Importantes evoluciones tuvieron lugar en el debate sobre las políticas culturales en el Perú en el transcurso de la primera década del siglo XXI. El proceso de reinstitucionalización del gremio cultural llevó a la creación del nuevo Ministerio de Cultura en julio de 2010. La necesidad, por parte del Estado, de dar mayor y mejor apoyo a la cultura y a las artes se evidenció a través del trabajo desarrollado por la Agencia Española de Cooperación, que organizó una consulta nacional en colaboración con el Instituto Nacional de Cultura (Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo [AECID] 2009). Anteriormente, las políticas culturales en el Perú habían sido principalmente dedicadas a la conservación y valorización del patrimonio, tangible o inmaterial; estas políticas estaban implementadas por el Instituto Nacional de Cultura (INC), una institución que había perdido credibilidad y estaba acusada de ineficiencia y corrupción (Tello Rozas y Urbano 2008).
Mucho ha sido escrito sobre las políticas y los retos de la conservación del patrimonio en el Perú; mucho menos ha sido publicado sobre las relaciones entre expresiones artísticas contemporáneas y políticas culturales. Cortés y Vich (2008) publicaron un extenso estudio y plegaria a favor de la renovación del concepto de política cultural en el país. Desafortunadamente, no se cuenta con muchas más fuentes sobre el tema. Este artículo tiene como propósito llenar en parte el vacío en la literatura académica sobre uno de los aspectos que se deben tomar en cuenta a la hora de redefinir las políticas públicas de apoyo a las artes y a la cultura: las artes escénicas.
El mundo del teatro ha sido documentado en publicaciones académicas, pero solamente desde un punto de vista artístico. En cuanto a políticas públicas, la ausencia de datos es una enfermedad crónica, y más todavía en el campo de la cultura y las artes. No tenemos conocimiento de ningún estudio que haya intentado describir de manera exhaustiva el estado general de las actividades y prácticas artísticas (incluyendo a las artes escénicas) en el país. Un reporte publicado por el Instituto de Investigación de la Escuela de Turismo y Hotelería de la Universidad San Martín de Porres (2005) menciona solamente a los elencos del INC, dejando de lado la mayor parte de la producción en el campo: las compañías y grupos independientes rebasan por mucho, cualitativa y cuantitativamente, las producciones de los elencos del INC, en las tres disciplinas cubiertas por este estudio.
En este artículo, presentamos las grandes conclusiones de un estudio global sobre las condiciones de producción de las artes escénicas en el Perú. Este estudio, realizado en el marco de una tesis de Maestría, tenía como propósito: 1) establecer un perfil socioeconómico de los artistas escénicos peruanos (que no trabajan en un elenco del INC); 2) apoyándonos en la literatura académica sobre el tema, describir las condiciones económicas de producción de las artes escénicas en el Perú, en un tiempo que ha sido descrito en los medios de comunicación como un boom del teatro, por lo menos en la capital; 3) ubicar al campo de las artes escénicas dentro de la sociedad peruana, estudiando la relación entre los grupos y sus públicos, los medios de comunicación, el sistema educativo, etc.; y 4) en relación con el debate sobre la redefinición de las políticas culturales en el Perú, presentar las necesidades y esperanzas de las compañías y grupos de artes escénicas en el país (esta cuarta parte es el objeto de este artículo).
Desde el punto de vista económico, el apoyo del Estado a las artes ha sido justificado por múltiples autores, quienes reconocen también la deseabilidad social de las artes. Para Baumol y Bowen (1966), un apoyo público es necesario para proveer un acceso más igualitario de todos a las artes y aumentar el nivel general de educación de una población. Además, las artes benefician a la sociedad en su conjunto, ya que se definen como bienes públicos, en oposición a los bienes de mercado. Para Throsby (1994), el apoyo a las artes puede considerarse un deber del Estado. La opinión pública, en general, está a favor de este respaldo, que permite combatir los comportamientos rentistas de algunos agentes del medio. El apoyo puede cobrar la forma de una serie de medidas que permiten desarrollar los gustos de los consumidores (los espectadores), que tienen acceso a información limitada (ya que, sin apoyo del Estado, la oferta de espectáculos es mucho más escasa). Towse (1994) añade a estos argumentos la incidencia indirecta y el efecto multiplicador de las actividades sobre la economía en general, así como el incremento en el prestigio y orgullo nacional que procuran una cultura y una escena artística vivas y activas.
Según Baumol y Bowen (1966), los grupos de artes escénicas no tienen más remedio que recibir, a largo plazo, el apoyo de sponsors y donadores externos, en particular del Estado, que se considera en muchos países una fuente de ingresos más estable que los patrocinadores privados, sujetos a la coyuntura económica. Sin embargo, este no es el caso del Perú, donde las políticas públicas carecen de sostenibilidad a largo plazo. Por lo tanto, preguntamos a los grupos qué soluciones preferirían: ¿necesitan o quisieran recibir apoyo por parte del Estado? En caso de que sí, ¿qué forma debería tomar este apoyo?
El mayor problema es la disponibilidad, accesibilidad, ubicación y construcción de lugares adecuados para la práctica de las artes (ensayos, clases) y la presentación de espectáculos.
- El mayor problema es la disponibilidad, accesibilidad, ubicación y construcción de lugares adecuados para la práctica de las artes (ensayos, clases) y la presentación de espectáculos. Varios programas relativamente sencillos y poco costosos podrían ofrecer un rápido éxito, como por ejemplo la renovación de las viejas casonas que se derrumban en todos los centros históricos de las ciudades peruanas, permitiendo dedicar estos espacios a la creación y a la educación artísticas. La política de grandes obras (simbolizada por la renovación del Teatro Municipal y la construcción del Teatro Nacional en Lima) no es la respuesta adecuada a las necesidades concretas expresadas por los que hacen la cultura peruana día a día: estos lugares acogerán grandes producciones y tours de artistas internacionales, pero no proveerán a los grupos nacionales la infraestructura mucho más modesta que necesitan para trabajar.
- La educación y las artes: los entrevistados insistieron en la necesidad de presentar funciones especiales para un público escolar, directamente en las escuelas o en horarios especiales en los teatros, o, por otro lado, en que las autoridades deberían contratar a los grupos para implementar talleres artísticos en las escuelas. Esas acciones generarían un ingreso para los grupos y reforzarían la política educativa del país.
- Apoyar la difusión y la promoción de contenidos artísticos, con un doble objetivo: dar apoyo financiero a los grupos y proveer a públicos más numerosos una mayor oferta de educación y recreación a través de las artes. Estos propósitos se alcanzarían por medio de festivales, presentaciones en espacios abiertos (las municipalidades se harían cargo, por ejemplo, de pagar a los artistas, de modo que la presentación sea gratuita para el público 3) o dando una mayor importancia a las artes en los canales de televisión pública.
- La creación de fondos concursables para la producción o promoción y el incremento en la subvención directa a los grupos: lo más remarcable es la poca cantidad de veces que este tipo de medidas fue mencionado, como si la mayoría no pensara que fuera una demanda realista. El miedo a que estos fondos sean distribuidos de manera poco transparente o por amiguismo explica en parte este resultado.
- Propiciar mayores oportunidades para que los grupos sigan refinando su práctica a través de talleres, por ejemplo, en aspectos técnicos (luces, sonido, etc.) o de gestión.
- La federación de un medio fragmentado: el Ministerio podría ayudar a generar un diálogo al articular una estructura que representaría al medio y sería su interlocutor.
- La realización de estudios detallados sobre el entorno antes de tomar cualquier medida: para evitar el amiguismo y un desgaste de dinero en programas inútiles, es necesario que el Ministerio mejore su conocimiento de las especificidades del medio. El trabajo emprendido por el Ministerio en sus primeros meses abrió una vía interesante: empezó a registrar las compañías existentes y los lugares de difusión (Daniel Alfaro, comunicación personal, 30 de septiembre de 2011); tal registro no existía hasta entonces. El proceso fue reconocido y apreciado por varios entrevistados, quienes saludaron la muestra de buena voluntad y la apertura de este diálogo con las autoridades.
- Finalmente, aunque muchos entrevistados consideraran una buena iniciativa por parte de gobiernos extranjeros el apoyar a los grupos de artes escénicas para viajar a otros países y participar en festivales, uno solamente mencionó este tipo de programa como uno de los que se podrían implementar en el Perú. Una explicación similar al caso de los fundos concursables se impone: muchos pueden haber pensado que, de todos modos, es impensable imaginar tal forma de apoyo por parte del Gobierno peruano; otros pueden haber temido la forma en la que estos fondos serían adjudicados.
Los retos son numerosos y concomitantes: el Ministerio de Cultura debe consolidarse como entidad administrativa y, a la vez, comprobar que es capaz de escapar al burocratismo que desacreditó al INC.
http://www.peruculturaydesarrollo.com/docs/Informe%20AECID-INC%202008-2009.pdf
- El cuestionario que sirvió de guion a las entrevistas fue aprobado previamente por el Comité de Revisión Ética de la Florida International University. ↩
- Las entrevistas tuvieron lugar antes de algunos cambios en el Gobierno, en diciembre de 2011, que vieron al señor Luis Peirano tomar el cargo de ministro de Cultura en remplazo de la señora Susana Baca. ↩
- Este es el modelo adoptado por la actual municipalidad, a través del programa Cultura Viva. ↩
Excelente artículo, muestra de manera breve, clara y concisa el contexto cultural que se vive en el Perú. Visibiliza problemáticas, necesidades y retos que el Ministerio de Cultura tiene para con la ciudadanía.