Los primeros meses de este año (que en nuestro país coinciden con el verano, el calor y las lluvias) han constituido un periodo de relativa calma política. Además, el conflicto social y político más importante de finales del 2011, el que se generó alrededor del proyecto Conga y que incluso precipitó la caída del primer gabinete del nuevo gobierno, entró de lleno en un claro compás de espera. En buena cuenta a la espera también de lo que el peritaje internacional concluya sobre las condiciones y las posibles repercusiones ambientales de este proyecto. Es más, muchos de los acontecimientos políticos más comentados de estos últimos meses se ajustan a las típicas situaciones en las que se ven envueltos las autoridades del gobierno en nuestro país: el uso de sus atribuciones no para generar discusiones y proponer cursos de acción en torno a las políticas del Estado sino para favorecer abiertamente asuntos e intereses personales o partidarios. Sin embargo, a finales de marzo, es altamente probable que este periodo caracterizado por una baja intensidad política y por situaciones conocidas empiece a llegar a su fin. Con este cambio de ritmo, volverán tarde o temprano los asuntos que quedaron pendientes o que entraron en un periodo de latencia y que obligarán al gobierno y a sus autoridades a tomar decisiones de gobierno. Con ello, volverá también la discusión sobre la naturaleza y orientación del gobierno de Ollanta Humala.
Los pendientes aludidos no solo tienen que ver con asuntos o acontecimientos recientes como, por ejemplo, el conflicto y la negociación en torno a si el proyecto Conga va o no va (y a cómo va si es que finalmente el gobierno decide seguir adelante) o las expectativas y frustraciones en torno a la tan esperada ley de Consulta de Previa a los Pueblos Indígenas u Originarios. Tienen también que ver con eventos importantes que ocurrieron hace 20 años o más. Por ejemplo, el más reciente episodio generado por el Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales (MOVADEF) que intentó hacer efectiva su inscripción como una organización política en los registros del Jurado Nacional de Elecciones. Muy probablemente como parte integral de su estrategia para poner fin a lo que consideran una “persecución política” contra los comunistas, marxistas-leninistas, y el Pensamiento Gonzalo; y para lograr una amnistía general para civiles, militares y policías condenados por sus acciones durante el conflicto interno de los ochentas y noventas. Coincidentemente, estamos también muy próximos a que se cumplan 20 años del autogolpe del 5 de abril de 1992 que, entre otras cosas, significó la instalación de un nuevo régimen autoritario y un claro retroceso en relación con el desarrollo y consolidación de nuestras instituciones políticas democráticas, de un estado de derecho y de una ciudadanía cada vez más efectiva en nuestro país.
Sin duda, todas estas reflexiones y preguntas jugaron un rol fundamental en los diferentes momentos en los que se planificó el contenido de esta nueva publicación de Argumentos. Por este motivo, el tema de nuestra sección central es la situación de la democracia en el Perú a 20 años del 5 de abril de 1992. Esta sección incluye una entrevista a Julio Cotler, a modo de mirada de conjunto sobre lo que significó esta experiencia para la historia de nuestro país; y una serie de artículos mucho más temáticos donde se busca discutir, sobre todo, el contenido y la persistencia de sus legados políticos, sociales, económicos y culturales. En esa línea, Yusuke Murakami ofrece una reflexión sobre el estado actual de la política peruana desde una perspectiva fundamentalmente institucional; Jorge Valladares aborda la relación entre el Ejecutivo y el legislativo antes, durante y después de 1992; y Adriana Urrutia presenta y discute una serie de dilemas que enfrenta el fujimorismo en la actualidad.
De igual modo, la sección Violencia y Memorias en Conflicto (una nueva sección en nuestra revista) incluye dos artículos. El primero, de Ponciano del Pino y Sebastián Muñoz-Nájar sobre transmisión de memoria y educación; y el segundo de Sebastián Muñoz-Nájar en torno a las negociaciones inter-generacionales alrededor de los proyectos y memorias de los afectados por la violencia en Ayacucho. Por su parte, en la sección sobre coyuntura tenemos un artículo de Jorge Morel sobre el impacto de la crisis económica en los sistemas políticos europeos a partir del caso español; mientras que en la sección Cultura y Sociedad, Julio Vargas escribe sobre diferentes representaciones del conflicto de Conga en el carnaval de Cajamarca. Finalmente la sección Crítica y Reseña, contiene un ensayo de Martín Tanaka sobre quien fuera uno de los intelectuales peruanos más importantes y originales en las últimas décadas: Carlos Franco (1939-2011); y la intervención de Anahí Durand durante la reciente presentación del libro Apogeo y Crisis de la Izquierda en el Perú, editado por Alberto Adrianzén.
Deja un comentario