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Después de elegir el 2018 a la quinta generación de Gobernadores Regionales, es importante repensar en uno de los principales problemas del Perú: la corrupción.  A nivel subnacional, el caso de corrupción más conocido fue el gobierno César Álvarez (2007-2014) en la región de Áncash, ya que presuntamente construyó una organización criminal o red de corrupción desde dentro el gobierno. El objetivo de este breve artículo es analizar el caso de Álvarez a partir de la teoría de las redes criminales. El tema es importante para identificar la complejidad que adquiere la corrupción. El caso Álvarez se estructuró en base a redes locales y nacionales que se caracterizaron por los siguientes elementos: (i) llevar a cabo actividades ilícitas, (ii) tener como aliciente recursos económicos, (iii) fortalecer sus lazos a través de redes clientelares, entre otros. Estas redes de corrupción se estructuran en todos los niveles de gobierno y se basan en actores claves que manejan recursos económicos y capital social, y se organizan a partir de proyectos delictivos. Es necesario combatir estas redes puesto que se tornan peligrosas para los ciudadanos al vincularse a sicarios u actores relacionados a economías ilegales.

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