienzos de la década de 1960 y, para entonces, cercano al arquitecto Fernando Belaunde Terry, líder del partido Acción Popular y Presidente de la República del Perú entre 1963 y 1968 y, después, entre 1980 y 1985.  Recuerdo haber ido con José Luis Rénique y él al Palacio de Gobierno a entregarle un ejemplar de las Memorias de Luis E. Valcárcel al Presidente Belaunde, aunque para entonces ya estaban políticamente más alejados, debido al desprecio que Belaunde tenía por las reformas de Velasco (lo habían sacado de Palacio a la fuerza el 3 de octubre de 1968) y el espíritu más matizado que Matos tenía con relación a ellas (ver sus libros al respecto).  Matos siguió asesorando presidentes incluyendo Ollanta Humala, según reportajes y entrevistas periodísticas, y aunque nunca buscó una curul o fue Ministro de Estado, el IEP actuó como el “think tank” o diseñador de políticas públicas que hasta ahora es, cumpliendo dentro de la sociedad peruana en general una función de análisis y contribución prospectiva.  Pero, “en tiempos de Matos”, como se suele decir en el IEP, la Historia y la Lingüística y la Literatura, tenían un rol mayor del que ahora tienen en ese importante centro de estudios y de investigación del país.


  1. Barrington Moore Jr.: Social Origins of Dictatorship and Democracy. Lord and Peasant in the Making of the Modern World. Boston: Beacon Press, 1966. El libro se encontraba en la biblioteca de Ciencias Sociales de la PUCP.
  2. Luis E. Valcárcel: Memorias. Editadas por José Matos Mar, José Deustua C. y José Luis Rénique. Lima: IEP, 1981; segunda edición Lima y Cusco: IEP y Ministerio de Cultura, 2015, gracias a las labores de Fernando Brugue Valcárcel. Ver al respecto www.centroluisevalcarcel.com
  3. José Deustua y José Luis Rénique: Intelectuales, Indigenismo y Descentralismo en el Perú. Cusco: Centro Bartolomé de las Casas, 1984, XIV.
  4. El proyecto de recopilar las memorias de Valcárcel en verdad comenzó con Ana María Soldi en 1970, quien lo entrevistó por semanas, lo que luego se complementaría con la labor de María Eugenia Núñez y, más tarde, José Luis y yo.  Luis E. Valcárcel es el autor de Etnohistoria del Perú Antiguo. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1959, uno de los orígenes de la Etnohistoria en el Perú. Los otros orígenes estarían vinculados a los trabajos de María Rostworowski, John Murra y Franklin Pease G.I., a partir de los años 1950 y 1960 del siglo pasado.
  5. Ver al respecto Gabriel Escobar: Sicaya, Cambios Culturales en una Comunidad Mestiza Andina. Lima: IEP, 1973.