Las elecciones presidenciales y congresales de 2011 muestran que la región de Cusco se ha convertido en un bastión del Partido Nacionalista. Solo en Puno los nacionalistas han obtenido un mejor resultado en la votación presidencial, con el 62,7% de los votos válidos frente a los 62,6% que cosecharon en Cusco. Sin embargo, mientras que en Puno, pese a haber recibido 204.998 votos, Ollanta Humala solo tendrá tres de los cinco parlamentarios, en el Cusco, con 255.344 votos, se ha quedado con las cinco curules en juego. Veamos a continuación los antecedentes de estos resultados y algunas de las probables razones que los explicarían.
Ya en 2006, los resultados que obtuvo Humala en el Cusco fueron apabullantes, con el 57,1% de los votos válidos. Su lista congresal en esa oportunidad cosechó casi 150.000 votos, lo que se tradujo en cuatro puestos en el Parlamento, quedando el quinto para el Partido Aprista, que obtuvo 74.152 votos. En esa ocasión, recordemos, Humala fue en alianza con Unión con el Perú, y en las listas parlamentarias miembros de esta última agrupación tuvieron un cupo importante. Así, en el Cusco, dos de los parlamentarios elegidos, Oswaldo Luizar y Víctor Mayorga, pertenecían a las filas de UPP, y los otros dos, María Sumire e Hilaria Supa, al Partido Nacionalista.
Si en su momento se consideró que UPP, al actuar de vientre de alquiler, se benefició grandemente con buen número de escaños parlamentarios, Cusco parecía la excepción. Aquí la presencia de UPP era fuerte, pues esta agrupación había heredado los réditos políticos de uno de sus fundadores, el recordado líder cusqueño Daniel Estrada. Además, en las elecciones regionales los aliados compitieron por separado y el triunfo de lejos fue para Unión por el Perú, cuyo candidato, el periodista Hugo Gonzales Sayán, llegó a la presidencia regional con el 32,6% de los votos, en tanto que los nacionalistas quedaron en el quinto lugar, con tan solo 8,85% de la votación. El único resultado resaltante que consiguieron los partidarios de Humala en esas elecciones fue la alcaldía de uno de los distritos de la provincia de Cusco, el de San Sebastián, donde salió elegido el arquitecto Jorge Acurio.
Es de la mano de este cuajado político que los humalistas se cobraron la revancha en las últimas elecciones regionales. Contra todo pronóstico, en efecto, Acurio, estrenando el membrete de Gana Cusco, obtuvo el 33,4% de los sufragios y no tuvo necesidad de competir en segunda vuelta con quien había partido como el gran favorito, el empresario Máximo San Román. Este, con su movimiento regional Pan, tuvo que contentarse con el 25,71% de los votos. Cabe señalar que el triunfo de Acurio fue atribuido por la prensa local al liderazgo personal de este y no a un sostenido trabajo partidario. Esto, a la luz de los resultados presidenciales y congresales, parece un doble error de apreciación, pues se pasó por alto que el Partido Nacionalista no quiso correr el riesgo de presentar candidatos regionales y municipales en otras jurisdicciones, y si lo hizo en Cusco fue seguramente porque confiaba no solo en el arrastre electoral de un ex alcalde distrital, sino en los avances que habían hecho entre una elección y otra. Sobre el particular volveremos más adelante.
Las batalla por el Congreso
Si los resultados electorales dependieran solamente de los recursos económicos invertidos en las campañas otro gallo cantaría ahora en Cusco. Perú Posible tuvo como invitado en su lista al empresario Teodoro Ortiz, quien a punta de empeño e inventiva se ha convertido para los cusqueños, junto a Máximo San Román, en la personificación del éxito económico, con una empresa, Incasur, que se ha posicionado en el mercado nacional y pronto venderá acciones en la bolsa. Ortiz, quien fuera invitado personalmente por Alejando Toledo para integrarse a la lista de la chakana, no solo desplegó una publicidad que fue considerada por sus contendores como competencia desleal (por la cantidad de dinero que estaba en juego y que ningún otro candidato se podía permitir), sino que en general apuntaló la presencia de Perú Posible en los medios de comunicación y en los grandes paneles publicitarios.

Salvo los partidarios de Humala, los demás parecían representarse a sí mismos y no a una agrupación política. De hecho, los candidatos más pudientes de Perú Posible tenían local propio de campaña, y lo mismo ocurría en algunas otras tiendas.

Algo similar, aunque a menor escala, ocurrió con otros candidatos, como el abogado Edward Yábar Gutiérrez, que encabezaba la lista de Solidaridad Nacional y se decía que estaba vinculado a importantes empresas turísticas; el empresario Edwin González Muñiz, número dos en Perú Posible y gerente de uno de los hoteles más lujosos de la ciudad; y el abogado Víctor Boluarte, el uno en la lista del APRA, y que supo aprovechar muy bien las bondades de competir por el partido de Gobierno. Aunque favorecidos todos por el voto preferencial, ninguno consiguió un lugar en el Parlamento ante la abrumadora votación de la lista de Gana Perú.
Ya que estamos hablando de la performance individual de los candidatos, habría que hacer notar que, salvo los partidarios de Humala, los demás parecían representarse a sí mismos y no a una agrupación política. De hecho, los candidatos más pudientes de Perú Posible tenían local propio de campaña, y lo mismo ocurría en algunas otras tiendas. En cada lista, además, abundaban los candidatos invitados, y cada uno de estos manifestaba que de llegar al Parlamento haría valer su posición personal (ver al respecto mi artículo “Mujeres en campaña” en la revista Parlante 107: http://revistaparlante.com/). Esto fue extremo en el caso de la Alianza por el Gran Cambio, donde Kilder Fuentes, el candidato que iba con el número cinco representando al Partido Humanista, manifestó no saber a qué partido de la alianza representaba el número uno de la lista, Vidal Pino.
Los resultados finales, en todo caso, son reflejo de estas campañas individuales con votaciones destacadas para cada uno de los mencionados, aunque insuficientes para asegurarles un escaño parlamentario. Tras Gana Perú (255.000 votos), el mejor resultado en listas congresales lo obtuvo Perú Posible con 44.000, seguido de Fuerza 2011 con 42.000, Solidaridad Nacional con 32.000, el APRA con 30.000 y finalmente la Alianza para el Gran Cambio, de PPK, con 30.000. Como se ve, la presencia de Máximo San Román en la plancha presidencial de PPK no se tradujo en una votación regional a favor de esta alianza (ver Cuadro 1).
Cuadro 1. Distrito electoral del Cusco
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Otro punto a tener en cuenta, y que redunda a favor de lo ya manifestado en el sentido de que Gana Perú se presentó como un agrupación más sólida, es que de sus cinco parlamentarios, cuatro son militantes de este partido y el quinto pertenece a un movimiento que suscribió una alianza en el ámbito regional con los nacionalistas, APU. Se trata de Hernán de la Torre Dueñas, quien fuera alcalde de la provincia de La Convención. Su elección, dicho sea de paso, confirma la que ya se ha vuelto una constante de la política cusqueña: los convencianos, dueños del gas de Camisea y de una fuerte identidad local, siempre colocan a un parlamentario. En las elecciones de 2006 fue el representante del Partido Aprista Luis Wilson Ugarte, médico que demás obtuvo el mayor número de votos preferenciales, 37.000. En esta ocasión, el profesor Hernán de la Torre se tuvo que conformar con el segundo lugar, 46.403 votos frente a los 47.081 de Verónica Mendoza, que encabezó la lista de Gana Perú.
La número uno
Con 30 años de edad, Verónica Mendoza será una de las parlamentarias más jóvenes en el siguiente Congreso. Ella tiene una licenciatura en Psicología por la Universidad París VII y una maestría en Antropología en la Sorbona Nueva de la capital francesa. Fue allí precisamente donde conoció a Ollanta Humala y donde empezó su activismo político, primero en asociaciones de peruanos residentes en Francia y después en un grupo de apoyo al Partido Nacionalista conformado en ese país.

La labor de construir una agrupación política desde las bases es mal vista por las dirigencias porque tienen temor a la fiscalización de los grupos organizados y por miedo a la democracia interna, que se traduciría en que las decisiones se tomen desde las bases.

A su retorno al Perú en 2007 entró a apoyar en la Oficina de Relaciones Internacionales de su partido, pero luego optó por el trabajo de bases en el Cusco, orientando sus esfuerzos a los comités de jóvenes y de mujeres. Con este primer grupo desarrolló escuelas de formación política y con las mujeres conformó la Coordinadora de las Mujeres Nacionalistas en Cusco.
¿Cuáles son las lecciones que ha sacado de su experiencia esta joven política? La primera, que la labor de construir una agrupación política desde las bases es mal vista por las dirigencias porque tienen temor a la fiscalización de los grupos organizados y por miedo a la democracia interna, que se traduciría en que las decisiones se tomen desde las bases. Y la segunda, que las mujeres que entran a la política deben luchar contra las actitudes machistas en sus propios partidos, que excluyen a las militantes de los espacios de decisión y las confinan a cocinar en las parrilladas o al cargo de secretarias de actas.
Evaluando la campaña en las elecciones regionales, Verónica Mendoza manifiesta que esta demandó un gran esfuerzo de los comités de base en el Cusco, provocando incluso mucho desgaste. La campaña presidencial, por otra parte, la enfrentaron con un comité de coordinación regional que tenía preeminencia en las decisiones, y ya después se dejaba libertad para que cada candidato aprovechase los espacios en los que tenía más reconocimiento y en los que podía ganar más votos.
La cara oculta
Además de que, a juzgar por las declaraciones de Verónica Mendoza, los nacionalistas parecen estar abocados desde las anteriores elecciones al trabajo esforzado y silencioso de fortalecer su agrupación política, es indudable que factores que son de manejo público también actuaron a su favor.
El Cusco, al igual que otros departamentos de la sierra, abunda en indicadores que dan cuenta de las enormes desigualdades de nuestro país. Así, por citar solo dos, la pobreza en la sierra rural sigue afectando al 65,6% de la población y la pobreza extrema, al 33,2%, esto para el año 2009 según cifras del reciente estudio del Banco Mundial Perú en el umbral de una nueva era. Y si se toma el Informe sobre Desarrollo Humano 2009 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) hecho público en 2010, la región del Cusco se encuentra en decimoséptimo lugar entre las 24 del país. Y por provincias tiene a la de Paucartambo en el último lugar del ránking de desarrollo humano, el 195, con otras cinco igual de deprimidas: Paruro en el lugar 190, Acomayo en el 189, Quispicanchis en el 183, Canas en el 182 y Chumbivilcas en el 175.
El mitin de cierre de campaña de Ollanta Humala en el Cusco recordó, por la multitud que se congregó en la plaza Túpac Amaru, a los que convocaban los partidos en los años ochenta del siglo pasado. Los asistentes pertenecían mayoritariamente a esos estratos sociales que alimentan estadísticas como las antes reseñadas. Era notoria también la presencia de jóvenes de ambos sexos de la misma condición social. Las expectativas de todos estos cusqueños son las que se tradujeron seguramente en la alta votación de Humala y su lista congresal.
Las lecturas que se pueden hacer de los resultados electorales en Cusco, en todo caso, pueden ser, entre otras, dos. Estaríamos, como señaló hace poco Julio Cotler en una entrevista televisiva publicada luego por el diario La República en su edición del 14 de mayo de 2011, ante entidades regionales provincianas que se traducen en un voto antilimeño. Podría ser también que dichos resultados sean expresión de las enormes desigualdades regionales en nuestro país e incluso en el interior de las propias regiones, caso de la provincia de Cusco frente a casi todas las demás regiones del país.

* Escritor cusqueño. Editor de la revista Crónicas Urbanas, publicada por el Centro Guamán Poma de Ayala de Cusco.