Cavero, Ranulfo (2012). Los Senderos de la destrucción. Ayacucho y su universidad. Ayacucho: Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, Instituto de Investigación de la Facultad de Ciencias de la Educación.

Es necesario pensar la universidad no como un espacio de tránsito entre la escuela y la vida profesional, sino como un recinto cargado de historia y significado, que ayuda a modelar la individualidad de los estudiantes, quienes finalmente son los que intervienen en la esfera pública. Un espacio que posee una lógica propia. La universidad, en especial la pública, debe convertirse en un punto de agenda importante en las ciencias sociales; un lugar que debe ser investigado, comprendido y analizado. Esto tanto a nivel institucional como a nivel de sus actores.
Oscilamos entre las reformas y la violencia, entre la invisibilización de lo que ocurre en estos espacios y la indiferencia. La crisis de la universidad pública (“como toda institución estatal”, una vez me dijeron) es una crisis de nosotros mismos, al no saber o no poder diagnosticar bien los problemas. Paradójicamente, se realizan conversatorios (en Lima) sobre hacia dónde va la universidad peruana o acerca de la relación entre universidad, empresa y Estado. Responder la primera pregunta implica que estamos en un lugar fijo (¿tal vez estático?), y que nos movemos hacia un sitio presumiblemente mejor. Pero también denota incertidumbre, ya que nos intriga el futuro de esta institución: las universidades peruanas se dirigen hacia diferentes rumbos. En cuanto a lo segundo, tendríamos que pensar en el nexo que une universidad, empresa y Estado, pero sobre todo preguntarnos: ¿cómo y para quién funcionan la universidad, la empresa y el Estado?
Las preguntas esbozadas exceden la reseña de este libro. Son más bien provocaciones. A la vez, son el marco en el que se inserta la obra de Ranulfo Cavero, antropólogo ayacuchano.Senderos de la destrucción continúa la exploración sobre la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga (UNSCH). Se podría decir que es la segunda parte de UNSCH… “Imposible es morir”… Universidad satanizada, asfixiada y violentada (Huamanga: UNSCH, 2005). Y hay un doble mérito para el autor: por una parte seguir reconstruyendo la historia de la UNSCH, especialmente durante el conflicto armado interno, esta vez con datos más precisos y abundantes testimonios: Ranulfo Cavero hace una arqueología de la institución donde se formó. 1
Es por eso que con esta reseña se busca hacer existir este libro para la comunidad académica y sumar nuevas voces para el estudio de instituciones y fenómenos problemáticos, como fue la particular (y también fatal) convivencia e interacción entre profesores, estudiantes y trabajadores de la UNSCH y los miembros tanto de Sendero Luminoso como de los agentes estatales y paramilitares.
Entrando al libro en sí, podemos percatarnos de que se trata de un trabajo académico y a la vez testimonial. En palabras del autor, es una “visión de dentro hacia fuera”. Las preguntas que se intentan responder son:
  • ¿Cómo fue el desarrollo académico y político de la Universidad de Huamanga desde su reapertura hasta 1980 dentro de una constante satanización y agresión violenta que sufrió de “ambos senderos”?
  • ¿Cómo afectó a la Universidad de Huamanga la violencia política de los sectores en pugna, cuál fue el papel que cumplieron los actores sociales y cómo respondió institucionalmente la universidad frente a dicha agresión?
  • ¿Qué hechos significativos marcaron más las memorias colectivas emblemáticas existentes sobre la violencia política en la universidad?
  • ¿Cuáles son los principales nudos convocantes de la memoria colectiva?
  • ¿Qué retos actuales y futuros le esperan a la Universidad de Huamanga luego de haber sufrido muchos años la violencia política, situación que trastocó su quehacer institucional?
Vemos que el motivo conductor de la investigación es que se tiene una universidad “herida”. Pero esto no fue siempre así, o al menos no en gran parte.
El primer capítulo del libro es de contextualización histórica. Vemos que, desde su reapertura en el año 1959, la UNSCH reinicia sus actividades en un contexto regional de pobreza extrema, injusticia, conflictos sociales y analfabetismo, por lo que será muy sensible a toda la problemática social y hará suyos los problemas de los sectores necesitados. Cabe señalar que la universidad se desarrolló con una concepción moderna para su tiempo, pero en un entorno conservador, por lo que será tildada de “atea y comunista”, especialmente por miembros de la Iglesia.

Había en los jóvenes relaciones de fascinación y odio con la universidad. Fascinación porque la universidad alimentaba las expectativas de los alumnos; pero también odio porque estas expectativas, quizá demasiado acentuadas, no se materializaban.

Otro proceso retratado es la proliferación de “las izquierdas” y sus disputas entre grupos, que se reflejan principalmente en el mando de la Federación de Estudiantes. Asimismo, la presión de Abimael Guzmán en el consejo Ejecutivo de la UNSCH hace que se realicen cambios curriculares en los cursos donde, por ejemplo en enfermería, el curso de Introducción a las Ciencias Sociales tenía como ejes: “Base y superestructura de la sociedad” o “La Revolución social como cambio”, etc. La espera inminente del socialismo, señala el autor, se dio en momentos en que había en los jóvenes relaciones de fascinación y odio con la universidad. Fascinación porque la universidad alimentaba las expectativas de los alumnos; pero también odio porque estas expectativas, quizá demasiado acentuadas, no se materializaban.
La otra guerra, el enfrentamiento entre formas de pensar y actuar de los intelectuales, es el tema principal del segundo capítulo. Tenemos, pues, simpatizantes con Sendero Luminoso e indiferentes, creyentes y críticos. Es así que este grupo subversivo deja una herencia política e ideológica en muchos estudiantes, a la vez que formaba tanto en ellos como en algunos profesores un habitus autoritario (especialmente en las facultades de Educación, Ciencias Sociales y Agronomía), el cual se refleja en la pasividad y asimilación de un discurso marxista deformado, en el paporreteo de citas descontextualizadas de los manuales soviéticos. Ni la prensa escrita ni los medios de comunicación enfrentaron el autoritarismo existente, aun cuando la UNSCH estaba siendo satanizada y estigmatizada como “nido de terroristas”. Quedan rezagos todavía de esta cultura del silencio.
Ranulfo Cavero retrata y en ciertos casos denuncia a los actores sociales que aparecieron entre los años 1980 y 1999. En primer lugar está Sendero Luminoso, cuyas acciones el autor señala en tres periodos: el primero de 1980 a 1982, que enfatiza el ataque al fundo Allpachaka; el segundo de 1983 a 1987, cuando la UNSCH se encuentra en un proceso de militarización; y el tercero de 1988 a 1991, cuando destacan las acciones de los grupos paramilitares. Luego se presenta el accionar del Estado peruano, cuyos intentos eran intervenir y reorganizar la universidad, y el comando Rodrigo Franco, responsable de detenciones, daños a la infraestructura universitaria, desapariciones y muertes. Destacan los representantes de la Iglesia católica por su rechazo a atender los casos de derechos humanos; las ONG internacionales, que se retiran de la zona; los colegios profesionales, quienes a pesar de lo que sucedía no dejaron de pronunciarse; así como algunos medios de comunicación. Por último, tenemos la respuesta institucional de la comunidad universitaria, quien rechaza toda filiación a Sendero Luminoso, y expresa su indignación y repudio tanto al movimiento armado como a los grupos paramilitares Rodrigo Franco y MATA (Movimiento Antiterrorista de Ayacucho).
La memoria como reflexión sobre la actualidad es el eje del cuarto capítulo. Aquí, el autor presenta cinco memorias emblemáticas: la memoria como castigo, construida desde un sector de la Iglesia; la memoria como estigma y satanización, elaborada a partir del Estado; la memoria como salvación mesiánica de Sendero Luminoso y sus simpatizantes; memoria como “lo peor”, para quienes el comando Rodrigo Franco fue peor que Sendero Luminoso; y la memoria como olvido. Asimismo, son tres los nudos convocantes de la memoria que quedan grabados en el imaginario colectivo de quienes vivieron y sufrieron el conflicto armado interno. Aquí tenemos a los grupos humanos, tanto agresores como víctimas; hechos y fechas que marcaron a la población y en algunos casos fueron considerados puntos de quiebre, y los sitios o restos físicos, es decir, la infraestructura, que al ser violentada quedó cargada de historia.
En síntesis, estamos ante un libro que esperamos inicie un ciclo de investigaciones sobre la universidad y sus estudiantes aquí y ahora, que examine los cambios y continuidades, y que dé cuenta de las pasiones políticas que se están moldeando dentro. No solamente necesitamos investigaciones sobre la universidad peruana, sino para la universidad peruana y sus estudiantes.

* Sociólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú.


  1. En segundo lugar, lograr investigar, escribir y publicar en un entorno donde, según el mismo autor, “cada escuela profesional de la UNSCH cuenta con 300 soles de presupuesto para investigación y publicación académica”.