Las autoras del presente texto muestran el dilema que enfrentan los docentes peruanos ante la ambigüedad de los dictados del Estado en términos de educación básica. Por un lado, se ha adoptado un enfoque que busca fomentar el desarrollo de capacidades (antes que contenidos precisos), así como cultivar el espíritu ciudadano y democrático de los alumnos. Sin embargo, ello convive con una medición del éxito escolar a partir de una prueba de rendimiento estandarizada (con la ECE como instrumento central) que privilegia la transmisión de conocimientos más tradicional. En el aula, por tanto, son los propios docentes quienes deben ejercer discrecionalidad y usar las herramientas que les son más cercanas (y no necesariamente las ideales) para resolver esta contradicción.
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